No voy a votar en Navidad. ¡Estoy harto!

    ¿Qué implicaciones tiene no ir a votar en las terceras elecciones españolas? La sociedad está un poco harta de la clase política que se aferra a su sillón y ya son muchas las voces que repiten: "No voy a ir a votar. ¡Estoy harto!"

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    Papeletas de los partidos políticos /Fuente: EFE
    Papeletas de los partidos políticos /Fuente: EFE

    Habitualmente, cuando un ciudadano decide no ir a votar en unas elecciones en su país suele ser por enfermedad, o por indiferencia, o por descontento con el sistema electoral, entre otras causas.

    Pero a estas alturas del partido, lamentablemente, la razón que aduce una buena parte de la sociedad española, a tenor del runrún de la calle y de lo que se confirma en los actuales mentideros -redes sociales y por mensajería, como WhatsApp – es que, simplemente, estamos hartos, sobre todo de los cuatro grandes partidos: PP, PSOE, Ciudadanos y Podemos.

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    Y más aún de sus candidatos, aferrados a los sillones en vez de tener altura de miras y volver a la esencia de la política como servicio al bien común.

    Hago un paréntesis para traer aquí esta cita: “La comunidad política existe verdaderamente en función de aquel bien común en el cual encuentra su justificación plena y su sentido y del cual deriva su legitimidad jurídica, primigenia y propia” (Gaudium et Spes).

    A la hora de ejercer el derecho al voto, si realmente tenemos decidido no apoyar a ningún candidato, contamos sólo con tres opciones: voto en blanco, nulo o abstención.

    La abstención, en teoría, no favorece ni perjudica a nadie. Simplemente es no ir a votar y, al no existir papeleta, no suma y no afecta a los resultados.

    El voto nulo, tal y como su propio nombre indica, es uno que no es válido por motivos accidentales o intencionados, tales como: incluir una papeleta no oficial o varias de candidatos distintos para el mismo cargo, o fragmentos de varias u objetos extraños, o escribir en la propia papeleta, o tacharla, o marcarla, etc. El voto se anula directamente, en la mayoría de los casos habiendo sido voluntario. Puesto que no cuenta, al igual que en la abstención, no beneficia ni perjudica a nadie.

    La abstención y el voto nulo no cuentan para realizar el reparto de escaños, por lo que no benefician ni perjudican a nadie

    Otra cosa es votar en blanco. El voto en blanco se produce cuando dentro del sobre no hay nada. Este voto sí que es válido puesto que se suma a los votos obtenidos por las diferentes candidaturas para hacer el reparto de escaños. Conforme al sistema d’Hondt utilizado en España, al incluir los votos en blanco, una candidatura necesita más votos para lograr escaño. Así, el voto en blanco perjudica a los partidos pequeños, aunque no es común que las formaciones políticas se queden en el límite del tres por ciento de los votos válidos emitidos necesarios para contar en la circunscripción.

    El voto en blanco y el voto nulo son votos de enfado

    El voto en blanco y el voto nulo son votos de enfado. La diferencia es que el primero denota un acuerdo con el sistema y una falta de identificación con las opciones políticas que se presentan.

    Pero en este punto hay que preguntarse: ¿Qué votante es más dado a no ir a votar o votar nulo o en blanco? ¿El de izquierdas, el de derechas…? Y si no queremos bipolarizarlo, ¿el del PP, C’s, PSOE o Podemos? ¿A quién perjudicaré si no voy a votar o voto nulo o en blanco? Esperemos a las encuestas, en su caso, para responder a esta pregunta más adelante.

    Pero aquí es donde está el quid de la cuestión. En unos resultados tan apretados hay que pensarse muy mucho si el turrón nos pesa en el estómago o el voto en la conciencia, por decirlo de alguna manera. Y si, finalmente, hay terceras elecciones, recuerden que también nos queda la opción de voto por Correo. De momento, aquí, está la información de las autonómicas. Pronto la actualizarán con las generales, creo yo…. Ya imaginan el porqué.

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    Cuenta con más de 20 años de experiencia profesional en redacción de noticias, gestión de contenidos informativos, gestión de medios de comunicación, relación con periodistas y comunicación corporativa. La mayor parte de su carrera profesional la ha desarrollado en Europa Press, donde concluyó su etapa profesional como subdirectora de Sociedad. Ha sido profesora colaboradora de la Universidad San Pablo CEU y de la Villanueva. Ha sido directora adjunta de este diario y ahora es columnista de opinión. Colabora, además, con varios medios de comunicación y desarrolla Comunicación Corporativa para varias empresas y asociaciones. Es licenciada en Periodismo y doctora en Ciencias de la Información por la Universidad San Pablo CEU.