Pedro Muñoz Seca, autor de La venganza de Don Mendo
Pedro Muñoz Seca, autor de La venganza de Don Mendo

La Guerra Civil española dejó numerosos mártires, muchos de ellos ya han sido beatificados e incluso canonizados. La Iglesia, por su parte, sigue con el proceso de 44 mártires asesinados por ser católicos.

Destaca el caso del dramaturgo Pedro Muñoz Seca, que el 28 de noviembre de 1936 moría fusilado en las lomas de Paracuellos del Jarama. Y es que el autor de La venganza de don Mendo estuvo encarcelado desde el comienzo de la guerra en la cárcel de San Antón (Madrid).

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Casado y padre de nueve hijos nunca perdió el buen humor y el ánimo, tanto que se lo infundía a sus compañeros de prisión. A finales de noviembre, tras entrevistarse con el director de la prisión salió exclamando: «¡Nos matan, nos matan! Búsqueme un sacerdote».

Muñoz Seca y otros 43 mártires serán beatificados a causa de la persecución religiosa sufrida en los años 30 en España

Tras confesarse y pocas horas antes de morir, le escribió una carta a su mujer:

«Cuando recibas esta carta estaré fuera de Madrid. Voy resignado y contento. Dios sobre todo. Voy muy tranquilo sabiendo que tú siempre serás el ángel bueno de todos. El mío lo has sido siempre, y si Dios tiene dispuesto que no volvamos a vernos mi último pensamiento será siempre para ti […]. PD: Como comprenderás, voy muy bien preparado y limpio de culpas».

Según Religión en Libertad, el obispo de Alcalá de Henares, monseñor Juan Antonio Reig Pla, presidirá el acto por el que Muñoz Seca y otros 43 mártires serán beatificados a causa de la persecución religiosa sufrida en los años 30 en España. Son 14 sacerdotes diocesanos, 14 religiosos, entre los que se encuentran ocho agustinos, cinco maristas y una clarisa y 16 laicos.

Un proceso de beatificación abierto

Y es que durante los primeros meses de la Guerra Civil, todo el clero de Alcalá de Henares fue martirizado. El ejemplo más claro lo muestran Pablo Herrero, canónigo de la Magistral que entró en el templo, incendiado por los milicianos, para salvar las Santas Formas, pero fue detenido y asesinado días después.

O Rufo Orea, coadjutor de Villarejo de Salvanés, a quien detuvieron en su casa junto a su hermana y su sobrina y fueron asesinados todos al poco tiempo. O Adrián de Luz, párroco de Torremocha del Jarama, y que fue acribillado a balazos con un crucifijo en las manos mientras perdonaba a sus asesinos.

Son muchas personas las que sufrieron la persecución religiosa y por ello, el padre agustino Fernando Rojo, postulador de esta Causa de beatificación, ha desvelado que abrirán dos nuevas causas en Alcalá, que sumarían otros 95 mártires.

Para él, «la muerte de quienes han dado su vida como testimonio de fe no es algo privado, sino una gracia para los creyentes de hoy para robustecer su fe».

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