Madre e hijo, tras sobrevivir dos años en Irak con Estado Islámico
Madre e hijo, tras sobrevivir dos años en Irak con Estado Islámico /AIN

Una madre cristiana y su hijo han contado cómo sobrevivieron en Irak durante dos años bajo el yugo del grupo terrorista Estado Islámico siendo además cristianos.

Lo han hecho en una entrevista con Ayuda a la Iglesia Necesitada, tanto la madre Jandark Behnam Mansour Nassi, de 55 años, como su hijo Ismail, de 16 años. Ambos describen así sus experiencias a manos de los extremistas de Estado Islámico:

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El relato comienza con la invasión de los terroristas de su pueblo natal de Bartella, en las planicies de Nínive en agosto de 2014: «Mi madre y yo estábamos en Bartella, una de las aldeas cristianas de las planicies de Nínive», dice Ismail. «Cuando nos despertamos una mañana de agosto, la ciudad había sido tomada por Estado Islámico. Tratamos de escapar, pero nos secuestraron los yihadistas, fuimos capturados y llevados a Mosul».

«Recibimos permiso para regresar a Bartella, pero teníamos que convertirnos al Islam y cuando nos negamos, nos golpearon»

«Tenía mucho miedo», dice su madre, Jandark, una viuda. «Nuestros nombres estaban escritos, y no teníamos ni idea de dónde estábamos y qué nos pasaría. Fuimos completamente aislados del mundo exterior. Poco después, recibimos permiso para regresar a Bartella, pero teníamos que convertirnos al Islam y cuando nos negamos, nos golpearon. Mi hijo fue encarcelado con sólo 14 años» .

«Me pusieron en la prisión de Bartella», confirma Ismail. «Un día, un musulmán chií fue fusilado justo delante de mí. Los terroristas me dijeron: ‘Si no te conviertes al Islam, también te dispararemos’. Entonces me convertí al Islam. En el tiempo, ocultábamos que éramos cristianos «.

Ismail fue liberado y, con su madre, fue arrastrado de un pilar a otro: de Bartella, a muchos barrios de Mosul y al pequeño pueblo de Bazwaya, muy cerca de Mosul. «Recibimos un artículo de Estado Islámico declarando que éramos musulmanes», continúa Ismail.

«De esa manera, podría ir a la calle en Mosul, pero en las calles, no podía estar seguro. Una vez, me golpearon porque mis pantalones eran demasiado largos. Otra, cuando iba a la mezquita con los yihadistas a primera hora de la mañana, nuestro camino estaba bloqueado, y de repente nos pasaron hombres vestidos de naranja, sujetos a punta de pistola por un grupo de ninos, y los ninos los ejecutaron con placer».

«Otra vez me encontré con una gran multitud en la calle. Había una mujer, sus manos y sus pies estaban atados, los terroristas dibujaban un círculo alrededor de ella, del que si lograba salir viviría, pero eso era imposible. Sus parientes estaban llorando y pidiendo perdón, pero dio igual. Al final los yihadistas le tiraron piedras hasta que murió», relata Ismail.

«Daesh me obligó a ir a un campo correccional, tuve que dejarme crecer mi cabello y la barba. Los del ISIS querían que me casar: sería uno de ellos, decían».

«Mi hijo fue forzado por el ISIS a practicar el Islam y fue torturado por no saber nada sobre el Islam y el Corán»

Yo alegué que era demasiado joven, tan sólo tenía 15 años, pero no estaban impresionados, porque hasta los chicos de trece años estaban casados; los terroristas querían que me uniera a ellos y estaban convencidos: «Nuestro Estado sobrevivirá a todo».

«Mi hijo fue forzado por el ISIS a practicar el Islam y fue torturado por no saber nada sobre el Islam y el Corán», dice su madre, Jandark. «Sí, estoy avergonzado por haber tenido que profesar el Islam», reconoce Ismail.

«Los miembros de Estado Islámico me hicieron orar», dice Ismail. «Recibí una alfombra de oración en la que podía invocar a Alá. Los hombres estaban obligados a rezar en la mezquita el viernes. Quienquiera que caminara por las calles durante la oración del viernes sería golpeado. En la mezquita, nos dijeron que los asirios eran el mal y que los cristianos no siguieron en el camino correcto. Mi madre tenía que orar en su casa, pero ella no oró a Allah».

«Entonces ellos encontraron mi collar con una cruz, una señal de que soy cristiano. Los yihadistas me golpearon y tuve que estudiar el Corán durante un mes. Me golpearon cada vez que no podía responder a sus preguntas de la forma en que querían que lo hiciera, y mi madre fue picada con agujas largas porque no había estudiado nada del Corán».

«Un día nos enteramos de que Qaraqosh, otra aldea cristiana en la llanura de Nínive ocupada por ellos, había sido liberada y que las tropas de liberación habían expulsado a los yihadistas de Bartella, y poco después comenzaron los ataques aéreos contra Mosul. Estado Islámico también huyó y, con las prisas, incluso dejó algunas armas, sin embargo sí se llevaron a la gente con ellos en su camino a través de Mosul, incluyendo a mi madre y a mí. Durante tres días, estuvimos bajo el control de un yihadista».

«Cuando los terroristas estuvieron demasiado ocupados con la batalla, nos abandonaron, tomamos un taxi hacia el frente y nos dirigimos hacia nuestra libertad, pero los yihadistas nos bloquearon».

«En el camino, terminamos en el frente: los francotiradores de ISIS trataron de dispararnos, corrimos a cubrirnos en una casa, nos refugiamos ahí durante horas y finalmente mi madre y yo pudimos salir de la casa agitando una bandera blanca. El ejército de liberación iraquí nos recibió y fuimos libres».

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