
Esa es la imagen que de nosotros, varones andaluces, tiene nuestro gobierno regional, y sus bien sufragados entes dependientes.
El Instituto Andaluz de la Mujer (IAM) y el Instituto Andaluz de la Juventud (IAJ) presentaban la pasada semana una campaña –que también hemos pagado los hombres- para combatir lo que consideran acoso sexual callejero.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraLo hacían con un vídeo en el que, al paso de una chica, todos los hombres, sin excepción, se mimetizaban con un animal, y como tal se comportaban. Había cerdos, buitres, gallos, pulpos y búhos. Ni uno sólo tenía rostro humano.
Los varones andaluces, para Susana y sus secuaces, somos poco más que bestias. Bestias con cartera, para poder meterle la mano hasta el codo, eso sí.
Ante semejante insulto, humillación y desprecio hacia todo el sexo masculino, ¿alguna institución, asociación, partido o colectivo se ha pronunciado? No se molesten en buscar: nadie. Ominoso silencio. Qué más da. Sólo somos hombres.
Fiscal adscrita: “Es una campaña acertada e ingeniosa” contra lo que considera un “bochornoso espectáculo callejero y diario»
Aplausos, por el contrario, los ha habido. Y sonoros. Uno de ellos de especial trascendencia, porque manifiesta la independencia de la Fiscalía y su interés por respetar esos antiguos y denostados principios que pululan sobre la presunción de inocencia, la seguridad jurídica y el derecho a un juicio justo e imparcial (nótese la ironía).
En este caso, la palmera era Teresa Peramato, fiscal adscrita a la Fiscalía de Sala de Violencia sobre la Mujer, que no dejaba de alegrarse, diciendo que esta “es una campaña acertada e ingeniosa” contra lo que considera un “bochornoso espectáculo callejero y diario al que son sometidas las mujeres con gritos, expresiones y actitudes que no voy a repetir pero que todos y todas reconocemos” y que constituyen “una forma de asalto”.
El piropo, en Andalucía, se ha convertido en un nuevo delito porque, al entender de la Junta (corto, lento, plomizo, confuso) es una forma de «violencia de género socialmente aceptada».
Toma ya. Así lo definía el director del IAJ, Francisco Pizarro (a la sazón, secretario general de las Juventudes Socialistas de la provincia de Cádiz y miembro de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE) para el que el acoso callejero es la práctica «machista y sexual más comúnmente aceptada», y que consiste en “comentarios sexuales explícitos o implícitos que los hombres hacen cotidianamente a las mujeres en la calle, sin ver en ello violencia», entre los que se encuentra «el piropo que cosifica».
Está claro que en la Andalucía del PSOE no tenemos que hacer todo lo posible para que desaparezca el paro, ni el clientelismo político, ni la corrupción
Por eso, el vídeo del PSOE (o de la Junta, que en esta tierra, Tanto Monta) recuerda, con voz tétrica y engolada, que “aunque a veces no los veamos, los animales de la fauna callejera están ahí fuera”-por si alguien tiene la tentación de sacar a algún hombre de ese saco, dícese a su padre, a su marido o a su hijo; incluso si usted, lector varón, cree que su vida y costumbres honradas lo excluyen de este gremio: olvídese; también se merece su máscara selvática- y que “no sabemos cuánto tiempo permanecerán por aquí, pero lo que sí está claro es que tenemos que hacer todo lo posible para que desaparezcan”.
Lo que sí está claro es que en la Andalucía del PSOE no tenemos que hacer todo lo posible para que desaparezca el paro, ni el clientelismo político, ni la corrupción generalizada, ramificada, enraizada y cancerosa; no tenemos que hacer todo lo posible para que desaparezca el enchufismo, el latrocinio desde las instituciones ni la elefantiásica Administración paralela.
https://youtu.be/1AZzbu2beo8
No. Tenemos que hacer todo lo posible para que desaparezcan los piropos, que es lo que no le gusta al régimen, y sólo porque ellos lo dicen.
Podríamos decir que estamos ante la versión 2.0 de la charanga y la pandereta, por la que, cuando un gobierno o partido está tan bloqueado, consumido y desgastado que no le queda margen de movimiento, saca la escopeta y se entretiene con el tiro al varón –que los platos se rompen y luego hay que pagarlos-.
Pero no. Realmente, estamos ante una muestra más de la esquizofrenia de la socialdemocracia europea, fruto natural de la progresía que lleva décadas corroyendo Occidente.
Son incapaces de ver que su actuación es como la Hidra de Lerna, y que por cada cabeza que dicen querer cortar, brotan dos nuevas
Porque ellos, los herederos de los que cantaron a la libertad sexual y la promiscuidad, y los que se afanan cada día por abundar en esa hipersexualización social, se echan ahora las manos a la cabeza cuando el hecho de inflamar los instintos primarios opera según sus propias reglas, esto es: humillando a la razón y potenciando la animalización.
Los mismos que siembran los programas educativos y los manuales escolares de contenido sexual, y que se dejan el pellejo extendiendo entre los niños la confusión acerca de su propio sexo, invitándoles a “experimentar” y, si fuese necesario, travestirse, dicen que hay que hacer “todo lo posible para que desaparezcan”.
Son incapaces de ver que su actuación es como la Hidra de Lerna, y que por cada cabeza que dicen querer cortar, brotan dos nuevas. Porque son ellos los que alimentan a las bestias que luego buscan cazar.
Y en esa tensión entre su propia inutilidad y su tendencia natural a la tiniebla, incapaces de reconocer su error, ensoberbecidos en su totalitarismo, sólo les queda apuntar fuera para defenderse: es el machismo. Ese mantra que ha penetrado hasta el tuétano de nuestra sociedad. La palabra mágica. La que pone punto final a cualquier debate.
El machismo ha dejado de ser lo que es (de la RAE, “actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres”) para convertirse en la doctrina por la cual, todo hombre, por el mero hecho de serlo, es sospechoso de algo. Y por supuesto, todos los males sociales, son única y exclusiva responsabilidad del varón, siempre heterosexual, y preferiblemente, blanco.
Cualquier actitud del hombre, ha de ser penada. Ahora ha sido el turno del piropo que, en tanto va mayoritariamente dirigido a la mujer, sólo puede suponer una vil arma feminicida empuñada por el antropocerdo-búho-buitre-pulpo-gallo. Lo mismo un día hacen un vídeo contra la fea costumbre que tenemos los varones de respirar. Todo se andará.
Sobre la tierra en la que luce el sol y todo parece color, lleva décadas cerniéndose una sombra oscura y tiránica de pensamiento único, que pretende enmascarar la catástrofe social y económica de una de las regiones con más potencial natural de Europa.
En este laboratorio sociológico del progresismo más asfixiante, desde su gobierno se llama a la caza de quienes, para ellos, son sólo cerdos, buitres, gallos, pulpos y búhos.
Es la montería de los señoritos, las señoritas y los señoritis del régimen: y el trofeo es mi cabeza, la tuya, la de tu marido y la de tu hijo. Porque van a hacer “todo lo posible para que desaparezcan”.