Caritas y la tentación populista

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    Las ideas izquierdistas han penetrado incluso entre ciertos dirigentes y colaboradores de Caritas.

    La confusión entre el mensaje del Evangelio y las ideas socialistas es tan antigua como estas. En ella han caído, y siguen cayendo muchos, tanto conspicuos socialistas como enemigos del colectivismo, que tienden a culpar al cristianismo, y particularmente al catolicismo, de estar en el origen de los prejuicios contra el mercado. Pero el caso de los cristianos que ven como afines a sus creencias las concepciones socialistas y altermundistas es, sin duda, el más grave, porque implica un desconocimiento profundo de la doctrina que profesan.

    Según la cosmovisión judeocristiana, todos somos pecadores. El origen del mal se encuentra en la voluntad del hombre, que se desvía de la voluntad de Dios al hacer un uso desordenado de la libertad que le ha sido conferida por el Creador. Contrariamente, el progresismo localiza el mal en las estructuras sociales, que al favorecer a unos pocos privilegiados en contra de los intereses de la mayoría, se convierten en el único obstáculo que nos separa de una sociedad justa e igualitaria.

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    No puede haber dos concepciones más antitéticas del hombre y la sociedad. Una apela a la voluntad del individuo, aunque en última instancia considera que esta es impotente sin la ayuda de Dios. (Mateo, 19, 26.) La otra lo confía todo a una forma superior de organización, que puede ser alumbrada mediante la violencia, y que está al alcance del hombre gracias a la educación y la concienciación.

    El Evangelio se sostiene en la caritas (amor); el socialismo, en el resentimiento

    Los aspectos en los que cristianismo y socialismo parecen coincidir (la crítica a los ricos y al dinero) son superficialmente engañosos. Jesucristo no cifraba la salvación en las condiciones materiales; conminaba a los ricos a desprenderse de sus bienes, pero sin buscar ni desear el enfrentamiento entre clases sociales. El progresismo se basa en todo lo contrario: identifica la “salvación” con el reparto de la riqueza, y cree que esta se debe llevar a cabo por medios coactivos, mediante la violencia revolucionaria o el poder del Estado. El Evangelio se sostiene en la caritas (amor); el socialismo, en el resentimiento.

    Una de las manifestaciones más loables de la concepción cristiana es la magnífica labor desempeñada por organizaciones de la Iglesia como Caritas. Ha sido tradicional entre la izquierda menospreciar la caridad, considerada como un mero lenitivo que permite aplazar indefinidamente las reformas sociales. Pero hoy, las ideas izquierdistas han penetrado incluso entre ciertos dirigentes y colaboradores de Caritas, que a menudo incurren en un discurso incompatible con la esencia del cristianismo y la propia caridad.

    Si el lector cree que soy injusto, o simplemente exagero, debería consultar la última publicación de la Fundacion Foessa, vinculada a Caritas, 2016 Análisis y perspectivas, subtitulada Expulsión social y recuperación económica. En estas noventa páginas se reúnen varios artículos cuyo denominador común estriba en considerar la pobreza y la desigualdad como una consecuencia inevitable del modelo productivo capitalista.

    Uno de los autores, Pedro José Gómez Serrano, profesor de economía de la Universidad Complutense, hace suyas varias propuestas del economista británico Tony Atkinson, que en resumen consisten en aumentar los impuestos directos, fomentar el empleo público, instaurar una renta universal e incrementar la ayuda al desarrollo. Gómez Serrano considera que aplicar medidas de este tenor (“ponerle el cascabel al gato”) no es ni más ni menos que una cuestión de voluntad política. Sólo le ha faltado decir: “Sí se puede”.

    Otro de los autores, Imanol Zubero, sociólogo de la Universidad del País Vasco y senador del PSE-EE, se muestra expectante ante las posibilidades de cambio abiertas por el movimiento del 15-M, valora el fenómeno de Podemos y alude en tono esperanzado al concepto de “lo común” desarrollado por Christian Laval, uno de los teóricos de referencia de los mandarines de Somosaguas.

    El líder de Podemos, Pablo Iglesias, y el director de campaña y número dos del partido, Íñigo Errejon /Fuente:EFE.
    El líder de Podemos, Pablo Iglesias, y el director de campaña y número dos del partido, Íñigo Errejon /Fuente:EFE.

    También son destacables los artículos de Joaquín Arriola e Ivo Poletto. El primero es profesor de economía de la Universidad del País Vasco y coordinador del libro colectivo Derecho a decidir: propuestas para el socialismo del siglo XXI (2006), y dedica su espacio a criticar el TTIP, del que opina que sólo sirve a los intereses de las multinacionales. El segundo, que se define como “filósofo, teólogo y sociólogo”, vincula el cambio climático con la pobreza (siguiendo en esto a Bergoglio, que en su encíclica Laudato Si habla de una única crisis “socio-ambiental”) y nos introduce de lleno en el lenguaje del panteísmo altermundista, hablando de “los hijos de Dios y de la Tierra”.

    Insisto, la labor de Caritas merece todo el reconocimiento y apoyo. Pero cuando algunos de sus portavoces se dedican a pontificar sobre las causas de la pobreza, es para salir corriendo. Porque si aplicáramos sus propuestas y votáramos a los políticos por los que apenas disimulan sus simpatías, ignorando su incompatibilidad radical con el cristianismo, sólo conseguiríamos descubrir, dolorosamente, que producen el efecto contrario al que pretenden: aumentar el número de personas dependientes del asistencialismo populista, que es lo mismo que incrementar y prolongar la pobreza.

    Recientemente nos enterábamos de que Nicolás Maduro boicotea en Venezuela la ayuda humanitaria de Caritas. Pero me temo que algunos, impermeables a la experiencia, no por eso dejarán de derretirse cuando Pablo Iglesias se reúna con el papa Francisco.

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    Barcelona, 1967. Escritor vocacional y agente comercial de profesión. Autor de Contra la izquierda (Unión Editorial, 2012) y de numerosos artículos en medios digitales. Participó durante varios años en las tertulias políticas de las tardes de COPE Tarragona. Es creador de los blogs Archipiélago Duda y Cero en progresismo, ambos agregados a Red Liberal.