En los sistemas parlamentarios no gana quien en las elecciones consigue más votos populares o tiene más escaños, sino quien forma gobierno. Esta diferencia a mucha gente le cuesta entenderla. No elegimos presidentes de gobierno ni alcaldes; elegimos diputados y concejales, que luego, por pactos entre ellos y sus partidos, nombran al jefe. El mecanismo, que está claro en países como Italia y Bélgica, en España todavía no se comprende.
Manuela Carmena encabeza la lista que ha recibido más votos en las elecciones al Ayuntamiento de Madrid, pero, al igual que le ocurrió a Esperanza Aguirre en 2015, tener el mayor grupo de concejales no garantiza la investidura como alcaldesa.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraLos madrileños han votado y la suma del PP (que pierde seis concejales y 170.000 votos), de Ciudadanos (que gana cuatro concejales y 225.000 votos) y de Vox (que gana otros cuatro concejales y 114.000) supera a la de Más Madrid y PSOE, que pierden un concejal cada uno. Treinta concejales contra veintisiete del bloque de izquierdas.
Carmena chantajeó a sus votantes al decir que solo seguiría cuatro años más en el Ayuntamiento si era alcaldesa, no si se quedaba en la oposición
Para los hinchas de Carmena, las elecciones están sobrevaloradas en una democracia y el recuento no vale si no gana la simpática abuelita. Por eso, un grupo de ‘progres’ ha convocado una manifestación el sábado próximo con el objetivo de amedrentar a los concejales de Ciudadanos para que no pacten con “la ultraderecha” de Vox, que al menos respeta las elecciones.
¡Otra muestra de la conducta de la clase moralmente superior! Si las elecciones las gana la izquierda, como en Venezuela, no se puede discutir su limpieza porque eres un facha; y si las pierde, el resultado no vale porque han ganado los fachas. Hagas lo que hagas, serás un facha si no eres de izquierdas. Está claro, ¿no?
Esta pataleta extrema el fervor, casi cercano a la devoción religiosa o la pasión sexual, de muchos izquierdistas con Carmena, a cuya sombra se arrojan como lo hacían los enfermos a la sombra de Cristo para ser curados. Entre las conductas de los fieles del Imperio Progre que más me sorprenden sobresale el entusiasmo de los menores de treinta años por auténticos carcamales, que ya observé en la transición. Entonces, los jóvenes comunistas se extasiaban ante esa Bernarda Alba vestida de Lenin que era Dolores Ibárruri. Años después, otros jóvenes, más andrajosos y menos leídos, ponen los ojos en blanco ante Manuela Carmena, con sus vacilantes setenta y cinco años, como antes los ponían con Fidel Castro o José Saramago.
Lo mejor de Carmena ha sido su gabinete ‘de agitación y propaganda’, que ha tapado sus muchos errores y abusos
Y los hechos no les disuaden de su entusiasmo. Por ejemplo, el desprecio (o chantaje) de Carmena a sus votantes advirtiéndoles de que ella solo estaba dispuesta a seguir cuatro años más como alcaldesa de Madrid, no como concejal en la oposición. El encarecimiento del alquiler por encima de un 33% en sus cuatro años y, también, del IBI. La acumulación de suciedad en las calles. La miríada de enchufes en el Ayuntamiento. Su residencia en otro municipio, a varios kilómetros de Madrid, lo que supone generación de CO2 para sus traslados.
Como siempre, la realidad es para la izquierda un enemigo.
El mayor triunfo de Carmena ha consistido en su arrolladora campaña de imagen. Sus magdalenas, que en otros políticos se considerarían ñoñerías paternalistas, en ella suponen un gesto de cercanía y hasta de humildad. Este aparato de propaganda está tan bien engrasado que ha tapado el escándalo de que Carmena aplicase la ‘discriminación de género’ a los homicidios cometidos en Madrid:
https://twitter.com/alonso_dm/status/1131689190339567616
“De esos dieciséis homicidios, nada menos que cinco fueron de mujeres. Eso es terrible.”
Aunque no confío mucho en la lógica de los ciudadanos más politizados (y hay que estarlo mucho para votar por alguien que te arrebata derechos por tu sexo), quizás algunos pocos de los cientos de miles de varones que se unieron a los casi 504.000 votantes de la lista de Carmena, habrían cambiado de papeleta de saber que a Manuela, tal como se le llamaba en su primera campaña, le preocupan más los asesinatos de mujeres. Pero el excelente soviet de agitación y propaganda lo encubrió.
Los admiradores de Carmena han convocado este sábado una manifestación para presionar a los concejales de Ciudadanos
¿Nos hemos librado los madrileños de una regañona? Pues yo no estoy seguro del todo.
La ley electoral establece que, en la constitución de los Ayuntamientos, si un candidato a alcalde no obtiene la mayoría absoluta de los concejales del pleno, se nombrará automáticamente al primer candidato de la lista más votada. Y para eso se convoca la manifestación: si Ciudadanos se abstiene en la votación, Carmena seguirá como alcaldesa.
La izquierda trata de conseguir en las tertulias o las calles las victorias que las urnas le niegan.