
¿Se acuerdan del Cambio Climático? Ya saben, eso que el presidente de Estados Unidos ha bautizado como “la mayor amenaza que tiene hoy el planeta” -por delante de las guerras interminables, el terrorismo yihadista, la burbuja financiera, la crisis de los refugiados, el invierno demográfico y otras zarandajas-.
Eso que cada año reúne a una nube de jefes de Estado y de Gobierno y una legión de bien pagados funcionarios internacionales en alguna capital para firmar acuerdos que recorten aún más nuestras libertades y chupar cámara; eso en lo que coinciden un 96% o 97%, quién da más, de los científicos del mundo.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraEso, en fin, que nació hace dos décadas a partir de un modelo que, ay, no se ha cumplido en absoluto. Y quizá sea por eso que hace tiempo que ustedes no han leído demasiadas novedades del asunto, porque la Ciencia con mayúsculas no depende de consensos más o menos forzados por los intereses de los gobernantes, sino por la observación y la comprobación.
Y el célebre gráfico de ‘palo de hockey’ no se ha cumplido, la temperatura media del planeta no ha aumentado significativamente -mucho menos como se preveía en el famoso modelo-, no se han derretido los polos ni se han extinguido los osos polares y Nueva York todavía no ha desaparecido bajo las aguas. Un desastre, eso de que no haya desastre.

El vicepresidente americano ganó el Nobel de la Paz por su documental además de multiplicar su fortuna, mediante inversiones en energía ecológica
No para todos, claro. Al Gore, ex vicepresidente y ex candidato a la presidencia de los Estados Unidos, ganó nada menos que el Nobel de la Paz por un documental -‘Una verdad incómoda’- , caso único en la historia, además de multiplicar desde entonces varias veces su ya considerable fortuna, sobre todo mediante inversiones en energía ‘ecológica’ subvencionada por el Estado.
Pero la única ‘verdad incómoda’ es que Gore nos ha tomado el pelo. Así, al planeta.
El documental tiene casi diez años, y tuvo en su día un eco inusitado, propiciando regulaciones y animando las protestas ecologistas en todo el mundo. Pero visionarlo hoy es como releer ‘La Bomba Demográfica’ de Paul R. Ehrlich, donde se profetizaban hambrunas de millones de muertos para los años 80 y la desaparición de casi todos los recursos minerales.
El documental tiene mucho catastrofismo genérico, pero también algunas profecías concretas y, por abreviar, no da ni una. La primera que hace se refiere a la nieve en la cumbre del Kilimanjaro, cuya imagen soberbia aparece en pantalla. “En una década”, nos advierte solemne, no habrá nieve en su cima. Bueno, no nos crea, busque usted mismo fotos recientes del famoso volcán africano. Sigue blanco por arriba, ¿verdad? Y durante todo el año.
Pero el centro del mensaje gira en torno a las temperaturas medias del globo, que no harían más que aumentar hasta la catástrofe. O deberían, si el clima planetario tuviera la decencia de hacerle caso a Al. Pero la tranquilizadora realidad es que las temperaturas medias de la tierra no han cambiado sensiblemente desde que Gore publicara su apocalíptica advertencia. Es más, los datos sobre temperatura de superficie no revelan calentamiento significativo alguno durante un periodo de quince años desde principios de siglo. En el caso de los datos vía satélite no muestran tendencia estadísticamente relevante al calentamiento en un periodo superior a 21 años.

La cosa es tan seria que los ‘calentólogos’ -disculpen la frivolidad del término para referirme a quienes han apostado su carrera y prestigio en esta apuesta- hablan de “pausa” en el proceso. Naturalmente.
“Y, por supuesto, cuando los océanos se calienten, eso provocará tormentas más fuertes”, añadiendo que nos esperan tornados más frecuentes y destructivos.
Y no. No hay más tormentas ni son más extremas. No es un dato que pueda disimularse fácilmente, al punto que la propia madre de las profecías catastrofistas, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, de sus siglas en inglés) de las Naciones Unidas ha abandonado a su mejor ‘grouppie’, Al Gore, en este punto.
Según Ecology and Evolution las poblaciones de osos polares no se han visto afectadas por cambio climático alguno, se ve que los osos polares no han visto el documental de Gore
El Ártico se está derritiendo, y “en 50-70 años podría haber desaparecido por completo”. Bueno, solo han pasado diez años, pero lo prudente del marco temporal que plantea obedece a que en 2008 había predicho que no habría hielo ártico para 2013. Ah, y los osos polares, que están desapareciendo también.
El Ártico pierde hielo, es cierto, igual que la Antártida lo gana. Ha ocurrido varias veces en el pasado, y no es en absoluto probable que nuestros bisnietos vayan a vivir en un mundo sin hielo en el Polo Norte. ¿Y los oso polares? Divinamente, gracias, según un estudio publicado en Ecology and Evolution por un científico canadiense, quien asegura que las poblaciones de osos polares estudiadas no se han visto en absoluto afectadas por cambio climático alguno. Se ve que los osos no han visto el documental.
Hace diez años Gore nos daba diez años para salvar el planeta. Imagino que ahora nos dará una prórroga en la que él mismo debe creer, ya que en este tiempo ha adquirido al menos una propiedad en primera línea de playa, algo que no suele hacer quien espera verla anegada por las aguas.