Ojalá que para salir de esta dictadura, el pueblo de Cuba no se eche, otra vez, en manos de un iluminado. El Movimiento Cristiano Liberación (que no es una organización confesional) no propone soluciones mágicas ni una arcadia feliz.
Desde la ley a la ley, con las propuestas ciudadanas (donde al firmar sí se produce la primera liberación, la del miedo) se proponen cambios reales para un verdadero tránsito hacia la democracia.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraPrimero, los derechos a la libertad de expresión, de asociación, a poder tener empresas. La liberación de los presos políticos. Y a partir de ahí un referéndum, una nueva ley electoral que evite que desde el inicio todo el proceso esté viciado, pues en Cuba no hay elecciones, solo ratificaciones de los candidatos previamente designados por el régimen.
Un verdadero cambio, no el cambio-fraude, no un cambio nominal (más bien capilar) en la «presidencia» por un títere controlado por la Junta Económico-Militar que es la verdadera mafia que rige Cuba. Unos millonarios que, como buenos comunistas, son crueles defendiendo su ideología, pero aún más crueles defendiendo sus negocios.
«La arraigada idea de que otros nos van a solucionar todo, la transición errónea que vendrá de fuera, el ya recurrente concepto de que ‘este año sí se cae’, no hacen más que distorsionar, dilapidar recursos o entretener al personal»
Por otra parte, los cubanos, después de 59 años de tiranía comunista, a los que hay que añadir otros años de la tiranía previa, no deberíamos caer otra vez en la solución mesiánica en manos del mago o maga carismático que «resuelva».
La desesperación, la arraigada idea de que otros nos van a solucionar todo, la transición errónea que vendrá de fuera, el ya recurrente concepto de que «este año si se cae», no hacen más que distorsionar, dilapidar recursos o entretener al personal, con sucesivas designaciones de «presidenciables» que una vez amortizados son abandonados como juguetes rotos.
Pero esas maniobras tampoco nos deben apartar de la raíz del problema que es la falta de libertad, la represion y el encarcelamiento de opositores como es el caso del líder del MCL Eduardo Cardet, o la desaparición -mejor dicho, asesinato- de Oswaldo Payá y Harold Cepero.
No caigamos otra vez en el engaño de los cantos de sirenas (ni de Copenhague ni del malecón), ni nos dejemos llevar por propagandas de la felicidad exprés, el divertido futuro de «gente que pueda bailar» y otros recursos mediáticos más propios de sectas que de demócratas.
Porque la democracia consiste precisamente en tener libertad, incluso, libertad para poder elegir ser feliz o no y hasta (aunque sea una «herejía» en Cuba) poder elegir entre bailar o quedarse sentado.