¿Es el Papa Francisco poco contundente con la dictadura cubana?

    Carlos Rodríquez Braun asegura que algunos de los reproches que se le hicieron al Papa tras su viaje a Cuba fueron exagerados, como el no ser más cercano con los disidentes.

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    Fotografía tomada de la trasmisión del Canal de Cubadebate que muestra al papa Francisco mientras se reúne con el líder cubano Fidel Castro. EFE

    En la visita del Papa Francisco a Cuba se le formuló un reproche que me parece exagerado: el de no haber sido más agresivo con la dictadura cubana y más cercano a los disidentes.

    En este caso, como en otros, la Iglesia insistió en que se trataba de un viaje “pastoral”, como los que hacen todos los obispos en sus diócesis. El objetivo es siempre reunirse con religiosos y laicos, con quienes hacen catequesis, con escuelas y asociaciones católicas, con enfermos, etc. La política no preside las visitas pastorales.

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    Sin embargo, la Iglesia también es política, el Vaticano también es un Estado, y los curas son personas como las demás, no marcianos que acaban de aterrizar sin contacto alguno con las ideas que sobre los asuntos humanos tienen los humanos.

    La Iglesia quiere ser de todos, independientemente de si sus fieles son socialistas o liberales

    No es, por tanto, casual, que los matices políticos de san Juan Pablo II no sean iguales a los de Francisco, y que los liberales hayan estado tan entusiasmados con el primero, y abriguen recelos sobre el segundo. En ambos casos se equivocan, porque la Iglesia muy rara vez respalda una opción política, y quiere ser la Iglesia de todos, independientemente de si sus fieles son socialistas o liberales. En las poquísimas ocasiones en las que toma partido es cuando, como en la España de la Guerra Civil, uno de los bandos la ataca de manera abierta y brutal.

    Excluidos esos casos extremos, la Iglesia buscará defender valores permanentes, sin entrar en conflicto irreparable con ninguna autoridad. Digamos, san Juan Pablo II tendrá matices más favorables al mercado libre, y Francisco los tendrá más hostiles, pero ninguno se posicionará en favor del aborto

    Cuba: la dictadura más duradera

    ¿Y qué decir de Cuba, la dictadura más duradera de América Latina? San Juan Pablo II tampoco le dijo a la cara a Fidel Castro que era un dictador asesino, como tampoco había excomulgado antes a Ernesto Cardenal, que tanto hizo por embellecer ante los católicos la tiranía cubana. Dijo: “Que Cuba se abra al mundo y que el mundo se abra a Cuba”. Y no protestó cuando el criminal calificó al embargo de “genocidio” (¿han visto ustedes cómo repiten los mayores enemigos de la libertad esa palabra?), como si el hambre en Cuba no lo produjera el socialismo.

    Pues bien ¿qué actitud tan diferente tuvo el papa Francisco como para que algunos lo consideren poco menos que un traidor a la causa de la libertad? Pues no tan diferente. También estuvo con el dictador, que lo recibió a su llegada en el aeropuerto de La Habana, y ante el cual pronunció un discurso también importante, como el de su antecesor Wojtyla.

    No es lo mismo pedir apertura en Cuba que en otro país que no padezca una dictadura

    En ese mensaje a la “querida nación” cubana también abogó por la apertura, y es evidente que no es lo mismo pedir apertura en Cuba que en otro país que no padezca una dictadura. Y pidió a la Santísima Virgen por “todos los cubanos”, todos. Y le rogó que intercediera para que Cuba “transite por los caminos de justicia, paz, libertad y reconciliación”.

    Es verdad que no se reunió con los disidentes a la luz pública. Sin embargo, es posible que ésa fuera una condición que le impuso el régimen. Una vez fuera de Cuba, en el avion que lo llevaba, nótese, a Estados Unidos (la Iglesia cumplió un papel diplomático relevante en los cambios en las relaciones entre ambos países) dijo Su Santidad: “En la nunciatura primero estuvo bien claro que yo no iba a dar audiencias a nadie, porque se pidieron…incluso algún jefe de Estado”.

    Nunca se especificó quién era ese jefe de Estado, cuando en realidad estaba bastante claro: era la deplorable presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, amiga de los sátrapas isleños, y que viajó a Cuba con motivo de la visita papal.

    Con tantos condicionantes, es lógico que algunos grupos se hayan quejado, esperando otra actitud del Papa. Pero algunos lo aplaudieron por su pragmatismo y sabiduría. Recordemos de todas maneras esas cuatro palabras, cuatro valiosas e importantes palabras que el Papa Francisco le reclamó a la cara al dictador Raúl Castro a su llegada a La Habana: “justicia, paz, libertad y reconciliación”. Muchos otros le han dicho mucho menos.

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