
El Partido Popular tiene claro que su objetivo, una vez que ha abandonado las banderas que supuestamente configuraban su corpus ideológico, es apostar por el «electorado abandonado del PSOE«.
Según argumenta en el envío diario que realiza a través del correo electrónico y que luego publica en su web, «tras el Congreso Federal del PSOE de este fin de semana, queda patente que el socialismo español ha elegido la opción más extremista y radicalizada«.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraY, como consecuencia, los populares consideran que «con la elección de Pedro Sánchez como su nuevo secretario general, el PP ocupa solo todo el centro político«.
Frente a estas consideraciones, se constata en los últimos años un abandono del Partido Popular de ideas y políticas con las que su electorado y sus bases solían identificarse y aún hoy lo hacen en no poca medida, aunque luego voten con la nariz tapada por miedo a la izquierda radicalizada.
Los abandonos más clamorosos del Partido Popular han sido dos: el de la defensa de la vida por un lado y el de la familia y el matrimonio por otro.
«Tal vez el campo en el que mejor se ha reflejado este abandono de sus bases ha sido en el de la defensa de la vida humana desde la concepción y hasta la muerte natural»

Abandono de la defensa de la vida humana
Tal vez el campo en el que mejor se ha reflejado este abandono de sus bases ha sido en el de la defensa de la vida humana desde la concepción y hasta la muerte natural.
En los últimos años el PP ha pasado de oponerse a la Ley Aído, enviar una fuerte representación política a las manifestaciones, presentar un recurso ante el Tribunal Constitucional (aún sin resolver) y comprometer en su programa electoral una reforma «para reforzar la protección del derecho a la vida», a todo lo contrario.
Desde que Celia Villalobos decretó que el que se opusiera al aborto no tenía cabida en el PP, se expulsó a los pocos diputados y senadores que se mantuvieron fieles a sus convicciones… y a su electorado; se aprobó un proyecto de ley que revertía parte de los efectos de la Ley Aído; se guardó en un cajón y se deshechó; se dejó caer al ministro responsable; y se apostó finalmente por una micro reforma.
Por otro lado, en el Partido popular no están poniendo la resistencia que debieran al avance de las leyes de eutanasia o, incluso, como en Galicia, las ha promovido. Los populares han renunciado a defender la vida en su inicio y en su final.

Abandono del matrimonio y la familia
El Partido Popular también ha abandonado la defensa del matrimonio y la familia como instituciones básicas a las que proteger y promover parta garantizar una sociedad fuerte, unida, que afronte el futuro con esperanza y determinación.
Sus dirigentes pasaron de manifestarse en la calle junto a la sociedad civil en defensa del matrimonio y la familia frente al entonces proyecto de ley de equiparación del matrimonio a las uniones del mismo sexo, a hacerse la foto en la boda de Javier Maroto como símbolo de tal equiparación.
Al tiempo, desde Génova, 13 se presume de que «la defensa de la familia y su fortalecimiento es seña de identidad política del Partido Popular» que «apostar por la familia es la mejor inversión futura» y que «la familia es el auténtico pilar del estado de bienestar».
«Desde 2011 el partido liderado por Mariano Rajoy tuvo una legislatura entera con mayoría absoluta y nada ha cambiado»
Sólo a modo de ejemplo, pues las políticas integrales con perspectiva de familia abarcan mucho más, las organizaciones de defensa de la familia recuerdan de forma continua que España está a la cola de las ayudas a la familia en la Unión Europea. Es el que menos ayudas da por hijo a cargo.
Sólo 24 euros al mes y sólo a las familias con rentas inferiores a los 11.540 euros al año, mientras que en Europa la media es de 91 euros al mes y es inmediata, universal y hasta los 21 años de cada hijo como mínimo.
El PP argumenta en su envío «argumentos populares» del pasado 22 de mayo de 2017, que «en la última legislatura socialista no hubo ni una política familiar», pero desde 2011 el partido liderado por Mariano Rajoy tuvo una legislatura entera con mayoría absoluta y nada ha cambiado.
«El PP aún mantiene mucho voto cautivo con gran alegría de los productores de pinzas, pero tal vez esta situación no dure para siempre»
El centro político
Todo el que haya estudiado un poco de teoría política, sociología o estrategia electoral sabe que lo que marcan los cánones es no hacer ningíun caso a los antagonistas, los que se situan al otro lado del espectro ideológico propio.
También dicen los que saben que no se debe gastar demasiada energía en dirigirse a los que ya están decididos a votarle a uno, sea por el motivo que sea (convicción o miedo a otros, principalmente).
Donde hay que pelear en campaña es en la parte media del espectro político, donde es más fácil que se produzcan trasvases de votos. En ese sentido, la búsqueda del centro político, donde se sitúa una buena parte del electorado, es una estrategia obvia.
Hasta Podemos, ha variado su táctica para intentar ‘rascar’ votos del centro, comiéndole terreno a un PSOE en horas convulsas.
Más aún para un partido de aluvión como el PP, que aspiraba antaño a ser «la casa común» de todo lo que no fuera la izquierda: liberales económicos, tradicionales, monárquicos, etc.
El PP aún mantiene mucho voto cautivo con gran alegría de los productores de pinzas, pero tal vez esta situación no dure para siempre. Cierto es que otras opciones existentes que aspiran en alguna medida a conquistar ese caladero de votos están aún lejos de conseguirlo.
Pero nadie asegura que en un futuro no logren salir al rescate del electorado abandonado por el PP. Quién sabe.