El domingo 6 de diciembre tendrá lugar otra contienda electoral en Venezuela. Una más. De esas que la Revolución Bolivariana ha usado como bandera para declararse como la panacea de la democracia.
Si, elecciones. Elecciones sin garantías mínimas, elecciones donde violan el reglamento electoral a cada oportunidad, poniendo a disposición del partido de gobierno todos los recursos del Estado, donde la oposición juega siempre en desventaja.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraA excepción de unas contadas ocasiones, estas condiciones desfavorables han obrado su efecto y la oposición democrática venezolana ha contado una derrota tras otra. El 6-D no sólo promete ser diferente, sino que puede marcar un punto de inflexión para el nefasto régimen iniciado hace más de cinco lustros. Veamos.
En juego todo el poder legislativo
En Venezuela existe un régimen presidencialista, lo que implica que el Presidente, quien ejerce funciones de Jefe de Estado y Jefe de Gobierno, es elegido de forma directa y no de forma indirecta a través del Congreso como ocurre en España. Por esta razón, en las elecciones del 6 de diciembre sólo se escogerá a los parlamentarios que conformarán el poder legislativo.
Controlar la Asamblea Nacional permite designar el Tribunal Supremo, el Consejo Nacional Electoral, los ascensos militares
Esto no ha de restar importancia a estas elecciones, ya que al controlar la Asamblea Nacional (cuerpo legislativo unicameral al estilo francés) se controla la designación de Tribunal Supremo de Justicia, del Consejo Nacional Electoral, los ascensos militares, la aprobación de tratados internacionales y los presupuestos anuales, entre otras facultades.
Si los pronósticos están en lo cierto, la oposición venezolana está a las puertas de dar un golpe a la mesa y hacerse con un espacio importante en la Asamblea Nacional de Venezuela. La encuestadora Datanálisis (considerada la más importante de Venezuela) da una ventaja a la oposición de entre 21% y 28% por encima del gobierno, según sus últimos sondeos.
Maduro, sin el carisma de Chávez
A este punto, la debacle en la que se ha visto envuelto el régimen es clara. Esto debido a una serie de factores que juntos demostrarán ser la receta para el desastre político. Cada vez es más claro es que Nicolás Maduro no tiene la capacidad de liderazgo (entendido como liderazgo político) y de arrastre del difunto Hugo Chávez.
El chavismo es mitad movimiento político y mitad movimiento religioso, y el profeta heredero no llega a los corazones de su gente de la misma forma que lo hacía el anterior. Muchas personas afectas a la revolución achacan la situación actual del país a la incapacidad de Maduro, y llegan a decir cosas como “esto jamás habría pasado con Chávez”, “el Comandante no lo habría permitido”.
Ese locus de control externo, hará que por primera vez la abstención en elecciones legislativas (históricamente situada cerca del 30%) no perjudique a la oposición, sino que perjudique al gobierno. Muchas personas no votarán a los candidatos de la ‘revolución’, pero tampoco votarán a los de la oposición. Simplemente no votarán. Mientras que muchos “ni-ni” (ni chavista, ni oposición) darán su voto a la oposición para manifestar su descontento con la situación actual del país.
¿Cuál es esa situación actual? Aquella dada por el inexorable fracaso del modelo económico estatista y controlador implementado al mejor estilo soviético.
Más de 25.000 homicidios al año
La escasez de productos ya no se limita al ya famoso caso del papel higiénico. A este punto la escasez generalizada de productos básicos como la harina de maíz precocida (necesaria para la elaboración de las arepas; plato fundamental en la dieta del venezolano) el aceite, la leche (en cualquier presentación), las legumbres, el pollo y más recientemente los huevos, supera el 70%. Si a esto se suma una inflación que en lo que va de año ya superó los tres dígitos, la situación que vive el venezolano de cualquier estrato social es pavorosa.
La oposición podría lograr controlar dos tercios de la Asamblea Nacional
No conforme con acabar con la economía del país con las mayores reservas petroleras del mundo, el chavismo ha permitido una escalada de la inseguridad que ha llevado el número de homicidios a superar los 25.000 por año.
Según Datanálisis, a día de hoy sólo el 9% de los venezolanos evalúa la situación del país como “positiva”. Con estos datos, un grupo de expertos ha elaborado un modelo de proyección según el cual, para la elecciones legislativas, cualquier porcentaje de aprobación de la situación del país por debajo de un 40%, aumentaría la probabilidad de victoria de la oposición.
Con este escenario, la oposición no sólo superaría la mayoría simple este 6-D (84 escaños) sino que podría incluso alcanzar la mayoría calificada, llegando a los 111 escaños (2/3 del hemiciclo). Esto le permitiría controlar la Asamblea Nacional y poder ejercer una mayor contraloría sobre el accionar del Ejecutivo. Empezar a recuperar los espacios secuestrados desde hace tiempo.
Maduro: «Será la batalla más dura de la revolución»
La victoria de la oposición es posible. Y así también lo cree el gobierno, si Maduro ha tenido que salir dando declaraciones como: “Será la batalla más dura de la revolución” o “ganaremos estas elecciones como sea” y la más reciente “si la oposición gana nos lanzaremos a la calle”. Sólo el desespero lleva querer infundir miedo y a amenazar con una posible guerra.
El coste político para el chavismo será altísimo
El escenario posterior a las elecciones no será fácil para ninguna de las partes. Si la oposición gana con una mayoría holgada, Maduro podría perder el apoyo de los militares y de las élites chavistas, lo que en definitiva aceleraría su salida a través de los mecanismos regulares. Si por el contrario la victoria de la oposición es más estrecha, el cambio político puede no ser tal y continuar la situación actual, o puede llevar a una profundización en los controles y la persecución por parte del régimen. En cualquier caso el coste político para el chavismo será altísimo.
Habrá que esperar al 7-D por la mañana para saber los resultados definitivos. En medio del desastre, en medio de las constantes violaciones a los derechos humanos, de la persecución, del control y del irrespeto por las reglas democráticas, existe todavía una esperanza.
Ojalá este sea el principio del fin. El regreso a la verdadera democracia a la que fuera la democracia más sólida de Hispanoamérica en el siglo XX.