
En la lucha de las democracias contra el yihadismo no caben medias tintas. Es una amenaza demasiado seria como para andarse con ambigüedades, irresponsabilidades… o complicidades.
¿De qué lado está por ejemplo Pablo Iglesias, que sigue sin firmar el Pacto Antiyihadista?,
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahora¿O Alberto Garzón, líder de IU, que calificó de “atropello” el atentado de las Ramblas, el día de autos?
¿O la CUP que pretende responsabilizar al rey, al presidente del Gobierno o al capitalismo (¿?) de la masacre? La misma CUP que dijo que los ataques de los vándalos independentistas de Arran al bus turístico era “un acto simbólico” ¿También la matanza de las Ramblas es un acto simbólico?
Pero habría que preguntarse además si la propia Generalitat tiene claro al bando al que pertenece; y -a riesgo de provocar algún que otro escándalo- si lo tienen todos aquellas autoridades que han incurrido en responsabilidad indirecta por haber alimentado la fiera del multiculturalismo.
Veamos.
Colau, hay dinero para la islamofobia pero no para bolardos
Como dice el padre Santiago Martín tiene “parte de culpa”, por no haber puesto bolardos en las Ramblas, a pesar de que en Navidad, después de los atropellos de Berlín, Interior recomendó que se hiciese. Pero ella se opuso: “queremos ser una ciudad en libertad” afirmó. ¿En libertad? Que se lo diga a los 16 muertos y a los 132 heridos, siete de ellos en estado crítico.
La prueba de su error es que ahora no ha tenido más remedio que rectificar. E instalará bolardos. Eso sí, no dimite.
Sería bueno que nos explicara de qué lado está. Porque la misma alcaldesa a la que los yihadistas le matan a 16 viandantes de una tacada en su bonita ciudad, se gasta 100.000 euros de dinero público un “observatorio contra la islamofobia”.

Interior de la Generalitat, ¿incompetencia o complicidad?
Vaya por delante que es preciso tener mucho valor para enfrentarse a peligrosos terroristas y merecen nuestro agradecimiento y admiración los Mossos que se han jugado la vida para hacerles frente. El problema es de los mandos políticos y su chapucera gestión.
¿Como calificarla? ¿afán de protagonismo para eclipsar a la Policía y la Guardia Civil? O directamente ¿cooperación con los terroristas, por pura incompetencia?.
Basta con rebobinar la secuencia de los hechos para plantearse tan inquietantes hipótesis.
Desde la explosión de Alcanar: salta por los aires una casa okupada por marroquíes con antecedentes penales con más de cien bombonas de butano y no sólo no dejan investigar a la Guardia Civil sino que no atendieron de la juez de instrucción que dijo que podría ser una fábrica de explosivos “No exagere, Señoría”.
Siguiendo por la mala puntería de los Mossos; la muerte del pobre Pau Pérez en la Diagonal; que los policías autonómicos no tuvieran la elemental cautela de disparar a las piernas para capturar vivos a los terroristas, que se les escapen yihadistas, y éstos tengan tiempo de degollar a una señora que pasaba por allí.
El colmo es el del “inspector Closeau” de esos ‘pepe gotera y otilio’ (chapuzas a domicilio): el consejero de Interior Joaquín Forn -el mismo que distingue entre víctimas catalanas y españolas- diciendo que recibieron información de la policía belga sobre el imán de Ripoll, Abdelbaki el Satty, pero a título informal. Y en lugar de hacer autocrítica posteriormente llegó a insinuar que Interior le ocultó información.
Pero, mucho ojo, Interior (dirigido ahora por el Gobierno del PP pero antes por el PSOE) también debería responder de sus negligencias, ya que -como ha trascendido- la Policía ya pinchó el móvil del imán en 2005, por trabajar para Al Qaeda.
Comunidades y ayuntamientos: maná presupuestario sin control
Nadie ha puesto orden en el caos de las llamadas rentas sociales que cobran -entre otros- inmigrantes musulmanes. Gozan de subvenciones públicas, atención sanitaria y ventajas educativas.
Lo más acertado y sensato sería ayudar al emigrante en su país de origen, lo contrario de lo que están haciendo el Gobierno central, las comunidades y los ayuntamientos
Pero en lugar de servir para integrar, en muchos casos esas ayudas sirven para radicalizar a islamistas y generar burbujas de quienes con una mano piden subvenciones y con la otra predican el odio a España o incluso preparan explosivos para cometer atentados.
Quizá lo más acertado y sensato sería ayudar al emigrante en su país de origen, lo contrario de lo que están haciendo el Gobierno central, las comunidades y los ayuntamientos.
¿De qué lado están al alimentar la hidra de siete cabezas a golpe de talonario?

Pujol, Mas, Montilla, la mano que dio de comer a la fiera yihadista.
Durante años los gobernantes de la Generalitat primaron -a golpe de subvenciones- una inmigración musulmana, masiva y descontrolada, por encima de la inmigración de países hispanos, pensando que podrían manipularla y ganarla para la causa nacionalista.
Lograron convertir a esa comunidad en “Cataluñistán”, con más medio millón de inmigrantes mahometanos y 268 mezquitas (el 20% de todas las que hay en España), de las cuales un tercio están controladas por salafistas. Y la región se convirtió en un campo de minas yihadista, cuya primera explosión se acaba de producir.
¿Y quién estaba al mando? Pujol, Mas, Maragall, Montilla… ergo…
La islamización de Cataluña corrió paralela a la inmersión lingüística. Como contaba la directora de una “ikastola” catalana, de ERC, la idea era cambiar la lengua del barrio, mediante la erradicación del castellano en las relaciones sociales, y luego mediante “una emigración marroquí con todo pagado: casa, luz, carritos de bebé, tarjetas bus, colegio, Sanidad, tarjetas de móvil”.
¿Y quién estaba al mando? Pujol, Mas, Maragall, Montilla… ergo…
Sería injusto demonizar a todos los inmigrantes musulmanes -la mayoría de los cuales son gente pacífica- de Cataluña o el resto de España. Pero es posible establecer una relación causa-efecto entre la irresponsable política migratoria de los prebostes de la Generalitat y los atentados.
Un botón de muestra: Mohamed Hichami, marroquí abatido en Cambrils, disfrutaba de una vivienda protegida (VPO), en la que también vivían otros miembros de la célula terrorista.
Y los Gobiernos de España que abrieron la puerta a la inmigración marroquí
Pero tampoco se puede olvidar la responsabilidad de las autoridades del Gobierno central, al fomentar la inmigración musulmana -singularmente la procedente de Marruecos-, con la ley de Extranjería de finales de los años 90. El PP y el PSOE abrieron las puertas a la llegada masiva, sin apenas medidas de control, y regando a los “nuevos españoles” de amplios beneficios económicos y sociales.

Basta ver cuando se produjeron los flujos más importantes: a partir del año 2000, coincidiendo con un periodo de gran crecimiento del empleo en España. En una década el número de marroquíes empadronados creció desde 173.000 (enero de 2000) hasta 746.000 (enero de 2010).
Los gobernantes europeos de las últimas décadas tienen parte de responsabilidad en la “invasión” islamista del Continente
Esa fue la siembra demográfica del multiculturalismo en zonas como Cataluña, Levante o Andalucía, donde las comunidades musulmanas suelen ser las más reacias a integrarse. Y el terreno abonado para que anidara el salafismo, a través de las mezquitas.
Al analizar el problema de la amenaza yihadista no pueden obviarse estos factores. Los gobernantes europeos de las últimas décadas tienen parte de responsabilidad en la “invasión” islamista del Continente, al abrir alegremente la puerta, sin exigir la integración.
No vale lamentarse ahora que la sangre llega a las Ramblas.