
El presidente de la nación de la libertad visita la destartalada y cansada Cuba para apuntalar allí al carcomido régimen comunista de los Castro. Ha ido allí en su Air Force One para transmitir al desesperanzado pueblo cubano un negro mensaje que podría rezar así: «Os abandonó España, que no tuvo empacho en que sus empresas hicieran negocios a la sombra de vuestro sufrimiento; os abandonó la Iglesia, que ha acabado pactando con los comunistas a cambio de ser tolerada en días alternos; ahora os abandono yo porque los Estados Unidos han dejado de combatir el comunismo y luchar por la libertad».
No puede extrañar que el cielo de La Habana haya recibido a un mensajero tan cenizo con una pertinaz lluvia y un cielo enlutado.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraEs admirable que las Damas de Blanco hayan todavía encontrado fuerzas para manifestarse en las plazas de su capital. Y, como cabía esperar, fueron vejadas, arrestadas y maltratadas sin que el presidente de la nación de la libertad haya alterado en nada sus planes de cumplimentar a Raúl Castro, el amo de una isla que es mitad gulag, mitad lupanar.

Siendo optimistas, lo que le espera a lo que hace no tanto fue parte de España es convertirse en una versión antillana del capitalismo comunista que practican en China o en Vietnam. Si nos ponemos en lo peor, será una cárcel financiada a medias por las cadenas Hilton y Sheraton.
Lo que sí parece seguro es que más pronto que tarde, volverán a pasearse por La Habana americanazos de 120 kilos, ataviados con panamas o gorras de béisbol y vistiendo sudadas camisas de flores a la busca de emociones fuertes y experiencias extremas. De nuevo se ofrecerá al exterior la imagen de un país que, ahogado en la pobreza gracias esta vez al comunismo, es nuevamente prostituido por sus dirigentes a cambio de unos pocos dólares.
Es probable que el levantamiento del embargo vierta sobre la perla de las Antillas la riqueza que hoy no tiene. Pero, será la misma que un día disfrutó cuando el proxeneta era Batista. Y aquello bastó para justificar una revolución. Hoy, quienes podrían rebelarse y hacerla están en la cárcel o en el exilio y la traición del único amigo poderoso que le quedaba al pueblo cubano significa que no hay esperanza.
Es posible que el nivel de vida de los cubanos suba en el futuro. Lo que es seguro es que no se incrementarán sus libertades. Y a nadie parece importarle. A la izquierda porque quien las cercena es de los suyos. Y a la derecha porque, si no puedes democratizar una nación, al menos haz negocios con ella.
«Ha sido el Papa quien ha muñido este acuerdo que condena a los cubanos a vivir bajo la bota comunista quién sabe por cuántos años más»
Lo terrible es que un norteamericano demócrata y protestante que me leyera podría escupirme a la cara que yo soy quien menos derecho tiene a quejarse de esto por ser católico y español. Por ser católico porque ha sido el Papa quien ha muñido este acuerdo que condena a los cubanos a vivir bajo la bota comunista quién sabe por cuántos años más. Y por ser español porque es España el país que con más denuedo ha defendido en el mundo y en Europa los intereses del régimen comunista cubano a cambio de que sus empresarios se enriquezcan allí en condiciones de privilegio. Y el yanqui tendría toda la razón y yo haría bien en agachar la cabeza contrito.
Si Pablo Neruda todavía viviera y hubiera como tantos dejado de ser comunista, podría escribir los versos más tristes esta noche.