
Es la pregunta que todos se hacen pero que ninguno de los políticos que abanderan la independencia de Cataluña quiere responder: ¿Sería viable económicamente la secesión catalana?
Quizá no responden porque está técnicamente demostrado que la independencia destruiría empleo, dejaría las pensiones en el aire, reduciría la inversión extranjera y endeudaría considerablemente al nuevo país.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraEl economista José María Gay de Liébana sólo encuentra aspectos negativos en la hipotética independencia. El primero de ellos: la huida de empresas. Porque una Cataluña independiente quedaría fuera del euro. «Cuando un producto catalán entrara en España se gravaría con el IVA y la carga arancelaria correspondiente. Sería un freno a Cataluña, por lo que las empresas se llevarían sus sedes al resto de España», declara a Actuall.
En ese caso Cataluña dejaría de tener el estatus de un país miembro de la Unión Europea, lo que supondría que carecería potestad emisora. Es decir, sólo se puede tener el euro si el Banco Central de un Estado es accionista del BCE. Y no sería el caso del hipotético nuevo Estado catalán.
Sin embargo, nada parece asustar a los nacionalistas, que hacen sus cuentas y dibujan un panorama idílico. El argumento de los separatistas es que como el PIB de Cataluña asciende a 200.000 millones de euros -el 20% del PIB español-, en caso de independencia España perdería esa cantidad en detrimento de Cataluña.
«Las pensiones no estarían aseguradas»
¿Quiere decir que Cataluña se quedaría exactamente con esos 200.000 millones? Responde Gay de Liébana: «No, porque las empresas se irían de Cataluña y no se generaría la misma riqueza. Me sorprende que no se expliquen las consecuencias».
Al mismo tiempo surgen otros interrogantes sobre las pensiones o las prestaciones por desempleo. ¿Cuál sería su viabilidad si se logra la independencia? «Ni mucho menos estarían aseguradas. Es que a medio plazo ningún país de la UE puede asegurarlas, o sea, que mucho menos Cataluña», explica. La razón no es otra que el envejecimiento de la poblacion que azota a toda Europa.
Además del problema de envejecimiento estructural que sufre Europa, en el caso catalán habría que analizar las cotizaciones a la seguridad social. Cataluña aporta, pero también recibe pensiones altas. ¿Qué pasaría con la seguridad social entre los que cotizan y los que reciben las pensiones? «Es difícil asegurar que el balance fuera positivo», dice el economista.
Y eso por no hablar del paro. Gay de Liébana no tiene ninguna duda de que el desempleo aumentaría tras la independencia. «Sí, a la fuerza. Por una razón: habría menos actividad económica y empresarial debido al desplazamiento de economía al resto de Europa y España. Si estas empresas se van, tienes una fuga de gente cualificada».
El ejemplo de Escocia invita al ‘no’
También hay que tener en cuenta a la UE, que no está por la labor de construir un continente de pequeñas naciones. «Sería una Europa de provincias», indica el economista catalán. El ejemplo de Escocia, que votó ‘no’ a la independencia en 2014, tampoco favorece al independentismo. «Los escoceses no vieron claro quién financiaría la independencia».
¿Se rompe antes Cataluña o España? «Habría un problema de convivencia en Cataluña, eso lo sabe quién vive aquí. Crea roces. Hay que ir todos a una», admite Gay de Liébana.
«Habría menos actividad empresarial por el desplazamiento de economía al resto de Europa y España»
Otro de los mantras más repetidos por el nacionalismo es que la situación geoestratégica de Cataluña permitiría su viabilidad. «No, porque es imprescindible el reconocimiento del resto de Estados. Si los demás no quieren saber nada de ti, es difícil salir adelante». Además los mercados naturales de Cataluña son de la UE: España, Italia, Francia, Grecia…
Pero Gay de Liébana también se acuerda de Mariano Rajoy, al que acusa de desentenderse de Cataluña. «En Madrid deben enterarse de que en Cataluña hay este problema, nos ha abandonado Rajoy. No se reúne con los empresarios y la sociedad civil catalana. Tiene que hablar con los catalanes. La Cataluña silenciosa es mayoritaria y no se manifiesta».
El también economista Juan Ramón Rallo señala que, de primeras, una Cataluña independiente sufriría una parálisis de inversiones. «En economía los agentes rechazan la incertidumbre, y un proceso de separación genera dudas. A corto-medio plazo habría una parálisis de inversiones y salida de empresas, lo que repercutiría sobre la capacidad productiva».
La inversión extranjera se reduciría en 20 millones
Otra cosa sería que Cataluña lograse el mismo estatus que, por ejemplo, Noruega: a pesar de no pertenecer a la UE está integrada en el espacio económico europeo, lo que le permite comerciar sin el coste adicional arancelario que sí pagan los estados ajenos a Europa. «Pero eso sólo se consigue con el visto bueno de Bruselas, o sea, un acuerdo político», dice Rallo.
Hay más factores nocivos en una posible Cataluña independiente. Un estudio de Sociedad Civil Catalana alerta además de la eventual contracción de un 45% de los flujos comerciales de Cataluña con el resto de España debido al efecto frontera y deslocalización. Asimismo el stock de inversión extranjera directa se reduciría en 20 millones de euros.
Este Informe sobre la economía de una hipotética secesión de Cataluña advierte también de las graves consecuencias que la independencia supondría sobre el empleo: provocaría una destrucción de hasta 447.000 empleos, el 16% de la ocupación, de modo que la tasa de paro alcanzaría el 34,4%. El déficit público aumentaría al 10,3% del PIB y la deuda pública hasta el 118% del PIB, con vencimientos anuales del 25% del PIB, lo que situaría a Cataluña entre los países más endeudados.
La deuda pública catalana aumentaría hasta el 118% del PIB
Existe otro informe de Sociedad Civil Catalana que analiza el impacto sobre las pensiones que contemplaría una Cataluña independiente. El texto detalla que ante una declaración unilateral de independencia las pensiones carecerían de seguridad jurídica pudiendo no ser proporcionales a la vida laboral del trabajador ni a sus bases de cotización.
Por supuesto, estas pensiones serían además inferiores a las que actualmente perciben los beneficiarios de la Seguridad Social española.
La dependencia de España
Quien también ha elaborado un estudio sobre el impacto de la secesión es la asociación Convivencia Cívica Catalana. Bajo el título El resto de España, motor de la economía catalana detalla el grado de dependencia de la economía catalana en relación con el resto de España.
Uno de cada cuatro puestos de trabajo en Cataluña depende de las ventas al resto de España
Este informe sostiene que sería imposible entender la riqueza que genera Cataluña sin la concurrencia de España, que es con diferencia el mercado más importante de ventas para las empresas catalanas, quintuplicando en volumen al siguiente cliente, el francés.
Los datos así lo demuestran: más del 60% de toda la producción papelera catalana va dirigida al resto de España, el 57% de los productos alimenticios, el 56% de los farmacéuticos y el 55% de la edición de libros.
En total, las compras del resto de españoles generan 27.000 millones de euros anuales en beneficios para las empresas de Cataluña. Casi un millón de puestos de trabajo en Cataluña (973.000, o sea, uno de cada cuatro) dependen de las ventas al resto de España. Estas compras generan una riqueza de 54.000 millones de euros anuales, es decir, unos 7.200 euros por catalán y año.
Hay algo que también ocultan los promotores de la independencia: la elevadísima deuda catalana. La cifra rondaría los 155.000 millones de euros, según el periodista José Luis Lobo. Cantidad que es el resultante de la suma de los 44.000 millones de la deuda catalana y los 111.000 millones correspondientes por su peso -el 18% de cuota- en la economía española.