
Pocos pontífices son tan reservados como el emérito Benedicto XVI, sin embargo pocos han abierto tanto su intimidad, su biografía y han dado a conocer hasta sus debilidades como él.
Lo ha hecho en cuatro libros entrevista con el periodista alemán Peter Seewald. Los tres primeros fueron La sal de la tierra, Dios y el mundo y Luz del mundo.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraEn este cuarto libro, “Últimas conversaciones” (Ed. Mensajero), que acaba de llegar a las librerías españolas, Josef Raztinger desnuda su alma después de su renuncia a las llaves de Pedro, y es en cierto modo un testamento del casi nonagenario pontífice.
En el cuenta aspectos ya conocidos de su vida y su trayectoria como teólogo y como papa, y revela otros inéditos.
Los seleccionamos en 20 puntos.
En qué le supera el Papa Francisco
Seewald: ¿En qué es vd. corregido por el Papa Francisco?
Benedicto XVI: Diría que Francisco me corrige a través de su afectividad directa con las personas (… ) de hecho, quizá yo no haya estado suficientemente con las personas. Y luego también es de destacar, diría yo, la valentía con la que afronta los problemas y busca soluciones (p. 62)
Su punto débil como Papa
“El gobierno práctico no es lo mío y ahí en cierto modo tengo, diría yo, un punto débil” (p. 286)
Lo que menos le gustaba como pontífice
“Diría que las múltiples visitas políticas” (p. 283)

¿Es él último de los Papas según la profecía de San Malaquías?
Peter Seewald: Según la lista de papas de la profecía de san Malaquías el papado termina con su pontificado
Benedicto XVI: A pesar de su extensión la lista se quedó corta. (p. 282)
Caso Vatileaks, el lado oscuro del Vaticano
Peter Seewald: ¿Le conmocionó descubrir que en el Vaticano existen envidias, celos, afán de hacer carrera e intrigas en tan gran medida?
Benedicto XVI: ¡Eso ya nos lo advirtió el Señor! Las redes también atrapan peces malos (p. 279)
Castro me pidió que le enviara varios libros… le envié ‘Introducción al cristianismo’
Fidel Castro, conmovedor… en cierto modo
En cierto modo, fue conmovedor. (…) No creo que abandone la estructura intelectual en la que creció. Aún así, es consciente de que las sacudidas experimentadas últimamente por nuestro mundo han hecho que sobre todo la pregunta religiosa se plantee de nuevo. Me pidió que le enviara algunos libros (…) Le envié Introducción al cristianismo. (p. 268)

Putin, ávido de poder, percibe que el hombre necesita a Dios
Hablamos en alemán, porque lo domina perfectamente (…) Hombre ávido de poder (…) Es un realista. Ve cómo está sufriendo Rusia a causa del desmoronamiento de la moral. También como patriota, como alguien que quiere volver a hacer de Rusia una gran potencia, ve que la destrucción del cristianismo amenaza con arruinar Rusia. El ser humano necesita a Dios: eso lo percibe él con toda claridad (p. 259)
Michelle Bachelet, atea, marxista, pero cercana a lo cristiano
Es atea, marxista, por lo que hay muchas cosas en las que no estamos de acuerdo. Pero de algún modo percibí en ella una voluntad ética básica, cercana a lo cristiano. Mantuvimos una sugestiva conversación (p.258)
Su madre era hija ilegítima
Mi madre (María Rieger) era la primera hija de ambos (mis abuelos). También el siguiente hijo Benno nació antes de que contrajeran matrimonio. Estaban prometidos pero no tenían residencia fija. En Rimsting donde regentaban una panadería se casaron.
Seewald: ¿Tuvo esto alguna importancia para usted?
Benedicto XVI: En absoluto. Pues mi madre resultaba tan convincente que no necesitaba certificado alguno de moralidad. (p. 79)
Desertor del Ejército
(En mayo de 1945 escribe en sus memorias “decidí marcharme a casa” dejando el Ejército alemán)
Peter Seewald: En realidad fue una deserción, algo que se castigaba con la pena de muerte. ¿No era consciente de ello?
Benedicto XVI: Me admiro de ello a posteriori. Sabía que había centinelas, quienes dispararían de inmediato y que algo así no podía sino salir mal. Ya no sé explicar por qué, a pesar de ello, me volví a casa tan desenfadadamente, cómo podía ser entonces tan ingenuo. (p. 93)
Problemas de fe
Si no entiendo algo no es porque eso sea falso, sino porque yo soy demasiado pequeño para entenderlo (p. 39)
El Papado, una “guillotina”
No se arrepiente de la frase, tan criticada que pronunció al ser nombrado Papa: “Eso fue lo que sentí: que había caído sobre mí la guillotina” (pag. 229)
Por qué no se llamó Juan Pablo III
Me habría parecido improcedente, porque ahí se había establecido un modelo al que yo no podía responder. (…) Yo era distinto, estaba cortado por otro patrón, tenía otra clase de carisma, o de no carisma. (…) Entonces pensé en Benedicto XV -y a través de él, el propio San Benito-. (pp. 228-229)

Lobby gay en el Vaticano
“Me indicaron la existencia de un grupo tal, que procedimos a disolver… el grupo era pequeño, cuatro, cinco personas que deshicimos. No se si volverá a formarse algo parecido”. (p. 279)
Por qué tenía ojeras
Seewald: Al principio de su pontificado se le veía a menudo con ojeras,
Benedicto XVI: ¿Y bien?
Seewald: Era evidente que su tarea estaba asociada con pocas horas de sueño y mucho trabajo
Benedicto XVI: Yo no me sentía en realidad mal , pero es cierto que uno al principio se ve casi oprimido por esta carga y tiene que ir acostumbrándose (p. 233)
Le gustan la novela El lobo estepario de Hesse y las obras Requiem y La flauta mágica de Mozart
Un novelista
Herman Hesse (le gustó) El lobo estepario por “el análisis despiadado del hombre caído. Es una imagen de lo que hoy ocurre con el ser humano” (p. 135).
Dos pintores
Rembrandt, pero sobre todo Johannes Vermeer, el pintor de Delft. (p.112)
Dos músicos
Mozart (La misa de la coronación, Requiem, La flauta mágica, Don Giovanni). Y Bach (La misa en si menor, la Pasión según san Mateo) (p. 113)
La pancarta que le hizo llorar
(Cuando abandonó en helicóptero el Vaticano, tras su renuncia)
En lo alto de la casa Pastor Bonus había una gran pancarta con la inscripción: “Que Dios te lo pague” y las campanas de Roma … (el papa llora) Eso me conmovió mucho. En cualquier caso, volando sobre Roma y oyendo el tañido de las campanas, supe que podía estar agradecido, que mi estado fundamental de ánimo era la gran gratitud (p. 68)
Qué le dirá al Todopoderoso cuando esté delante de él
Le pediré que sea indulgente con mi insignificancia (. p. 40)