PSOE funambulista

    Lo más inmediato es resolver la cuestión que, aparentemente, ha destrozado al PSOE: Permitir, o no, un gobierno liderado por Mariano Rajoy. Tendrá que decantarse en dos dilemas que le han acompañado toda su historia: Democracia o revolución, España o ruptura.

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    Un funambulista se ejercita en un festival en Vilanova y la Geltrú/ Filckr
    Un funambulista se ejercita en un festival en Vilanova y la Geltrú/ Filckr

    Las guerras de facciones en la era de los medios de masas son un suicidio político. Esto es lo que le ha ocurrido al PSOE. Ya tuvo su episodio de navajeo entre “guerristas” y “renovadores”, pero era mucho más soterrada, seguía mandando el Telediario de TVE, y no seguíamos el minuto de la información en twitter.

    En estas cuatro décadas de democracia las divisiones internas han asustado más el voto que la corrupción. ¿Qué harán los votantes socialistas ante el espectáculo de un partido dividido en dos y en el que ninguna de las facciones es capaz de expresar qué quiere que sea su partido o qué quiere hacer con España?

    Algunas personas creen que La Sexta da información.

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    Pedro Sánchez, según parece, tenía ya un pacto con los nacionalistas para quedar investido presidente del Gobierno

    Una primera encuesta, publicada por El Español, indica cuál puede ser la nueva realidad del reparto del voto: El PP sigue creciendo, Ciudadanos recoge una parte del voto socialista, otra se refugia en la abstención, y la que ya se ha ido a Podemos no vuelve. Los diputados que pierde el PSOE lo ganan los otros dos partidos nacionales y constitucionalistas.

    Otra encuesta, de ABC, recoge un reparto del voto a la derecha del PSOE más favorable al PP, pero también le otorga a los socialistas, descabezados, menos votos que a Podemos.

    Lo más inmediato es resolver la cuestión que, aparentemente, ha destrozado al PSOE: Permitir, o no, un gobierno liderado por Mariano Rajoy. Pedro Sánchez, según parece, tenía ya un pacto con los nacionalistas para quedar investido presidente del Gobierno, junto con el abrazo del escorpión podemita.

    Y que ese pacto, que sólo podía desencadenar una revolución-banana en España, es lo que ha motivado la revuelta del PSO-E, con Susana Díaz de gran muñidora. Ahora que el sector nacional ha controlado la maquinaria del partido, el dilema es el mismo.

    Presentarse en estas condiciones a las urnas puede convertir a Podemos en el líder de la izquierda y al PSOE en un residuo de la historia

    Lo razonable es curar las heridas y elegir una dirección que le otorgue al partido una posición que le permita, al menos, mantenerse. Tendría al gobierno PP-Ciudadanos en su poder. Y Pablo Iglesias ya dijo que los principales enemigos de Podemos son un PSOE fuerte y un paro a la baja, dos circunstancias que se podrían dar en una situación así.

    Por otro lado, presentarse en estas condiciones a las urnas puede convertir a Podemos en el líder de la izquierda y al PSOE en un residuo de la historia. ¿Qué le frena al PSOE para tomar esa decisión? La izquierda promete un cielo en la tierra y para ello somete al infierno a quien se opone a sus postulados; vulgarmente, la derecha. En el caso de España, los siniestros avivan las cenizas de la Guerra Civil para prender el odio eterno al adversario político.

    El PSOE tiene pocas opciones. Camina sobre una cuerda tendida sobre el abismo, y no puede cometer un error. Pero está exactamente donde se merece.

    Los ex secretarios generales del PSOE, Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero / Wikimedia
    Los ex secretarios generales del PSOE, Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero / Wikimedia

    El PSOE de Felipe González, el mismo que dice ahora que no se puede demonizar a ocho millones de votantes del PP, es el que dijo que Aznar robaría las pensiones. El que ilustró a los líderes del PP con un doberman. El que lideró un “bloque constitucional” del que excluyó al partido de centro-derecha. El que combatió las referencias políticas e históricas de la mitad de la sociedad desde TVE.

    El PSOE de Rodríguez Zapatero fue el que llegó al poder acusando al gobierno de ser responsable último de un atentado terrorista con dos centenares de muertos. Fue el del guerracivilismo, el de la destransicion, el del cordón sanitario. Es el PSOE que ha cultivado el negro jardín en el que ha florecido Podemos.

    El PSOE ha asumido que la nación española es “discutible”, y la ha puesto en entredicho a cada ocasión histórica. Ha sacado la “E” de su partido de Cataluña, ha asumido como propios los principales postulados nacionalistas y, a base de romper España en su discurso, ha acabado por romper su propio partido.

    Ahora, cuando le tiembla el pie sobre la cuerda, cuando siente la llamada del vacío, el PSOE tendrá que decantarse en dos dilemas que le han acompañado toda su historia: Democracia o revolución, España o ruptura.

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    José Carlos Rodríguez es periodista. Forma parte del equipo de ProducciONE, pero en otra vida ha sido redactor jefe de Internacional de La Gaceta, y ha trabajado en la prensa digital en medios como Factual.es, elimparcial.es y libertaddigital.com. También ha colaborado con el semanario Alba, Expresión Económica, La Ilustración Liberal, La Gaceta de los Negocios o la agencia APIE, entre otros.