¿Realmente ha llegado la ultraderecha al poder en Austria?

    El acuerdo de gobierno entre el Partido Popular y el Partido Liberal en Austria ha hecho saltar las alarmas de lo políticamente correcto. El giro político austriaco sólo pretende poner orden en la política de 'wellcome refugees', que ha resultado ser inoperante y peligrosa.

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    Heinz-Christian Strache, del Partido Liberal y Sebastian Kurz, del Partido Popular acuerdan gobernar juntos Austria.
    Heinz-Christian Strache, del Partido Liberal y Sebastian Kurz, del Partido Popular acuerdan gobernar juntos Austria.

    Los titulares de la inmensa mayoría de la prensa internacional han apostado por la palabra ‘ultraderecha’ para designar a los socios de Gobierno del joven Sebastian Kurtz, líder del Partido Popular austriaco:

    • «Sebastian Kurz se rinde a los ultras austriacos»;
    • «El conservador Kurz liderará la coalición de gobierno ultraderechista»;
    • «Un partido de ultraderecha controlará los ministerios de Defensa, Interior y Exteriores». Y así.

    En una Europa en la que los conceptos de izquierda y derecha están obsoletos desde hace años, los calificativos de este tenor pierden mucha fuerza, porque ni siquiera está claro qué es ser de derecha y de izquierda, puesto que las políticas más importantes de los gobiernos europeos son transversales.

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    Kurz se ha acercado a posturas más cercanas al Grupo de Visegrado (Hungría, Polonia, República Checa y Eslovaquia) partidarios de una poítica de acogida de refugiados ordenada

    La nueva coalición de gobierno en Austria, entre el Partido Popular y el Partido Liberal, parece querer desarrollar política alejadas de la socialdemocracia imperante hasta el momento. Suficiente para ser tachados de ultras.

    El hecho es que los austriacos han apostado por un cambio de rumbo, en el que se den pasos en una mejor organización de los movimientos migratorios, asunto en el que incluso los líderes europeos empiezan a repensar. El ‘wellcome refugees’ se ha demostrado inoperante y hasta peligroso.

    En Austria ya se han visto algunas cosas que ponen en guardia a cualquiera un poco sensato. No en vano nueve iraquíes, solicitantes de asilo en el país, fueron detenidos por una violación ocurida durante la Nochevieja pasada.

    Cuando el cardenal Cañizares lo advirtió, meses ha, todos se le echaron encima, pero tenía razón en animar a la reflexión: entre quienes llegan de Irak o Siria a Europa ¿todo es trigo limpio?

    El deber de solidaridad de Europa el evidente. Pero no se puede descuidar la seguridad. Eso es todo.

    El líder supuestamente ultraderechista y desde ahora vicepresidente austriaco Heinz Christian Strache, ha señalado que «Austria será un miembro leal» de la UE

    Y por eso Kurz se ha acercado a posturas más cercanas al Grupo de Visegrado (Hungría, Polonia, República Checa y Eslovaquia) partidarios de una poítica de acogida de refugiados ordenada, que no desnaturalice el ser originario de Europa.

    Porque lejos de ser antieuropeos, los responsables de pilotar la nueva coalición de gobierno centroeuropea se han proclamado profundamente europeístas, aunque reclaman un mayor grado de autonomía respecto a la Unión Europea.

    Es más. El líder supuestamente ultraderechista y desde ahora vicepresidente austriaco Heinz Christian Strache, ha señalado que «Austria será un miembro leal que se someterá siempre a las decisiones de la mayoría» europea.

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    Nicolás de Cárdenas fue inoculado por el virus del periodismo de día, en el colegio, donde cada mañana leía en su puerta que “la verdad os hará libres”. Y de noche, devorando los tebeos de Tintín. Ha arribado en su periplo profesional a puertos periodísticos de papel, internet, televisión así como a asociaciones cívicas. Aspira a morir diciendo: "He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe".