
No solo ha traicionado todos y cada uno de los principios ideológicos del partido, perdiendo cientos de miles de votantes con cada nueva indignidad, sino que ha hecho lo imposible para impedir que surgiera a su derecha ninguna fuerza que recogiera el descontento de sus bases.
Como resultado, las elecciones del 20-D se encaraban, por primera vez en democracia, sin que ninguno de los partidos mejor colocados en las encuestas defendiera los planteamientos tradicionales (en el terreno moral, en el terreno económico, en el terreno de la unidad de la nación) que habían caracterizado al Partido Popular desde su fundación.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraNo contento con traicionar a sus electores y su programa electoral, y con impedir el surgimiento de alternativas a su derecha, Mariano Rajoy ha jugado con fuego, alentando el surgimiento de un partido de extrema izquierda como Podemos, en la esperanza de que el agitar el fantasma bolivariano le atrajera el voto del miedo.
Y no solo no ha conseguido atraer a base de miedo a los defraudados votantes, sino que nos ha dejado en herencia un Podemos que es ya tercera fuerza, con 69 diputados, y que ha resultado ser el gran triunfador de las elecciones.
El PP se dedicó a machacar a Cs y a seguir alentando a Podemos, en un último y desesperado intento por movilizar a sus antiguos electores
Al empezar la campaña electoral, Rajoy tenía aún la posibilidad de salvar los muebles, puesto que todas las encuestas daban por seguro que la combinación PP-Ciudadanos obtendría la mayoría absoluta. Pero, en lugar de aprovechar la oportunidad, el Partido Popular se dedicó a machacar a Ciudadanos y a seguir alentando a Podemos, en un último y desesperado intento por movilizar a sus antiguos electores. Y no solo no consiguió el objetivo de mejorar sus propios resultados, sino que ha logrado hundir a Ciudadanos. Como resultado, un Gobierno con el apoyo de Rivera es ya imposible.
¿Y ahora qué? Pues ahora, todas las combinaciones de Gobierno pasan por Pedro Sánchez, lo que no le va a dejar al PP más opción que permitir que Sánchez gobierne en minoría, para evitar que se eche en brazos de Pablo Iglesias. Rajoy puede ir diciendo adiós a La Moncloa, porque no hay posibilidad de que revalide su puesto de presidente.
De modo que ese PP al que los españoles le dimos hace cuatro años casi todo el poder local, autonómico y estatal, ha conseguido perder en este 2015 todo el poder. Y lo ha perdido a pulso. Fuimos muchos los que avisamos de lo que iba a pasar: cuando se liberó a Bolinaga, cuando se traicionaron las promesas electorales en el tema del aborto, cuando se subieron los impuestos, cuando no se paró los pies a los separatistas. Pero todos los avisos cayeron en saco roto. «Ganaremos las elecciones por la mejora de la economía», decían. «Y si no, las ganaremos por el miedo a la izquierda radical». Al final, ni por lo uno, ni por lo otro.
¿Quién será el «Podemos» de derecha que reconvierta ese segmento del electorado que Rajoy ha dejado como tierra quemada?
Rajoy, que ha gozado de más poder que ningún otro presidente en los anales de la democracia española, pudo haber pasado a la Historia como el hombre que resolvió los graves problemas a los que España tuvo que enfrentarse por culpa de Zapatero. En lugar de ello, será recordado como el líder que destruyó a la derecha española, porque optó por prolongar las políticas de Zapatero y por no tomar ninguna decisión, ni resolver problema alguno.
Ahora, a la derecha española no le queda otra alternativa que una reconversión traumática, como la que la izquierda ha experimentado. ¿Quién será el «Podemos» de derecha que reconvierta ese segmento del electorado que Rajoy ha dejado como tierra quemada? El tiempo lo dirá.
En cualquier caso, nos va a tocar vivir una etapa interesante. Y llena de peligros.
Gracias, don Mariano.