El uno de octubre catalán y Juana Rivas, o la vigencia de la Ley

    Rajoy, sin saberlo, les ha dado a todos la respuesta que define y resume a la perfección cómo hemos desembocado en esta situación: porque "a las personas conviene atenderlas y comprenderlas. Luego está todo lo demás".

    0
    Mariano Rajoy
    Mariano Rajoy se dispone a pronunciar su discurso a la Asamblea de Socios del Instituto de la Empresa Familiar, este martes en Madrid. (Fotografía: Juan Carlos Hidalgo / EFE)

    El pasado miércoles, el Pleno del Senado aprobaba por unanimidad el acuerdo que persigue alcanzar un Pacto de Estado contra la mal llamada Violencia de Género.

    Palmas, júbilo y reconocimientos mutuos entre los 250 senadores que, sin atisbo de discusión y sin nadie en frente, ahondaban con otras 267 medidas, con forma de propuestas y recomendaciones al Gobierno, en la confrontación entre sexos y en la atribución al varón –heterosexual, y preferiblemente blanco- del germen de todos los males que aquejan a la sociedad.

    Algunas personas creen que La Sexta da información.

    Suscríbete a Actuall y así no caerás nunca en la tentación.

    Suscríbete ahora

    Entre otras tantas ocurrencias, y a raíz del lamentable sainete protagonizado por la granadina Juana Rivas y sus malas compañías, los miembros de la Cámara Alta solicitan una serie de modificaciones legislativas, encaminadas, dicen, a proteger a las mujeres agredidas cuando puedan verse incursas en un procedimiento penal por una supuesta sustracción internacional de menores.

    Es decir: un juez requiere a la señora Rivas –divorciada de su marido, italiano, al que acusó de infligirle malos tratos- para que entregue a los hijos de ambos en un punto de encuentro familiar, donde el padre los recogería. Pero la señora tuvo a bien desoír la orden judicial, y no aparecer en el día y lugar indicados. Del mismo modo, decidió no acudir a declarar el día para el que estaba citada en tiempo forma, por lo que se dictó orden de búsqueda y captura.

    Sólo con esos datos, es fácil deducir que la señora Rivas, entre otros delitos, podría estar cometiendo los de desobediencia, obstrucción a la justicia y, por supuesto, sustracción internacional de menores.

    Mientras a cualquier otro ciudadano de segunda la Ley le habría pasado por encima a nuestra amiga Juana la han elevado al Olimpo de los iconos

    Pero es mujer, y ha denunciado a su ex marido a través de la perversa ley de Violencia de Género. Así, mientras a cualquier otro ciudadano de segunda (que en España los hay, y en caída libre en cuanto a igualdad se refiere) la Ley le habría pasado por encima como una apisonadora, a nuestra amiga Juana la han elevado al Olimpo de los iconos, y no sólo no ha padecido las consecuencias de sus reiterados incumplimientos, sino que la presidente de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, salió en su defensa en su cuenta de Twitter, mostrándole su apoyo en su “lucha para proteger a sus hijos”.

    Pensará el lector que, bueno, a fin de cuentas, Susana no deja de pertenecer a ese PSOE que vive de pastelear con el cumplimiento de la Ley, y que chapotea cómodo en el “sí, pero no”, en el “puede ser esto y lo otro, también, o tampoco, según me levante”, y otros espectáculos poco edificantes para el sistema democrático que con tanta frecuencia invocan.

    Susana Díaz, secretaria general de la federación andaluza del PSOE
    Susana Díaz, secretaria general de la federación andaluza del PSOE

    En cualquier caso, eso son cosas de Susana, pero menos mal que está Rajoy, el brazo fuerte de la Ley, dispuesto a partirse la camisa y lo que sea necesario por garantizar su cumplimiento y su indubitada aplicación. “¿Qué debe hacer Juana Rivas, don Mariano?”, inquiría un avispado periodista, en una farisaica pregunta que pretendía dejar al presidente entre la espada y la pared. Y el señor Mariano, cayó: «A las personas conviene atenderlas y comprenderlas. Luego está todo lo demás«.

    Y se hizo el 1 de Octubre y el referéndum ilegal de independencia de Cataluña. Porque «a las personas conviene atenderlas y comprenderlas. Luego está todo lo demás«. No a todas las personas, claro está. Ni todos los supuestos.

    En España ha convenido atender y comprender a los nacionalistas, ya catalanes, ya vascos, ya de cualquier otro lugar donde tuviesen los votos suficientes para sostener a un Gobierno, y después estaba todo lo demás, entre lo que se encuentra, por ejemplo, poder utilizar el español en los colegios o en la rotulación de un negocio privado.

    El artículo tercero de la Constitución española (“El castellano es la lengua española oficial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla”) lleva derogado de facto mucho tiempo en Cataluña, y la multitud de sentencias del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, del Tribunal Supremo y del Tribunal Constitucional han sido ignoradas sistemáticamente por la Generalidad. ¿Qué han hecho los sucesivos Gobierno de la democracia para atajar esta situación? Atender y comprender, como dice Rajoy. Pero sólo a los perseguidores del español, claro está.

    ¿Y ahora se echan las manos a la cabeza porque el Gobierno catalán ignora la ley?

    En 1981, Andalucía pretendía acceder a su autonomía por la vía rápida del artículo 151 de la Constitución, y no ser menos que catalanes, vascos y gallegos. Para ello, se aprobó la Ley Orgánica 2/1980, de 18 de Enero, que exigía la ratificación del proceso mediante referéndum, y por el voto afirmativo de la mayoría absoluta de los electores de cada provincia. Por esos caprichos del destino, Almería decidió, en su mayoría, o abstenerse, o votar en contra del mismo. ¿Solución? Noche de café y tabaco entre Adolfo Suárez y Felipe González, modificación de la Ley Orgánica con efectos retroactivos, y asunto zanjado. Había que atender y comprender, supongo. Pero no a los almerienses.

    ¿Y ahora se echan las manos a la cabeza porque el Gobierno catalán ignora la ley?

    Había que atender y comprender, supongo. Pero no a los niños que aún no podían alzar su voz

    En 1985, a instancia del primer Gobierno socialista, presidido por Felipe González, se aprueba la Ley Orgánica 9/1985, por la que se despenaliza el aborto en España, despedazando el artículo 15 de la entonces joven Constitución, que reconocía sin fisuras que “Todos tienen derecho a la vida”. Había que atender y comprender, supongo. Pero no a los niños que aún no podían alzar su voz.

    ¿Y ahora se echan las manos a la cabeza porque el Gobierno catalán ignora la ley?

    En 2004, el recién estrenado gobierno de Zapatero pare su engendro de Ley sobre medidas de protección integral contra la violencia de género, que revienta de lleno el artículo 14 del texto constitucional (“Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”).

    En poco más de dos años, acumula 130 cuestiones de inconstitucionalidad, presentadas ante el Tribunal Constitucional, que tuvo que salir por la tangente, a sabiendas de que no había cómo sustentar tamaña aberración legislativa. Había que atender y comprender, supongo. Pero no a los varones que cada día son acusados injustamente, detenidos sin recibir explicaciones por la autoridad y cuya presunción de inocencia es aniquilada desde que se presenta la denuncia.

    ¿Y ahora se echan las manos a la cabeza porque el Gobierno catalán ignora la ley?

    En 2005, y a instancia del mismo Gobierno, se aprueba la modificación del Código Civil, que permitiría contraer matrimonio a personas del mismo sexo, dinamitando el artículo 32 de la Carta Magna que recoge expresamente la necesidad de que éste se constituya en condiciones de igualdad jurídica y entre el hombre y la mujer. Había que atender y comprender, supongo. Pero no a la Familia, ni a la institución matrimonial, ni a su milenaria configuración jurídica.

    ¿Y ahora se echan las manos a la cabeza porque el Gobierno catalán ignora la ley?

    Ayer mismo, el Congreso aprobó la toma en consideración de la proposición de ley planteada por Unidos Podemos, que pretende promover la agenda LGTBI mediante la censura, la derogación de la libertad de expresión y de cátedra, o el derecho de los padres a elegir la educación que quieren para sus hijos, entre otros tantos. En este caso, y en un desliz de coherencia, el Partido Popular se abstuvo y UPN votó en contra.

    ¿Y siguen echándose las manos a la cabeza porque el Gobierno catalán ignora la ley?

    A once días de la eventual celebración del referéndum ilegal catalán, muchos de los partidos constitucionales, medios de comunicación y sectores sociales se preguntan, alarmados, que cómo es posible haber llegado a este extremo, y que es inexplicable estar asistiendo a la supresión de los artículos primero y segundo de la Constitución, que reconocen que “la soberanía nacional reside en el pueblo español” en su conjunto, y que “La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles”.

    Como en el caso de Juana Rivas, primero está el hembrismo contemporáneo, y luego el cumplimiento de las resoluciones judiciales

    Rajoy, sin saberlo, les ha dado a todos la respuesta que define y resume a la perfección cómo hemos desembocado en esta situación: porque «a las personas conviene atenderlas y comprenderlas. Luego está todo lo demás«.

    Luego está el Derecho, la Justicia y la fidelidad; luego están la coherencia y la lealtad; luego están la Historia y la legalidad. Todas esas cosas están luego.

    Porque, como en el caso de Juana Rivas, primero está el hembrismo contemporáneo, y luego el cumplimiento de las resoluciones judiciales. Y si estas no nos gustan, ya llegará el Senado para convalidar el delito y hacerlo legal.

    Lo primero, según parece, es atender y comprender. Y luego, el sentido común. Si llega, llegó. Y si no, ya vendrá el Senado. O el Congreso. O la Generalitat de Cataluña y el 1 de Octubre. Qué más da.

    Comentarios

    Comentarios