Una vieja norma de conducta social en los por mí añorados tiempos de los valses y las recepciones reales prohibía dos preguntas: la edad de una señora y el pasado de un caballero.
Seamos sinceros. En todo medio de comunicación, como en todo grupo humano, hay asuntos que no se tocan. Antes porque te excluían de los salones de baile y los clubes de caballeros y ahora porque molestan a los que pagan la nómina o a los que ponen las multas.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraPor ejemplo, en ABC no se defiende la república; en La Vanguardia no se recuerdan las penas de muerte que firmó Companys; en El País se rechazan los artículos contra el aborto y la eutanasia y sobre el pasado franquista de Juan Luis Cebrián; y así podemos enumerar todos los periódicos. Cada uno tiene sus tabúes o compromisos. Hoy además existen tabúes generales, que son más bien consignas.
Imaginemos un varón dominante y maltratador que por celos de su mujer le quema la cara con líquido corrosivo. La noticia saldría en todas las televisiones y las tertulias, se enviarían corresponsales a la ciudad en que hubiera ocurrido, se organizarían manifestaciones y hasta la disculparía el presidente del Gobierno, como pasó el verano de 2017 cuando Juana Rivas se negó a cumplir una orden judicial de entregar sus hijos a su ex marido.
Una mujer quemó con líquido corrosivo a su marido en Murcia, pero la noticia no salió de la región. La delincuente ser presentó como víctima de malos tratos
Imaginemos que es la mujer, dominante y maltratadora, la que arroja ácido a su marido. “Pues ocurriría lo mismo, malpensado”, dirían los súbditos del Imperio Progre.
Desde luego, he hecho una pregunta con trampa. Esa salvaje agresión la cometió en Archena (Murcia) en mayo pasado una mujer contra su marido, y salvo los murcianos casi nadie más se ha enterado. Yo lo sé porque me llegó por Twitter una entrevista al agredido publicada por el periódico La Verdad el domingo 17.
La (presunta) delincuente, que sabe bien lo que tiene que hacer, se presentó como víctima de malos tratos, pero la juez la mandó a la cárcel. En cambio, José Antonio, el marido, que sufría desde hacía años los golpes y los insultos de su esposa, dice: “Me da mucha vergüenza decir que soy un hombre maltratado”.
Si se tratara de una mujer, los servicios sociales correrían a ayudar a José Antonio y dispondría de abogado y casa gratis, junto con una paguita. Como es varón, las leyes de discriminación positiva que padecemos no se ocupan de él.
Cuando un periódico publica una noticia sobre una denuncia falsa de violencia machista, suele añadir que el porcentaje de éstas es sólo del 0,01%
Y tan malo como lo anterior es el silencio que ha caído sobre su desdicha. Por ejemplo, La Sexta emitió en su noticiario el caso de una perra quemada con ácido a las afueras de Murcia. De este otro hecho, ni mu ni guau. El colmo es que la edición de Cartagena del periódico La Verdad eliminó de su portada la llamada a la entrevista.
Consigna para los medios de comunicación que reciben subvenciones de las Administraciones y que están bajo vigilancia para no difundir una imagen sexista de la mujer: no hay violencia familiar ni de ‘género’ si afecta a varones. ¡Y vaya si la cumplen!
También por Twitter me ha llegado una foto impresionante de los juzgados de violencia contra la mujer en Madrid en la que el hueco de la escalera aparece cubierto por varias redes. Un abogado que acude a ellos con frecuencia me dijo que llevan años puestas. Según la versión oficial, se colocaron para que los criminales machistas no empujasen al hueco a las mujeres desvalidas. En un edificio público, con policías y guardias que deben de estar con el WhatsApp, ¿no? Según la explicación que se murmura en voz baja, están para que los hombres despojados de todo no traten de suicidarse, sucesos que ya se han producido en otros juzgados.
Un varón acaba de librarse de una condena a cuatro años de cárcel gracias a que grabó a su mujer reconociendo que se había inventado la denuncia
El 7 de junio, un hombre se quemó delante del Juzgado de la Mujer de Jaén. Se encuentra en un hospital de Sevilla. La razón de semejante acto fue una condena a nueve meses de cárcel por ‘maltrato ocasional’ (un zarandeo de su esposa una vez hacía más de cinco años).
Las ‘denuncias falsas’ constituyen otro de los tabúes del Sistema. Siempre que aparezca alguna información sobre la condena a una mujer por denuncia falsa se tiene que añadir, indefectiblemente, que el número de estos delitos es muy pequeño. Por ejemplo, en el reportaje en que La Voz de Galicia (21-12-2017) dio la noticia de que una mujer se había inventado haber sido violada en A Estrada (Pontevedra) por una ‘manada’ de hombres, incluyó un párrafo en el que daba la versión oficial: las denuncias falsas en asuntos de violencia machista se reducen solo al 0,01%. Como si hubiera que contentar a un censor o censora.
Lo normal es que las condenas por denuncias falsas no aparezcan en los medios de comunicación de fuera de la provincia o región en que se han pronunciado, cuando deberían difundirse para servir de escarmiento y, sobre todo, de advertencia. En abril, un juzgado de Mérida condenó a una mujer, que no irá a la cárcel, por haber acusado a su antigua pareja de haber abusado sexualmente del hijo en común.
El mundo al que nos conducen la ideología de género y sus adeptos nos obligará a vivir enganchados a grabadoras y cámaras para probar nuestra inocencia, ya que las mujeres gozan de la presunción de veracidad. Así le ocurrió a un asturiano que pudo demostrar que era inocente de los delitos de agresión sexual y delitos leves de los que le acusaba su esposa porque grabó a ésta reconociendo que se lo había inventado. De no haber dispuesto de la grabación, podía haber sido condenado a cuatro años de cárcel.
Los varones se suicidan el triple que las mujeres en España. A ninguna institución parece interesarle conocer las causas de esta ‘diferencia de género’
En 2016, los suicidios cometidos en España ascendieron a 3.569. Se trata de la mayor causa de muerte no natural, por encima de los accidentes de tráfico. De esa cifra, casi el 75%, 2.662, los cometieron varones. ¿A qué se debe esta desigualdad ‘de género’? ¿Tiene relación con los procesos de separación y divorcio, sobre todo si son conflictivos? ¿No hay ninguna universidad o ningún observatorio interesado en averiguar el porqué de esa diferencia?, ¿o es que rompería el discurso dominante sobre la inferioridad del sexo femenino, la perversidad del masculino y el machismo dominante?
Lo que para mí no tiene explicación racional es que los varones que padecen estas leyes y esta maquinaria insensible de destrozo humano sigan votando a los partidos políticos que las mantienen.