En ocasiones veo autobuses

    Cualquier día, quién sabe, nos encontraremos a Carmena, Kichi, Cifuentes y alguno más disfrazados de Cazafantasmas y atizando con el disparador nuclear de protones de alta capacidad a la chapa del bus naranja.

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    El autobús de HazteOir.org ha creado una psicosis colectiva /JMB Actuall
    El autobús de HazteOir.org ha creado una psicosis colectiva /JMB Actuall

    Ocurrió con ‘La Guerra de los Mundos’ de Orson Welles, que hizo que millones de personas creyeran que la invasión marciana era un hecho. O con el macartismo, que veía más comunistas de los que había. Más chusco fue los de los aerolitos de hielo que aparecieron como setas en otoño por toda España aunque también crearon cierta alarma.

    La histeria colectiva no es un fenómeno nuevo, pero siempre se caracteriza por un comportamiento obsesivo y contagioso. En las últimas semanas algo de eso ha sucedido con el autobús de HazteOir.org dedicado a reclamar el fin del adoctrinamiento sexual a los menores, la defensa del derecho constitucional de los padres a elegir la educación de sus hijos y a la denuncia de las leyes de imposición LGTBI a través de un libro.

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    Esta semana se dio uno de los casos más peculiares al respecto en La Rioja. Fue a las puertas del Parlamento regional. Un grupo de personas convocadas por organizaciones LGTBI y por la marca de podemos en la región esperaba a que apareciera alguien de HazteOir.org.

    «Al no acudir nadie de HazteOir.org a su encerrona, la tomaron con el primer paisano que entró con un papel en el edificio»

    Dado que se impidió al autobús su libre circulación mediante la coacción y la violencia, bajo la atenta mirada de un concejal podemita y en colaboración con la Policía Municipal de Logroño, nadie acudió a la sede de la soberanía riojana. Y se desató la histeria.

    Tal y como narra Europa Press, se produjo «una escena de nervios y confusión». Y al no acudir nadie de HazteOir.org a su encerrona, la tomaron con el primer paisano que entró con un papel en el edificio. Le gritaron de todo menos bonito.

    Da igual si era de HazteOir.org o no. En su histeria colectiva, necesitaban ‘lapidar’ a alguien. 

    «Parece como si la leyenda del autobús fantasma de HazteOir.org fuera a sustituir a la de ‘El Holandés Errante'»

    No ha sido el único caso de apariciones imaginarias. El alcalde gaditano ‘Kichi’ organizó una batería de medidas con la idea -falsa- de que indefectiblemente el autobús pasaría por la tacita de plata. No importaba si la ciudad estaba prevista en la campaña o no. El caso era crear histeria.

    Tras el paso del autobús por Pamplona, donde se registraron algunos episodios violentos, algunos medios vascos llamaron a HazteOir.org preguntando que a qué hora llegaba el autobús a sus principales ciudades, aunque éste nunca llegó a pisar tierras vascas. 

    Varias veces se han producido brotes de esta psicosis alucinatoria particular en ciudades tan distantes como Salamanca, Zaragoza o Málaga sin ninguna justificiación aparente, ni dato contrastado.

    Parece como si la leyenda del autobús fantasma de HazteOir.org fuera a sustituir a la de ‘El Holandés Errante’ que, capitaneado por Willem Van Der Deken, fue hundido en el cabo de Buena Esperanza camino de Las Indias Occidentales y desde entonces, ha sido hallado en simpar singladura ectoplásmica por los siete mares. 

    Frente a la psicosis fantasmagórica, eso sí, se ha probado la cruda realidad de la violencia intolerante: pedradas, patadas, huevazos, falsos atropellos, pintadas, emboscadas con coches, persecuciones… Todo ha sido poco para los zombies de lo políticamente correcto.

    #ElBusDeLaLibertad es recibido a pedradas en la ciudad de Sevilla/Actuall
    #ElBusDeLaLibertad es recibido a pedradas en la ciudad de Sevilla/Actuall

    Cualquier día, quién sabe, nos encontraremos a Carmena, Kichi, Cifuentes y alguno más disfrazados de Cazafantasmas y atizando con el disparador nuclear de protones de alta capacidad a la chapa del bus naranja.

    No en vano, una de las cosas que más desean es achicharrar social, política y mediáticamente a todos aquellos que se atreven a contradecir la paranioa de lo políticamente correcto.

    Y ahí los tienes: cuando no agresivos o despóticos en las calles, los imagino embozados en la cama, repitiendo entre susurros: «En ocasiones veo autobuses».

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    Nicolás de Cárdenas fue inoculado por el virus del periodismo de día, en el colegio, donde cada mañana leía en su puerta que “la verdad os hará libres”. Y de noche, devorando los tebeos de Tintín. Ha arribado en su periplo profesional a puertos periodísticos de papel, internet, televisión así como a asociaciones cívicas. Aspira a morir diciendo: "He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe".