
En una carta al director que el abogado y político balear, Francisco Gilet, ha enviado a Actuall denuncia el servilismo con el que se conduce el PP ante el lobby gay y que ante leyes que trata de imponer el pensamiento LGTBI casi nadie en el partido alza la voz, salvo “contadas y valientes excepciones” como las de Azpiroz o Gari Durán.
Gilet, que ha ocupado distintos cargos políticos con el PP, explica que esa actitud puede deberse a los complejos del Partido: “Según todos los indicios ni los Cifuentes ni los Garrido ni los Villalobos ni los Rajoy quieren ser atados a la hoguera por quienes odian a los que no piensan como ellos”.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraPero advierte que tal actitud es contaproducente porque “quién está ardiendo es el Partido Popular surgido una primavera de 1989 en Sevilla”. Refiriéndose al PP refundado bajo la batuta de Aznar.
Publicamos íntegra la carta de Francisco Gilet:
Revolución Arco Iris
De un tiempo a esta parte, no se “purga” por ser anti revolucionario, por no levantar el libro rojo, sino por ser descreído; son los “irreverentes heteros” que van desde el típico y tópico facha, hasta el más reciente “anticristiano”, pasando, naturalmente, por el homófobo de toda la vida.
En ese pandemónium homosexual, hasta las féminas catalanas con su denuncia del ordeño, osan gritar sin rubor: “No a la explotación de ninguna fémina. Las vacas son compañeras”.
Y ya no se trata solamente de los colectivos denominados LGTBI, sino que, por arte del servilismo político, estamos ante una renovación del medieval “cuando el rey (gay) quiere, el pueblo (la gente) debe”.
Un servilismo que ha alcanzado a un PP que, se supone, es la contrapartida sociológica de la izquierda autocalificada de progresista
Un servilismo que ha alcanzado a un Partido Popular que, se supone, es la contrapartida sociológica de la izquierda autocalificada de progresista.
Pero, no, el PP, tiene tanto pánico a ser calificado de “facha” que está dispuesto a todo con tal de que ese colectivo no los señale con la cruz de la homofobia.
Pronto veremos cambiar los letreros de semáforos, de los aseos y hasta el color de las rayas de los pasos cebra, sin que ningún político popular se inmute, salvo contadas y valientes excepciones cual las de Azpiroz o Gari Durán.
Azpiroz y la ley Cifuentes: “Existió la Inquisición y algunos quieren ejercer ese papel” https://t.co/pKPclVEMd9 pic.twitter.com/BKliLk0WFf
— Actuall (@actuallcom) July 19, 2016
Es la neo revolución cultural impuesta desde la enseña arco iris por una minoría enfrente de una mayoría descreída e intrascendente que, impasible, contempla como su “principito”, porque el gay quiere, debe vestirse de “princesa”. Y si alguien se opone, si lo critica, a la hoguera por homófobo. Estos serán “las nuevas brujas” de Salem.
Según todos los indicios ni los Cifuentes ni los Garrido ni los Villalobos ni los Rajoy quieren ser atados a la hoguera por quienes odian a los que no piensan como ellos. No desean apercibirse que quién está ardiendo es el Partido Popular surgido una primavera de 1989 en Sevilla.
El PP de Cifuentes y demás domesticados políticos han convertido a las ideologías democristianas, liberales y conservadoras propias del ya diluido partido en puros tizones.
Francisco Gilet Girart
Nota de la Redacción.- Durante más de 20 años, Gilet ha ocupado diversos cargos políticos en el PP. Fue diputado autonómico en el Parlamento Balear (1983-1993); conseller de Educación, Cultura y Deportes (1983-1987); conseller adjunto a la Presidencia de Baleares (1987-1993); y diputado nacional (1993-1996).