Socorro, septiembre: ¿Es posible conciliar familia y trabajo?

    En los temas de conciliación no existen soluciones fáciles, se podría decir que cada familia lo va resolviendo como puede. Pero es fundamental no perder el acento de lo importante que es cuidar y poner en el centro a la propia familia.

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    La conciliación de la vida familia y laboral es un reto de nuestro tiempo.
    La conciliación de la vida familia y laboral es un reto de nuestro tiempo.

    Hace tan solo tres semanas estábamos en el maravilloso mes de agosto y mientras estaba en la playa, jugando con mis hijos, se me ocurría que quería escribir un artículo que se llamase ‘Cuidando a mi familia’ y hablar de la maravilla del verano en familia dónde uno puede hacer con calma esas cosas que durante el curso es tan difícil: pasar tiempo en familia sin prisas, poder contar cuentos a los pequeños y volver a contarlos, hablar con los adolescentes de la vida y de su sentido y una de mis cosas favoritas, ver cómo se pone el sol hasta el final.

    Lo cierto es que se acabó el mes de agosto y no escribí ningún artículo, y me dediqué a lo que me tenía que dedicar: cuidar y disfrutar de mi familia.

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    Ahora me encuentro, intentando encontrar un momento para escribir, al tiempo que compagino la vorágine del mes de septiembre. Volver a arrancar en el trabajo, los colegios, uniformes, libros, tarteras, las clases extraescolares y los mil líos del día a día, que sólo cada familia sabe cuáles son los suyos.

    «Ojalá que cada vez haya más sensibilidad y medidas para facilitar que los niños puedan criase en sus familias. Pero los primeros que tenemos que ser conscientes de esto somos los padres de los hijos»

    Y en esta locura de inicio de curso, me pregunto ¿es posible la famosa conciliación? ¿Cómo lo hago para no acabar siendo una mujer al borde de un ataque de nervios?

    Muchas veces me preguntan otras madres y compañeros de trabajo, al saber que tengo una familia muy numerosa y que soy pluriempleda: Pero, ¿cómo te organizas?… y yo respondo: “Pues como puedo, a veces fatal, pero más vale reir que llorar…”

    A todas nos gustaría ser la madre y esposa perfecta y además la perfecta profesional, competente y eficaz, pero ya nos hemos dado cuenta de que el esquema del hombre o de la mujer perfecta es una estupidez. Lo primero es tomárselo con sentido del humor y no hay que darse pena, pensando que las mujeres de otras generaciones anteriores no tuvieron estos problemas (tuvieron los suyos). Tampoco creo que haya que esperar a que el Estado o el Gobierno de turno lo resuelvan. Tengo amigas que, deseando tener otro hijo, no se han animado porque su horario de trabajo era malo… Al pasar los años se han arrepentido. Un hijo es para siempre y los horarios de trabajo cambian.

    Cuando se habla de conciliación, insistimos en que haya medidas sociales que nos hagan la vida más sencilla. Ojalá que cada vez haya más sensibilidad y medidas para facilitar que los niños puedan criase en sus familias. Pero los primeros que tenemos que ser conscientes de esto somos los padres de los hijos. En los temas de conciliación no existen soluciones fáciles, se podría decir que cada familia lo va resolviendo como puede. Pero es fundamental no perder el acento de lo importante que es cuidar y poner en el centro a la propia familia.

    Algunos trucos que a mi me ayudan:

    1. Reconocer las limitaciones, pedir ayuda: En una familia hay que estar todos a una como Fuenteovejuna. El papel del padre, de la madre y de todos los hijos es importante.
    2. Reconocer el estrés y aprender a gestionarlo. No hay que esperar a no estar estresado para vivir, pero también es importante no querer vivir estresado. En ocasiones nos liamos más de la cuenta y decimos que sí a planes o a cuestiones de trabajo que podríamos posponer o rechazar.
    3. Si cada generación ha tenido sus problemas a nosotros nos ha tocado educar a nuestros hijos en mundo complicado, donde muchas veces nuestra manera de pensar y de vivir les exige ir contracorriente. Todo el cariño que les podamos dar es poco.
    4. Me gusta mucho mi trabajo profesional y espero seguir desarrollándolo, pero tengo muy claro que la tarea más importante de mi vida es seguir cuidando a mi familia.

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