En vísperas de las fiestas cristianas de la Navidad y la Semana Santa la Prensa de Kalidá dedicada sus cada vez más escasas páginas a burlarse y refutar la doctrina sobre el Nacimiento de Cristo y su Pasión. Todos los artículos giran en torno al mismo tópico: Jesús era un ser humano vulgar y corriente y todo lo que vino después, como su Resurrección, son leyendas y novelas.
Curiosamente esos periódicos nunca publican artículos similares sobre el judaísmo, el islam o cualquier otro credo. Quizás porque los cristianos son ya tan débiles que ni se atreven ni pueden replicar. O quizás porque el cristianismo, sobre todo la Iglesia católica, es el mayor obstáculo a los planes de los ‘filántropos’ como George Soros, la familia Benetton y los Rockfeller, dueños o financiadores de la mayoría de esos medios de comunicación.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraEn Navidad y Semana Santa abundan los artículos y reportajes que tratan de ‘humanizar’ los personajes centrales del cristianismo
El día de Nochebuena, el sacerdote secularizado Juan Arias Martínez publicó en El País una columna que prosigue de ‘desmitificar’ la Navidad. Según él, “la Navidad tal y como la viven los cristianos, católicos, protestantes o evangélicos es hoy más bien una leyenda según los expertos en estudios bíblicos”.
¡Qué sería de tanto opinador sin “expertos” o “fuentes” anónimos! Tendría que apuntalar sus opiniones y análisis con datos. Y estos pueden dar sorpresa, como los que demuestran que España es uno de los países más seguros del mundo para las mujeres y que la violencia que éstas sufren es mínima.
Arias afirma que la descripción que hacen dos de los Evangelios sobre el nacimiento de Cristo es una “leyenda”. Mejor dicho, una mentira, ya que Arias escribe que estamos ante “una bella y tierna leyenda creada, para que se cumplieran las profecías según las cuales el Mesías debería ser de la estirpe de David que había nacido en Belén”. O sea, los principales discípulos de Cristo mintieron a sus seguidores y a los que vinieron a continuación.
Me pregunto por qué Arias no se atreve a usar esa palabra: mentira. ¿Para no perder prestigio entre los ingenuos?
Si Jesús era Dios, tenemos que aceptar el relato de los Evangelios. Si no lo era, ¿qué nos obliga a seguir su doctrina?
En su columna, se suceden las afirmaciones rotundas: no nació en Belén, sino en Nazaret, no hubo adoración por los magos, ni anuncio de los ángeles, ni pesebre, ni matanza de inocentes por Herodes, ni huida a Egipto. Vamos, que Jesús nació pero que no hubo nada maravilloso en su nacimiento.
El natalicio, añade, no fue el 24 de diciembre, sino que esta fecha la escogió la Iglesia para anular la fiesta del Sol Invicto, que instituyó el emperador Aureliano (270-275). Ni una mención a la creencia de los primeros cristianos (errónea) de que un 25 de marzo Dios creó el mundo, en otro la Virgen María concibió al Verbo y en uno más Jesús murió en la cruz. El cálculo fue el siguiente: si la fecha de la concepción fue el 25 de marzo, la de su nacimiento habría de ser el 25 de diciembre.
Lo innegable es que la Navidad se incorpora a las festividades cristianas de manera tardía, porque no tiene el carácter central de la Pasión y la Resurrección.
Juan Arias no cree nada de lo que cuentan los Evangelios, pero nos asegura -¿con qué autoridad?- que Jesús se casó con María Magdalena
Como Arias y los teólogos y biblistas de su cuerda no niegan que Jesús naciera, el alumbramiento tuvo que ocurrir un día. ¿Y, pregunto, por qué no la noche del 24 al 25 de diciembre? ¿Es que Arias estaba allí con una cámara de fotos?
Repito que para Arias los Evangelios mienten, son un fraude. Pero éste, en cambio da fiabilidad absoluta a textos que se tratan de hacer pasar por evangelios apócrifos y que contienen un conocimiento gnóstico (es decir, reservado a unos adeptos escogidos, a diferencia del mensaje abierto que contienen los Evangelios canónicos).
También sostiene el periodista de El País que Jesús se casó… porque lo estaban todos los judíos de la época; y “sin duda con la Magdalena”. Uno se pregunta si Arias y los “teólogos y expertos en cuestiones bíblicas” a los que se remite asistieron a la boda o han encontrado el certificado de matrimonio.
También uno se pregunta qué se enseña en los seminarios y las facultades de teología de la Iglesia católica. Desde luego, lógica rudimentaria, poca.
El cristianismo, sobre todo la Iglesia, se muestra como el mayor enemigo de los planes de los ‘filántropos’ multimillonarios
La disyuntiva es la siguiente: Jesucristo o era Dios o era un judío como cualquiera de los que vivían en Judea en el siglo I de la era cristiana (que habría que llamar de otra manera). Si era Dios, hay que aceptar lo que cuentan los Evangelios, escritos por testigos de sus milagros y de su predicación, así como entrar en el juego de una divinidad omnipotente que decide encarnarse en una virgen. Y si era el paisano que describe Arias, a mí con quién se casase y qué palabras pronunciara, son cosas que me importan un comino.
De todas maneras, agradezco a Arias su columna. Cuando los gnósticos y los ateos se empeñan desde hace siglos en mostrarnos las contradicciones de Jesucristo y de su mensaje refuerzan mi débil fe. Porque nadie que no esté loco arremete contra Odín, Zeus, Huitzilopochtli o Anubis, sino contra lo real.
Al pensamiento de Arias le encaja como el guante a medida a la mano el aforismo de Nicolás Gómez Dávila de que “el teólogo moderno anhela transformar la doctrina cristiana en simple ideología de comportamientos comunitarios”.
Otro aforismo del genial pensador colombiano resume mi sentimiento: “Los católicos de poca teología creemos, finalmente, lo mismo que el primer esclavo convertido en Efeso o Corinto”. A lo mejor eso le molesta a Juan Arias: compartir la creencia de un esclavo analfabeto.