
Existe un cine con inquietudes cristianas en el fondo y en la forma que llega de vez en cuando a las salas de proyección. Algunas películas abordan el tema de un modo directo, al tomar como punto de partida el Evangelio, la Biblia o la vida de algún santo. Y se logran sin duda obras maestras como La Pasión de Cristo de Mel Gibson, un film no sólo inspirador para un creyente, que también, sino una lograda plasmación artística en la pantalla de lo que es dar la vida por los demás a través de un dolor y sufrimiento inimaginables, con un audaz realismo que no todos los espectadores fueron capaces de digerir, pero que tenía un propósito, el alimentar la conciencia de un amor más allá de todo límite, el de Jesús.
A veces la dificultad para estos filmes cristianos consiste en que el público no-cristiano ni siquiera los toma en consideración. Es una pena, pero es así, existe un prejuicio, muchos espectadores no irán a ver una película sobre los mártires de la guerra civil española, aunque se trate de una visión tan ponderada y emotiva como la de Un Dios prohibido. La película no puede ser detectada por sus radares de corto alcance, esto es un hecho. Lo pensaba viendo Llena de gracia, con un original punto de partida, seguir los últimos años de la Virgen María en la Tierra, cuando vive retirada y se convierte en un referente para Pedro y los demás apóstoles a la hora de cumplimentar su misión. Se trata de una película no genial pero digna, que se diría el equivalente al sermón dominical de la misa en formato fílmico, sólo puede apreciarla un cristiano, y yo aún diría más, un cristiano piadoso y con cierta vida interior.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Más populares son filmes en que una familia se enfrenta a una seria contrariedad, la enfermedad, la muerte, y la confianza en Dios opera una suerte de milagro. El cielo existe y Los milagros del cielo, basados en casos reales, van en esa dirección, pero de nuevo resulta complicado que lleguen a un público amplio.
Pues bien, creo que Si Dios quiere del italiano Edoardo Maria Falcone es una película inteligente, con una visión cristiana de fondo, y que puede satisfacer y hacer pensar con una sonrisa en los labios tanto al espectador creyente como al agnóstico o ateo.
Porque el gran tema que late en ella es la tolerancia y el respeto a las creencias de los demás y al ejercicio de su libertad, actitudes de las que todos con facilidad presumimos, pero en las que con frecuencia pueden detectarse profundas carencias.
El film, ganador del David de Donatello al mejor director novel, sigue a Tommaso, casado y con dos hijos adultos, cardiólogo de gran prestigio, que se confiesa ateo y liberal. Se considera de mente muy abierta, aunque tiene actitudes prepotentes; en lo referente a las creencias religiosas de los otros, las mira con condescendencia, como fantasías propias de mentes infantiles.
Muy divertido el toma y daca que se llevan el cardiólogo ateo y el cura don Pietro, un poco en la tradición de don Camilo y Peppone, los personajes de Giovanni Guareschi
En un momento dado su hijo Andrea señala a la familia que tiene algo importante que comunicarles, y Tommaso está dispuesto a hacer un generoso ejercicio de aceptación de lo que sea… siempre que ese “lo que sea” encaje con lo que tiene previsto. No quiero adelantar ni lo que piensa ni lo que resulta ser, porque forma parte del gozo de ver esta película ignorarlo, pero basta decir que nuestro hombre de mente tan abierta se queda patidifuso ante las novedades, y decide hacer todo lo que está en su mano para sabotear los propósitos de Andrea.

Creo que es importante decir que esta película es amable, positiva y tronchante, y que logra romper el saque al espectador en más de una ocasión, la narración nunca discurre por donde uno cree. No me resisto a mencionar a la superficial hermana de Andrea, que empieza a leer el Evangelio de San Mateo, y flipa con la genealogía de Jesús, hasta el punto de optar por algo más asequible, descargarse la película de Zeffirelli. Y que el toma y daca que se llevan Tommaso y el cura don Pietro, un poco en la tradición de don Camilo y Peppone, los personajes de Giovanni Guareschi, destila gracia e ingenio.
Postdata
Otra película muy recomendable que introduce temas cristianos con naturalidad, y que se estrena ahora, es el documental El Bosco: El jardín de los sueños. No puede ser de otra manera, pues se centra en el cuadro “El jardín de las delicias” del artista cuyo quinto centenario celebramos, y es el complemento ideal a la visita de la exposición que estos días se ha inaugurado en el Museo del Prado.