Franco hasta en la sopa: el anzuelo guerracivilista de la izquierda

    Si una televisión pública de una autonomía del PP abraza el camelo del guerracivilismo significa que la derecha se ha pasado con armas y bagajes al marxismo cultural. Tan interiorizado está el guerracivilismo que hasta una televisión pública controlada por la derecha se hace eco del delirio.

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    'El dos de mayo de 1808' por Francisco de Goya y Lucientes.
    'El dos de mayo de 1808' por Francisco de Goya y Lucientes.

    Frase para la Historia. El pueblo de Madrid no se sublevó en 1808 el contra Napoleón sino contra Franco, como dijo una periodista de Telemadrid en la retransmision de los actos del Dos de Mayo. No vamos a entrar en si fue o no un lapsus (aunque los franceses son los antiguos “francos”), o en la profesionalidad de la veterana periodista que ¿se confundió? de siglo, de guerra y hasta de bando (ya que una parte del pueblo español se sublevó no contra Franco sino con Franco y contra la II República). No es esa la cuestión.

    La cuestión es que tan interiorizado está el guerracivilismo -impulsado por Zapatero con la ley de Memoria Histórica y corregido y aumentado por Pedro Sánchez con su cruzada contra el Valle- que hasta una televisión pública controlada por la derecha se hace eco del delirio, en forma de fakenews. Sea o no involuntaria, la frase tiene mucho de complejo freudiano.

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    La Memoria Histórica no es sino la punta de lanza de una estrategia más amplia de la izquierda para ganar la batalla cultural e imponer sus dogmas

    El complejo endémico de una derecha que ha mordido el anzuelo de la Memoria Histórica puesto por el PSOE  para echar por tierra el legado de concordia de la Transición, con leyes que nadie había pedido y que han dividido a la sociedad y envenenado la convivencia de los españoles.

    La Memoria Histórica no es sino la punta de lanza de una estrategia más amplia de la izquierda para ganar la batalla cultural e imponer sus dogmas. El despiste (¿?) del Dos de Mayo es algo más que una anécdota, porque revela lo eficaces que pueden llegar a ser los mecanismos de ingeniería social para narcotizar a una sociedad.

    Y con Sánchez en el poder, vamos a tener más de lo mismo. Cuando España se enfrenta a miuras más reales -como el toro de la nueva crisis o el invierno demográfico-, el émulo de Zapatero persiste en su juego favorito y ya ha anunciado que quiere un plan de exhumación en las comunidades autónomas, e imponer en aulas y libros de texto su Catecismo de la Memoria Histórica. Exigirá a los docentes que expliquen su versión de la Guerra Civil y la II República, igual que en el viejo régimen se exigía a los profes que se aprendieran la Formación de Espíritu Nacional (FEN). El cuento de nunca acabar.

    Ya se exige a los docentes que juren los principios fundamentales del dogma de género -que incluye el adoctrinamiento sexual de los menores, pisoteando la patria potestad-. E incluso Sánchez ya ha insinuado que habría que ilegalizar a Vox -invocando la ley de partidos- porque rechaza la ideología de género. La misma ley de partidos que no aplica, en cambio, contra las formaciones golpistas. Sin olvidar la eutanasia o el laicismo, un clásico del zapaterismo, que el PSOE y Podemos no dudarán en desempolvar, con su ofensiva sobre la titularidad de los templos católicos.

    Me adelanto a posibles objeciones de algún comentarista puntilloso: si la derecha no se hubiera dividido en las elecciones del 28-A no padeceríamos esto. ¿Seguro? ¿Alguien cree de verdad que el PP es un ariete contra el marxismo cultural? ¿Alguien cree de verdad que se opone al guerracivilismo, a la ideología de género o al adoctrinamiento de nuestros hijos en las aulas?

    Pudo hacerlo mientras gozó de mayoría absoluta, tras la victoria de Rajoy sobre Zapatero, en 2011, y sin embargo no movió un dedo por cambiar la ley de Memoria Histórica, no cumplió su promesa de derogar la ley del aborto de Aido, y no sólo no se desmarcó de los dogmas de género, sino que los propuso como modelo: el documento Abrazar la diversidad, auspiciado por el ministerio de Sanidad en 2015 sostenía que «frente a los argumentos que sostienen que lo natural es la heterosexualidad, los hechos muestran que lo natural es la diversidad sexual”.

    En distintas comunidades gobernadas por el PP (como Madrid o Murcia) impone esa ideología bajo pena de multa,  y permite cazas de brujas como la que lanzó recientemente el lobby LGTB contra el obispo de Alcalá, Reig Pla, acusándole de homófobo.

    Vox tiene ahora una oportunidad de oro para ocupar el espacio de la derecha

    No sabemos en qué quedará viaje al centro del espectro político de un PP con dudas existenciales, tras el batacazo de las urnas, pero mucho nos tememos que acabará mimetizándose aún más con el PSOE.

    Lo cual, por cierto, brinda una oportunidad de oro a Vox para ocupar el espacio de la derecha que entre Rajoy, Feijoo y otros han dejado completamente desguarnecido y desmantelado.

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    Nacido en Zaragoza, lleva más de 30 años dándole a las teclas, y espera seguir así en esta vida y en la otra. Estudió Periodismo en la Universidad de Navarra y se doctoró cum laude por el CEU, ha participado en la fundación de periódicos (como El Mundo) y en la refundación de otros (como La Gaceta), ha dirigido el semanario Época y ha sido contertulio en Intereconomía TV, Telemadrid y 13 TV. Fue fundador y director de Actuall. Es coautor, junto con su mujer Teresa Díez, de los libros Pijama para dos y “Manzana para dos”, best-sellers sobre el matrimonio. Ha publicado libros sobre terrorismo, cine e historia.