
Lo cuenta ilssusidiario.net y lo recoge Il Giornale. Una clase en una escuela italiana cualquiera, 25 alumnos en torno a los 13 años. La maestra habla del radicalismo islámico, del terrorismo, del IS. Al fin, plantea a sus pupilos: si el IS llegara a Italia, si se hiciera con el poder, ¿cómo reaccionarían? La respuesta llega inmediata en 23 de los alumnos: «Convertirnos al Islam». Solo dos alumnos -de familias católicas muy ‘comprometidas- dudan.
Europa -Occidente, en realidad- se muere. Y lo más curioso del caso es que no hay poder en el mundo que le pueda hacer sombra en ningún sentido: no hay cultura que pueda vencer a la nuestra militarmente, nuestros inventos son adoptados por todo el planeta, nuestros mitos culturales llegan hasta el último rincón del mundo sin competencia, ninguna civilización es o ha sido tan rica y poderosa.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
Suscríbete a Actuall y así no caerás nunca en la tentación.
Suscríbete ahoraNi admitiendo todos los ‘refugiados sirios’ que se agolpan en nuestras fronteras correría serio peligro nuestra civilización, si Europa conservara un mínimo de confianza en sí misma y fuera solo moderadamente fiel a sus raíces.
Hoy, en el país de la UE con mayor proporción de poblacion musulmana, Francia, los adeptos de Mahoma no alcanzan el diez por ciento, y ocupan preferentemente las capas más humildes y desposeídas del espectro social.
“Ministro belga de Justicia: Europa tendrá ‘muy pronto’ más ciudadanos musulmanes que cristianos”
Y, sin embargo, hace solo unos días, el pasado 26 de abril, lo dijo el ministro belga de Justicia, Koen Greens, ante el Parlamento Europeo: Europa tendrá «muy pronto» más ciudadanos musulmanes que cristianos. ¿Alguien imagina que Europa seguirá siendo Europa en algún sentido significativo cuando llegue ese día?
Porque Greens, en la línea de los alumnos italianos, no anunciaba su profecía con alarma, como grito de alerta para que despertemos y resistamos, muy al contrario.
Su intención la aclaraba a continuación el viceprimer ministro belga Jan Jambon: «Lo peor que podemos hacer es convertir al Islam en un enemigo». Es mucho, mucho más prudente -añado yo- recitar la shahada -«no hay más Dios que Alá y Mahoma es su profeta»- o resignarse desde ya al puesto subordinado de ‘dhimmi’ y pagar el impuesto religioso del infiel, la yizia, con la humildad requerida.

Y esto lo decía cuando estaban todavía calientes los cadáveres de la treintena larga de belgas que perdieron la vida en los brutales atentados de Bruselas. Como hizo el pueblo español tras las elecciones del 11-M, los belgas han decidido que lo mejor ante los ataques es rendirse.
El Islam no es fuerte, en ningún sentido salvo el demográfico: mientras la poblacion nativa de Europa envejece y se niega a reproducirse, los inmigrantes musulmanes lo hacen por los dos y ‘Mohamed’ es ya el nombre más común en el registro en los últimos años en muchas capitales europeas.
¿Por qué es inevitable que Europa se islamice? Porque la cultura de la muerte ha vaciado las sociedades europeas de alma y la ha imbuido de odio de sí misma
Pero, ya digo, no es fuerte, son menos en número, su cultura es más atrasada, su política, más primitiva y menos libre, sus logros científicos, económicos, tecnológicos, prácticamente nulos desde hace medio milenio. Entonces, ¿por qué es casi inevitable que Europa se islamice a marchas forzadas? Porque la cultura de la muerte ha vaciado las sociedades europeas de alma y la ha imbuido de odio de sí misma, un extraño etnomasoquismo sin precedentes en la historia.
La izquierda se ha convertido en aliada táctica de una cosmovisión que, en buena lógica, debería aborrecer aún más que la cristiana. Pero su apuesta es que el Islam debilite nuestras raíces para luego embridar al Islam. Pero la naturaleza aborrece el vacío, y los musulmanes no están cayendo en la trampa, mayoritariamente, con lo que la progresía que nos gobierna descubrirá tarde o temprano que está serrando la rama donde están sentados.
Tanto desde la izquierda como desde la derecha, llevamos, al menos, desde Marx, actuando sobre la conclusión tácita de que solo la economía importa, que los pueblos se mueven exclusivamente por lo material. A la ‘renta básica de ciudadanía’ de Podemos responde el Gobierno con las cifras del crecimiento económico y el descenso del paro, como si alguna vez algún pueblo hubiera luchado y estado dispuesto a morir por un punto más en el PIB. Y ahora, unos extraños dispuestos a morir por sus ideas están despertando bruscamente a Europa de su sueño materialista.