
Por Leopoldo Lobo Pinzón.
European Union of Prayer, Oración por la Unión Europea (OUE), es un movimiento cristiano dirigido por el alemán Ortwin Schweitzer, que surgió como expresión de compasión y preocupación por la deriva social, espiritual y política de nuestro continente. Cada semestre, un grupo de varios países europeos, visita la ciudad capital que ostenta la presidencia de la UE, para conocer de primera la mano los temas y políticas de mayor relevancia y actualidad, y para establecer un contacto directo con aquellos representantes nacionales y europeos que están en la primera línea dando la batalla por los valores cristianos, la familia y la libertad religiosa, en y desde Europa.
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La inestabilidad producida por el éxodo masivo de refugiados sirios, afganos e iraquíes hacia Europa; el odio del islamismo radical contra este continente “cristiano”, manifestado por los atentados en las capitales europeas; la inestabilidad política y la incertidumbre económica en nuestro continente; todo esto pareciera hacernos pensar que estamos dejados de la mano de Dios.
Vigésimo encuentro en La Haya
La Haya, llamada la Ciudad Internacional de la Paz y la Justicia, fue la anfitriona del vigésimo encuentro de OUE, del 3 al 7 de abril, correspondiente al primer semestre de 2016. Con su medio millón de habitantes, esta ciudad es un abanico de culturas, visible en sus 140 nacionalidades diferentes; el 53% de sus habitantes son de trasfondo distinto al holandés. La religión más numerosa en La Haya es el Islam.
La religión más numerosa en La Haya es el Islam
Alemania, Reino Unido, Suecia, Bulgaria, Rumanía, Irlanda, Grecia, España y así, hasta 12 naciones, estuvieron representadas por el casi medio centenar de creyentes de distintos trasfondos cristianos que se unieron a los anfitriones holandeses, para compartir con ellos la preocupación por su país y por los 500 millones de europeos.
La reconciliación: Un tema recurrente
La reconciliación suele ser un tema recurrente en estos encuentros. Reconciliación entre personas, pueblos y culturas. El pueblo de Israel ocupa un lugar prioritario en este sentido. Históricamente, Holanda ha sido lugar de refugio para el pueblo judío. El cementerio judío, en cuyas tumbas se pueden leer apellidos como Fernandes o Cáceres, fue el lugar escogido para un acto de contrición por los judíos españoles que durante la Expulsión de 1492 huyeron de España a Portugal, y posteriormente, de ahí a Ámsterdam. Las manos extendidas, grabadas en algunas de las tumbas, dan testimonio de la relación de esta persona con el oficio sacerdotal. Manos extendidas en señal de bendición al pueblo. Nosotros extendimos nuestras manos al cielo para pedir perdón, y en intercesión por el pecado de nuestros pueblos.
Las manos extendidas, grabadas en algunas de las tumbas, dan testimonio de la relación de esta persona con el oficio sacerdotal
Otro acto que consideramos necesario, y que los holandeses participantes en el encuentro recibieron con beneplácito, fue la petición de perdón y el abrazo de reconciliación por el daño causado durante el imperio español en los Países Bajos Españoles – el territorio de los actuales Países Bajos, Luxemburgo y Bélgica. Una espinita más en la historia común de los pueblos, que ha dejado una herida abierta en los corazones de nuestros hermanos holandeses, y que quienes representamos a España en el encuentro, procuramos sacar y sanar.
Temas de vital importancia para la supervivencia del continente
Además de la visita de representantes del gobierno local, pudimos departir con un parlamentario de Holanda en la Unión Europea, miembro de la Comisión de Libertad Religiosa. Este parlamentario, que trabaja por la defensa de los valores cristianos, explicó al grupo su preocupación por la creciente hostilidad de la Agenda Secularista hacia todo lo que es cristiano. También ve con preocupación el aumento del odio racial, los nacionalismos, o el aborto. Con franqueza, reconoció delante de todos que a los políticos se les escapa de las manos la crisis de los refugiados en Europa, y pidió que roguemos a Dios por soluciones reales y duraderas.

Otra visita al grupo de OUE, fue la de un Diputado del Parlamente holandés que trabaja a favor de la educación con valores cristianos, quien se esfuerza por revertir la intención del Gobierno de su país para cerrar los centenares de escuelas cristianas a través de leyes calculadas con este propósito. Además de este tema, también le preocupa la fuerza que ha tomado la Eutanasia en su país, lo mismo que el tema de la Selección Prenatal. Muy sentida fue la oración con él por estos motivos.
El Reino Unido ocupó un lugar especial en este retiro, en relación al referendo de junio sobre su permanencia o salida de la Unión Europea, momento decisorio para su futuro y para el resto de Europa. Otro tema importante fue la degeneración moral que sufre la sociedad británica en lo relativo a la familia y la agresiva Agenda de Ideología de Género. También fue motivo de reflexión y oración todo lo relativo a la “maternidad subrogada”, o “los vientres de alquiler”.
Motivo de alabanza y esperanza
Una representante de Grecia compartió con el grupo de OUE un testimonio especialmente esperanzador: El hambre, no solo de pan, sino de paz con Dios de miles de refugiados sirios que están poniendo su fe en la salvación del Mesías Jesucristo. Su conversión sobrepasa toda la tragedia que están viviendo, y es vista como una señal maravillosa de que ni Europa ni el mundo están dejados de la mano de Dios, sino que él tiene un plan eterno de redención para las personas y los pueblos. Plan que se está cumpliendo, aun en los dolores de parto que estamos viviendo.
El último día del encuentro, salimos a orar in situ en algunos lugares emblemáticos de La Haya, como la Agencia de Información y Comunicación de la OTAN, la Corte Penal Internacional (CPI), la Corte Internacional de Justicia, o el Palacio de la Paz.
Terminamos con una celebración en la Iglesia Anglicana de Saint John and Saint Philip. La impresión con la que salimos de La Haya es que vivimos tiempos de cambios profundos en nuestro mundo. Lo que ayer fue, mañana no será. Pero todo esto apunta a una gran realidad: Nuestro futuro está en las manos amorosas del Dios eterno. De este encuentro salimos con nuevas fuerzas y con mayor determinación de trabajar por el establecimiento de su Reino en nuestros países y continente, mientras seguimos orando: Padre nuestro que estás en los cielos, venga a nosotros tu reino de paz y justicia. Hágase tu santa voluntad, así en la tierra, como es hecha en el cielo.