
1. La mayor amenaza para la democracia no es la corrupción, los populismos, la prima de riesgo o el terrorismo islámico… sino algo mucho más básico, más preliminar: la aceptación legal y social del aborto. Porque el derecho a la vida es la piedra angular de la democracia y del Estado de derecho; y la defensa del débil, la garantía más elemental frente a la arbitrariedad y la barbarie. Si nuestras democracias occidentales practican el homicidio legalizado, la tortura –y no en una mazmorra sino en el vientre materno-, y hasta el tráfico de cuerpos humanos troceados como hemos visto con Planned Parenthood bajo el paraguas del Gobierno de Obama ¿en qué se diferencian de los regímenes despóticos o de las dictaduras personales? ¿alguien me lo puede explicar?
2. El enemigo no está en desiertos lejanos… sino aquí mismo intramuros del sistema. Quienes cometen delito de lesa democracia, al legalizar, practicar, o justificar la masacre de inocentes no son médicos nazis o khmeres rojos de Pol Pot, sino gobernantes, juristas, y facultativos de buena parte de Occidente. Lo cual deslegitima a los Estados al alentar la ejecución de vidas humanas –los nasciturus-; convierte en cómplices del crimen a los gobernantes por no garantizar la integridad física de esas vidas; y a legisladores y jueces en prevaricadores al aprobar y aplicar leyes injustas a sabiendas.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahora3. En las novelas de Agatha Christie, el asesino solía ser al mayordomo. Con el aborto el asesino es el encargado de perseguir el crimen y velar por la paz y la seguridad: Gobiernos, jueces, policías. El hecho de que Planned Parenthood, la mayor organización abortista, la que trafica con fetos troceados, financiara a Obama y Hillary Clinton abona todas las sospechas.
La defensa de la vida es una de esas causas perdidas y halladas por las que Actuall dará la batalla
4. Toda la democracia se convierte en una pantomima, si los más débiles quedan sometidos a la ley de la fuerza. Como consecuencia de lo anterior, hablar de libertad y democracia en Occidente se convierte en una farsa. Si la vida no tiene sentido, si la defensa del más débil no tiene sentido, nada tiene sentido. El «todo vale» no empezó cuando un político metió la mano en la caja, sino cuando se dio una pátina de legalidad a la muerte de inocentes. Por eso suenan inevitablemente a hipócritas los discursos en favor de la paz de los gobernantes, y nauseabundos los pactos y reformas de ciertos partidos para que las masacres queden en «masacritas».
Porque, ojo al dato, el aborto es «la» masacre. Más de mil millones de víctimas inocentes se ha llevado por delante desde que se aprobaron las primeras leyes (Reino Unido, 1967 y EEUU, 1974). Una cifra muy superior a los 200 millones de muertos causados por los regímenes totalitarios y las dos guerras mundiales de la centuria pasada. Y todo ello bendecido por parlamentos, tribunales supremos, tribunales constitucionales…
Por todo eso digo que el mayor enemigo de la democracia, lo que está minando por dentro los cimientos del Estado de derecho es la aceptación social y legal del aborto. Si alguien cree hay uno mayor, que lo demuestre. Con argumentos.
Y por eso, la defensa de la vida y de la democracia es una de esas causas perdidas y halladas, por las que vale la pena dar la batalla.
Actuall no ha hecho más que nacer y va a luchar por los no nacidos. Por la vida. Por la democracia.