Cruda Realidad / Planned Parenthood: Esto es lo que pasa cuando los gangsters compran a la fiscal

    David Daleiden reveló con sus vídeos que Planned Parenthood se lucraba revendiendo tejido de fetos. Pero la fiscal a quien investiga no es a los traficantes sino al que destapó el caso. Ya se sabe: el que paga, manda

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    ¿Recuerdan los vídeos grabados en cámara oculta que revelaban que el gigante del aborto Planned Parenthood hacía negocio revendiendo tejidos de fetos? En un mundo normal, el escándalo hubiera copado las portadas durante días, los autores serían vitoreados como héroes y los culpables pagarían su monstruoso tráfico, empezando por el cierre automático de la nefasta organización.

    Por supuesto, no sucedió nada de esto. Pero sí hubo persecución y amenaza de castigo… Para los que denunciaron la monstruosidad. David Daleiden, fundador del Center for Medical Progress, responsable de la exclusiva, ha denunciado que miembros del Departamento de Justicia de California han invadido y registrado su domicilio en busca de nuevas grabaciones o documentos relativos al caso, en un claro intento de intimidarle.

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    Daleiden aprovechó la cuenta en la red social Twitter del Center for Medical Progress para acusar al Estado de California de tácticas intimidatorias y para asegurar que no van a conseguir amordazarle:

    «California es el centro del entramado de venta ilegal de partes de ninos por dinero de Planned Parenthood… En lugar de investigarlos, la fiscal general Kamala Harris, comprada por Planned Parenthood, alberga en su página web de campaña por el Senado peticiones de fondos [de la multinacional abortista]. No vamos a ceder ni nos dejaremos intimidar por un gobierno corrupto».

    El de la fiscal contra Daleiden es un caso de manual del régimen que viven las sociedades occidentales: la anarcotiranía

    Es un caso de manual del régimen bajo el que viven las sociedades occidentales: la anarcotiranía. Un sistema se define como anarcotiránico cuando es incapaz de poner los medios para solucionar los problemas más acuciantes y evidentes y de perseguir el crimen más obvio, pero resulta extraordinariamente eficaz y capaz de hacer caer todo el peso de la ley sobre quienes se atreven a denunciar los desmanes favoritos de las élites culturales.

    En España vivimos un caso similar con las clínicas del doctor Morín, aunque en esa ocasión al menos las autoridades se vieron forzadas a actuar, si bien con toda la lenidad posible.

    El aborto es para la cultura de la muerte dominante mucho más que el ‘inocuo procedimiento médico’ que pretenden, como prueba este y otros muchísimos casos, donde ni siquiera la vulneración de las leyes más elementales y expresas logran obligar a las autoridades a actuar contra los perpetradores, y sí contra quienes denuncian y aportan las pruebas del horror.

    En el curso del registro en casa de Daleiden la policía se incautó de diversos archivos y de la obra del ‘periodista activista’ sobre la Primera Enmienda de la Constitución. Daleiden denuncia que “se llevaron toda la filmación que muestra el tráfico criminal de Planned Parenthood con trozos de ninos abortados, además de mi información personal”, pero, añadió, no lograron hacerse con documentos que prueban “la relación comercial ilícita entre StemExpress y Planned Parenthood.”

    Lejos de intimidar a Daleiden, la campaña le brinda la oportunidad de exponer las fechorías del abortorio ante los tribunales

    Daleiden confiesa que no le coge por sorpresa estar sometido a semejante acoso, después de que “la fiscal general vendida a Planned Parenthood se negara tajantemente a aplicar la ley contra los traficantes de componentes humanos en nuestro Estado o siquiera investigarles, al tiempo que hace lo posible por acosar e intimidar a periodistas ciudadanos”.

    Poco después del “escándalo que no fue”, Planned Parenthood presentó una demanda en un tribunal de San Francisco contra el Center for Medical Progress, acusando al grupo provida de llevar a cabo grabaciones secretas, invadir la privacidad de sus empleados y, según el jefe ejecutivo de la compañía, “librar una campaña maliciosa de desprestigio que se diseñó exclusivamente para esparcir mentiras sobre Planned Parenthood”.

    La demanda, lejos de intimidar a Daleiden, le ha producido una enorme satisfacción porque, dice, le ofrece la oportunidad de exponer a los líderes de la organización y sus monstruosas prácticas en los tribunales.

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