Blas Piñar, en la tribuna del Congreso de los Diputados
Blas Piñar, en la tribuna del Congreso de los Diputados

El próximo 28 de enero se cumplen diez años del fallecimiento de quien fuera uno de los más valientes e ilustres personajes de la España de la segunda mitad del siglo XX y primeros años del siglo XXI: Blas Piñar.

Dicho personaje, nacido en Toledo en 1918, fue hijo de uno de los defensores del Alcázar, recibió el título de abogado, fue presidente del Instituto de Cultura Hispánica, tuvo a su cargo una notaría, fue procurador en Cortes e intervino activamente en la política española durante el período comprendido entre la muerte de Franco y los primeros años de la transición.

Algunas personas creen que La Sexta da información.

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Toda una lumbrera intelectual que podía disertar horas enteras sobre cualquier tema sin aburrir a sus oyentes. Un privilegio del cual muy pocos pueden jactarse.

Un talento fuera de lo común. Y también, un hombre de Fe.

Y al ser un hombre de Fe, Blas Piñar sabía que la única explicación valedera a cualquier interrogante tenía que venir necesariamente desde lo Alto o sea iluminada por esa visión sobrenatural que proporciona la Teología que –dicho sea de paso- es la ciencia más segura.

Al poseer tan encomiable visión sobrenatural, Blas Piñar no tuvo ninguna dificultad para entender que su gran inteligencia no era para lucirse ante aduladores que son más falsos que un duro de madera.

Nada de eso, Blas comprendió muy bien aquella parte del Evangelio que nos dice que no se esconde una lámpara debajo de la mesa sino que se pone en el lugar apropiado para que pueda iluminar a todos.

Fiel a dicha interpretación, la generosidad de Blas lo impulsó a compartir lo mucho que Dios le había prestado con todos los demás.

Y así lo vimos pronunciando conferencias sobre temas tan variados como son jurídicos, médicos, políticos, históricos, religiosos, sociales, etc, etc, etc.

Y fruto de esas conferencias son libros en los que defiende la vida desde la concepción hasta la muerte natural, analiza la situación política española, rebate los sofismas del Cardenal Tarancón, analiza jurídicamente a la luz del Derecho Natural la Constitución de 1978 e incluso profetiza los males que podrían derivarse de una Carta Magna que en algunas partes se muestra ambigua.

Citamos textualmente el artículo 2 de la Constitución:

“La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas”

Si se lee dicho texto de manera superficial “aparentemente”, suena bien.

Sin embargo, si nos detenemos en las dos palabras que hemos resaltado: AUTONOMIA y

NACIONALIDADES vemos como ambas pueden prestarse a diversas interpretaciones.

Ante dichas palabras, Blas Piñar anticipó que podrían convertirse en el futuro en semillas de discordia, dando pie a movimientos separatistas que podrían apoyarse legalmente en el artículo 2 de la Constitución.

Blas estaba anticipando lo que cuarenta años más tarde harían Carles Puigdemont y su pandilla de terroristas separatistas.

No es que Blas tuviese una bola de cristal y fuese profeta. Simplemente estaba consciente de que no hay efecto sin causa.

Eso explica sus acalorados debates en las Cortes cuando, hablando de una reforma que no era tal, Blas advirtió que se trataba de un rompimiento o sea de eliminar el sistema anterior para sustituirlo por uno nuevo que –por lo que estamos viendo- ha resultado peor.

Y fue así como Blas recorrió España entera presidiendo mítines, dando conferencias e incluso exponiéndose físicamente como cuando dirigió una manifestación para impedir que grupos sectarios estrenasen una película blasfema en contra de la Virgen María.

Consciente de que las palabras vuelan en tanto que lo escrito permanece, Blas escribió, escribió mucho y bien.

Y lo que no escribió permitió que fuese grabado y filmado.

Esa es la explicación por la cual la gran mayoría de aquellos vibrantes discursos que son auténticas joyas de doctrina y elocuencia se encuentran disponibles en la FUNDACION BLAS PIÑAR en donde podrán adquirir libros, DVD y discos compactos todos aquellos que deseen tener una visión más amplia de las causas que han sumido a España en el pantano en que se encuentra.

Dentro de tan vasta producción se encuentran los cinco tomos de sus Memorias presentados bajo el título “Escritos para la Historia”

Blas Piñar, un intelectual valioso y valeroso que puso sus talentos al servicio de la Iglesia, de España, de la Fe, de la Familia y de la Justicia se fue de entre nosotros hace una década.

Consideramos que no podíamos estar tranquilos y que nos remordería la conciencia si no comentásemos –aunque fuera con un breve artículo- la inmensa obra doctrinal y política que llevó a cabo un ferviente católico y un gran español.

Y es que suelo ocurrir que los mejores patriotas son siempre católicos ejemplares.

Como Blas Piñar.

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Abogado, historiador y periodista. Editorialista de el Heraldo de México (1973-2003). Colaborador de varias revistas mexicanas y españolas. Corresponsal en México de la revista Iglesia-Mundo (1981-1994). Autor de 'La cruzada que forjó una patria' (1976); 'Forjadores de México' (1983); 'Los mitos del Bicentenario' (2010) e 'Isabel la Católica. Su legado para México (2013).