Manifestación a favor de la independencia / EFE.
Manifestación a favor de la independencia / EFE.

Esta semana di una charla a un grupo de abogados de Estados Unidos sobre Cataluña, el movimiento independentista y la legitimidad histórica y legal de la independencia. La idea me atrajo cuando me lo propuso una antigua colaboradora en Ginebra y me pareció una excelente oportunidad de hacerles conocer algo más sobre España y sus desafíos políticos, sociales y territoriales.

Hicimos una encuesta antes de comenzar la formación donde comprobamos que estos abogados tenían ganas de aprender, que querían conocer más sobre la Historia de España y sobre el nacionalismo en Cataluña. Una mayoría se inclinaba por que Cataluña tenía derecho a la independencia. En general, tenían pocos argumentos o conocimientos para defender la Unidad de España. 

Algunas personas creen que La Sexta da información.

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La Historia se compone de pequeñas historias y relatos. En muchos casos no importa si se tiene razón o no, importa lo que diga la Historia o aquellos que la enseñan.

De una forma clara y evidente, el relato, las historias y la comunicación han sido claramente dominadas por los nacionalistas. Además, han dominado la Historia y las historias en una variedad de idiomas, y no me refiero únicamente al catalán ni a la manipulación en la educación.

No cabe duda de que la idea de que un pueblo oprimido quiere votar y que un país opresor no se lo permite queda muy bien. Si además tienen decenas de embajadas, aunque sean ilegales, y miles de personas generosamente pagadas para extender el mensaje pues la labor nacionalista se facilita.

“Nada de lo que hemos hecho es delito. Votar en un referéndum y trabajar para la independencia de Cataluña no es delito» es un mensaje que es simple, sencillo y que cala en el público extranjero.

El objetivo debe ser mostrar la Historia común de Cataluña con el resto de regiones en España: el Imperio Romano, los Visigodos, la dominación musulmana y la Reconquista.

El elemento más importante es la guerra de Sucesión, que duró entre 1700 y 1714. Carlos II, que falleció con 35 años y sin hijos, empezó a hacer testamentos y a otorgar la corona de España desde unos años antes. Desde el independentismo catalán se presenta como una derrota el 11 de septiembre de 1714, la Diada en la que los catalanes fueron sometidos por los españoles y momento en el que perdieron todos sus privilegios.

Lamentablemente, no se explica en las aulas catalanas, y en las del resto de España se olvida, que fue una Guerra de Sucesión por la muerte de Carlos II. En esta guerra hubo dos bandos, el de la casa de Austria y el de la casa de Borbón. El del Archiduque Carlos de Habsburgo estaba apoyado por Inglaterra, Portugal, Países Bajos y algunas regiones de España. En el bando de Felipe de Anjou, que reinaría como Felipe V, estaban Francia, algunos principados alemanes como Baviera y Colonia, así como algunas regiones y grupos en España. Fue una de las guerras con mayor participación internacional antes de la Primera Guerra Mundial. Un bando quería evitar que la corona española fuera para un francés y el otro bando quería evitar la alianza de España con el imperio austriaco. En Cataluña la presentan como una guerra del resto de España contra Cataluña.

Después de la Guerra de Sucesión siguió habiendo una Historia común, un proteccionismo durante la Revolución Industrial que benefició a la industria metalúrgica del norte de España y sobre todo a la industria textil cercana a Barcelona. En los últimos siglos o incluso décadas, con las diferencias propias entre las regiones de España también se puede decir que hay una Historia común.

El nacionalismo o el separatismo no son positivos, no ayudan, cambian la Historia y las historias

A los abogados estadounidenses les sorprendió que la sociedad en Cataluña estuviera tan dividida, ellos habían leído o se imaginaban que una gran mayoría, de al menos el 90% era proindependencia. De nuevo, el relato y las historias. Incluso utilizando los datos de la Generalidad de Cataluña, de corte claramente nacionalista o independentista, y su barómetro de opinión política tendremos que sólo un tercio cree que Cataluña deba ser un estado independiente.

El nacionalismo ha sido alimentado por los políticos españoles y los gobiernos desde Felipe González cuando han querido conseguir votos y voluntades en el Congreso de los Diputados y han ofrecido a cambio prevendas, ayudas, concesiones y millones.

Es obvio que existe una sociedad dividida, unas fracturas claras y unas violaciones de la legislación vigente y la Constitución Española flagrantes. Creo que juntos podemos construir más, llegar más lejos y mejorar como nación. Se debería empezar por reducir la manipulación de la Historia, por permitir la educación en catalán y en español, por eliminar la propaganda y por el respeto a las leyes y la Constitución. El nacionalismo o el separatismo no son positivos, no ayudan, cambian la Historia y las historias. Además, como explicaré en mi artículo del mes que viene no tienen ningún sustento en la legalidad internacional ni se les puede aplicar el llamado principio de autodeterminación.

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