La jovencísima Andrea Fernández, diputada socialista,l a ha liado parda al comentar en Twitter -mejor dicho, al no comentar y limitarse a aseverar- que “Uno de cada tres españoles paga por violar a una mujer”. Le han caído de todos los lados, incluso desde esta misma publicación, pero yo quiero romper una lanza por ella.
O, si se prefiere, media lanza. Una lanza pequeña. Porque Andrea, con tantos años por delante, se me antoja con buenos instintos, y porque alguien a quien se ataca desde la izquierda y la derecha, por conservadores, libertarios y progresistas de la izquierda exquisita y liberada, me resulta intrigante y se me hace irremediablemente simpática.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraNo sé de dónde se habrá sacado Fernández esa estadística, que tiene toda la pinta de ser un invent, un dato obtenido retorciendo encuestas hasta que confiesen lo que se desea, ni por qué supone que todas las prostitutas -porque el dato se refiere a los hombres que han contratado los servicios de una profesional del sexo- se ven hasta tal punto abocadas a su destino que cada ‘servicio’ deba considerarse una violación.
Pero eso es, hasta cierto punto, accesorio: si tuviéramos que desestimar todas las opiniones que esgrimen estadísticas cuestionables e hiperbólicas, el debate público iba a quedar reducido a la mínima expresión. Por lo demás, no son muchos lo que se centran, al atacarla, en lo inverosímil de la cifra, sino más bien en que haya osado ponerle alguna pega a un tráfico vil que hoy se ensalza y oficializa con el ridículo título de “trabajadoras del sexo”.
Por supuesto, no todos los ataques que está recibiendo Fernández por su comentario son injustos o tramposos. Abundan, por ejemplo, los que recuerdan a la diputada que su partido bulle de clientes de burdel, que cinco altos cargos del PSOE de Andalucía están imputados por gastarse en puticlubs 31.969 euros públicos que procedían del fondo destinado a la formación de parados. Así, OK Diario, en su respuesta al tuit de Fernández, aprovecha para hablar de Fernando Villén, que fue director general de la Fundación Andaluza Fondo para la Formación y el Empleo (Faffe). Según un informe de la Guardia Civil incorporado a la causa, Villén y otros directivos de la Faffe se gastaron 32.000 euros públicos en 13 visitas a distintos clubs de alterne de Sevilla, Córdoba y Cádiz entre el 2004 y el 2009.
Sigue el digital mencionando a los altos cargos del PSOE imputados que se gastaron el dinero de los parados con prostitutas del Club Don Ángelo, el Top Show y La Casita, en Sevilla, así como en la Sala Delux de Cordoba y en el Club Bahía de Chiclana (Cádiz). El propio director general de la Faffe, Fernando Villén, se gastó 15.000 euros en prostitutas en tan sólo dos días. Mucho violador aquí.
Pero eso me parece errar completamente el tiro. ¿Que Andrea se ha equivocado de partido? Estoy absolutamente segura, o me haría socialista. Pero un partido, cualquier partido en España, es una amalgama demasiado extensa, difusa y condicionada por intereses coyunturales y alianzas políticas para que nadie con dos dedos de frente pueda estar de acuerdo en todo con su línea, por mucho que una mayoría abrumadora de sus miembros lo finjan.
Andrea es de Valencia de Don Juan, un precioso pueblo de León de poco más de cinco mil habitantes, y por lo que he podido colegir de lo que le he oído, lo que le atrajo del socialismo tiene muy poco que ver con lo que son las prioridades actuales del partido. Habla de despoblación del medio rural y refleja un cansancio con la administración que tantos años ha dominado la autonomía, del Partido Popular.
Por lo demás, el comentario de doña Andrea que ha despertado tantas voces hostiles, además de evidenciar una mente bastante independiente y cierto valor personal, parece formar parte de un ‘leit motiv’ en la carrera política de la joven diputada. Porque, antes de todo esto, habló contra la pornografía, que en nuestros días es casi como cometer el pecado contra el Espíritu Santo, un pecado de lesa postmodernidad. Y Fernández demanda que se regule. Por ser generosa y tolerante, ya que se confiesa personalmente partidaria de abolirla por completo, al igual que la prostitución.
Y, ¿qué quieren que les diga?, esto me parece tan excepcional, tan fresco, tan inusitado en el panorama político, que me parece un error cargar las tintas contra la joven y perderse en detalles de ‘culpa por asociación’ que posiblemente sean temporales.
Yo me quedo con la chica de Valencia de San Juan que hubiera querido vivir en su pueblo toda la vida y que ha visto en la prostitución y en la pornografía -una prostitución donde el cliente permanece oculto- la terrible plaga que es para nuestro tiempo.