
Las inoculaciones tóxicas a nivel mundial no han evitado ningún contagio, según han admitido por los propios líderes de farmaceúticas en la propia Unión Europea (J. Small, ejecutiva de Pfizer, reconoció ante el Parlamento Europeo que no se testó su “vacuna” antes de salir al mercado). Por el contrario, las inoculaciones sí han ocasionado una abrumadora sobremortalidad en España y en todos los países que más han “vacunado” para la Covid.
Esas mismas inoculaciones dañinas para la salud sirvieron de excusa para imponer unos “pasaportes”, que maltrataron todos los derechos de los europeos a la libre circulación en la Unión Europea. Y pese a ello, ahora, la Unión Europea quiere traspasar a todo el mundo mundial, esa ignominia y lo llaman: “transición fluida del sistema de certificación Covid19 a una red mundial”.
El Consejo de la Unión Europea (UE), según su reciente comunicado, anima ahora a todos los Estados miembros a que se adhieran a la red mundial de certificación sanitaria digital de la Organización Mundial de la Salud, a quien recientemente la comisaria europea de Salud, Stella Kyriakides, traspasó toda su estructura y datos sanitarios de los europeos, por su cuenta y riesgo. Debo recordar al lector que tanto Kyriakides como Úrsula Von Der Leyen, presidente de la Comisión Europea, han sido denunciadas por los abogados de la Asociación Liberum por delitos de corrupción, de destrucción de documentos y de usurpación de funciones públicas.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraPese a estos escándalos, el Consejo de la UE da un paso más y se atreve a adoptar una “Recomendación para garantizar una transición fluida del sistema de certificación Covid19 a una red mundial de certificación sanitaria digital de la OMS”.
Y el mismo día que publica su “recomendación” el Consejo de la UE -el 30 de junio de 2023-, la Comisión Europea llega a un acuerdo con la multimillonaria Pfizer y otras farmacéuticas para reservar la capacidad de fabricar hasta 325 millones de vacunas al año “en caso de una futura emergencia sanitaria mundial”. ¡Qué casualidad!
Comprar o malversar con dinero del contribuyente para impulsar y promocionar medicamentos preventivos que no previenen de nada, que no evitan contagios, que siguen en fase de experimentación, que incluyen tóxicos como el óxido de grafeno y componentes como el polietilenglicol y el polisorbato 80, debiera ser denunciado por cualquier político honrado, pero en España no tenemos esa suerte. Todos los europarlamentarios españoles, sin excepción, votaron a favor del ignominioso pasaporte Covid19 (también conocido como el pasaporte digital verde) en el año 2021.
La propuesta que reguló el certificado covid en el Parlamento europeo, ese año del 2021, para los nacionales de la UE, salió adelante con 540 votos a favor, 119 en contra y 31 abstenciones. Todos los europarlamentarios españoles, lamentablemente, votaron a favor de imponer ese documento discriminatorio e inútil para la salud. ¡Todos!
Una pena no tener en nuestro país a europarlamentarios como el rumano Christian Terhes, la alemana Christine Anderson y algunos valientes más que fueron a contra corriente, siempre buscando la verdad y la justicia y sí se opusieron a la pérdida de libertad y sí denunciaron desde el principio este “crimen” y este “régimen totalitario” vacunatorio mundial.