Como medida extraordinaria para afrontar la crisis eléctrica, el presidente venezolano Nicolás Maduro dio a todo su gabinete y a los funcionarios públicos tres días extras de vacaciones, ampliando la celebración de la Semana Santa. Cuando normalmente los días festivos se otorgan únicamente el jueves y viernes, este año en Venezuela se ha disfrutado de la semana completa.

De esta manera, el Gobierno busca racionar el suministro y consumo de electricidad y agua en todo el país, que se ha visto agravado por la fuerte crisis económica y la dura época de sequía que vive la región como parte del fenómeno de El Niño.

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«El ahorro es de más del 40% cuando se toman estas medidas. Estamos llegando a un lugar difícil que estamos tratando de manejar”, dijo Maduro en una alocución a la Nación.

Aunque se asume que las personas viajen a zonas turísticas o a las playas, Maduro afirmó que en los hoteles se mantendrán los servicios aunque invitó al racionamiento. Sin embargo, en muchos hogares se han experimentado cortes imprevistos en los servicios de agua y de luz.

La medida no es una sorpresa en Venezuela, donde se han tomado decisiones parecidas en años anteriores. Sin ir más lejos, en 2010, el entonces presidente Hugo Chávez emitió un decreto similar de adición de tres días para la celebración de la Semana Santa.

Sin embargo, la realidad es que Venezuela, a raíz de la fuerte crisis política y económica lleva sufriendo apagones y cortes al igual que una crisis en los servicios públicos. Esto ha obligado a los negocios, industrias y empresas locales a tener cortes forzosos de energía dos veces al día, lo que han afectado su productividad.

La semana pasada, el ministro de Energía, Luis Motta Domínguez, advirtió que los niveles de agua del embalse del Guri, una de las principales fuentes de energía del país, habían alcanzado niveles críticos.

Pese a esto, no se han apagado los generadores y se ha insistido en que Venezuela no está al borde del colapso. Sin embargo, Motta imploró al sector privado atender el llamado del presidente para evitar una crisis si las lluvias no vuelven.

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