Sin duda esta será una de las mayores crisis que le tocará vivir a nuestra generación, donde se hace patente la urgencia de salvar vidas como prioridad en todo el mundo. Vemos que hay actores políticos que ven la tormenta y no se hincan, ni en lo global y en lo local.
Vemos cómo en vez de valorar la vida hay quienes aprovechan para promover la muerte despiadadamente; de manera lamentable Nueva Zelanda aprueba una de las legislaciones más abortistas del orbe, Irlanda del Norte impone el aborto sin límite antes de las 12 semanas, hasta la semana 24 si la mujer considera hay razones psicológicas y hasta el nacimiento si hay alguna enfermedad en el bebé, a pesar de que su población en un 80% optó por la vida y rechazó el aborto, Inglaterra aprueba abortar en casa, y todo esto en plena pandemia.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraHacen falta líderes que busquen vencer el mal con sobreabundancia de bien, volver a presentar el sentido común que nos pueda reorientar a un horizonte humano
En México las bancadas del partido en el gobierno promueven en 23 estados de la República el aborto, los más recientes en el mes de marzo en plena pandemia, llegando a dejar en la ingobernabilidad parlamentaria al estado de Baja California Sur.
Es como si quisieran cerrar la pinza, un virus que se ensaña con la tercera edad y unas legislaciones que se ensañan con los que están por nacer.
Unos van más lejos aún, dicen, como Leonardo Boff, que el virus es el ser humano mismo, que es un parásito, un cancer, un satán, y que va a ser eliminado por ese nuevo ser vivo que está más arriba en la evolución y al cual se está dañando, la Madre Tierra.
Muerte piden y muerte obtienen, llegarán sin duda a la paradoja argentina, donde unas se ponen pañoleta blanca por los hijos desaparecidos para luego ponerse la verde para desaparecerlos, en lo primero acusan a políticos por el crimen y en lo segundo le piden a los políticos que conviertan en derecho ese crimen…
En un mundo donde, en plena crisis global y local, hay quienes quieren poner todo de cabeza, promover su propio suicidio y hacer de la sin razón la moneda de cambio, hacen falta líderes que busquen vencer el mal con sobreabundancia de bien, volver a presentar el sentido común que nos pueda reorientar a un horizonte humano, necesitamos generar vínculos solidarios plenos de sentido, que nos haga capaces de relacionarnos de mejor manera con nosotros mismos, con el prójimo, con la naturaleza, con la trascendencia.
Está en cada uno de nosotros decidir si queremos ser parte de los problemas o de las soluciones. En nuestras manos está si queremos desdibujar o volver a trazar un horizonte auténticamente humano.
Cada uno de nosotros podrá decidir ser factor o del sin sentido de la cultura de la muerte o ser constructor de una cultura de la vida con un renovado sentido humano abierto a la trascendencia.