Son tres las lecturas que hago de las elecciones europeas de ayer: a) El hartazgo de los ciudadanos de la política que se aplica desde la Unión Europea; b) La fijación de base radical comunista que sostiene al PSOE; c) El peligro de que en la Unión Europea se repita la alianza los partidos moderados de derecha con el partido socialista.
Respecto al hartazgo que los ciudadanos tienen de la política europea esto es evidente. Con una participación del 49,2 % y el importantísimo incremento de los votos en los partidos de derecha, se está lanzando el mensaje de que los ciudadanos están hartos de pagar impuestos, de que los políticos regulen su vida al detalle desde los despachos, del buenismo político de admitir indiscriminadamente inmigrantes para que éstos, en muchos casos, atraquen, ocupen viviendas, impongan costumbres ajenas a la mentalidad europea y, eso sí, que sean los ciudadanos quienes tengan que padecer el “buenismo” político. ¡Qué poco cuesta ser bueno cuando quien paga y sufre son los ciudadanos! En estas elecciones, la agenda 2030 y la política migratoria, tal y como la conocemos, debería haber terminado.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraEl segundo dato es el porcentaje de 30,19% de votos que ha conseguido el PSOE. Si con lo que supone la ley de amnistía, las constantes mentiras del Sr. Sánchez, la imputación a su esposa, el caso “Koldo”, el caso “tito Berni”, es capaz de sostener ese umbral de votos, sencillamente es porque el perfil de votantes del PSOE se ha radicalizado. Está en el ADN del comunismo hacer lo que sea, tolerar cualquier clase de inmoralidad, con tan de sostenerse en el poder y esto es lo que indican esos poco más de cinco millones de votos.
El PSOE se ha sostenido a costa de los votos de partidos radicales como PODEMOS y SUMAR, mientras que muchos de los dirigentes del PSOE más moderados (pensemos en Felipe González y compañía) no han apoyado la campaña electoral del Sr. Sánchez. Esto es otro síntoma evidente de que existe un electorado socialista que no está en la órbita radical comunista que se inició con el Sr. Rodríguez Zapatero. Hoy tenemos una foto bastante fija del suelo y techo del Sanchismo. Y ese techo y suelo, fijémonos, no le da para gobernar España. Naturalmente, no podemos caer en la ingenuidad de que el Sr. Sánchez va a convocar nuevas elecciones como ha hecho el presidente de la República en Francia. Sin presupuestos, sin que ninguna ley salga adelante en el Congreso (salvo la de amnistía), al menos los españoles descansaremos de la diarrea ideológica legislativa a la que el Sanchismo nos tiene acostumbrados. Ahora bien, esa situación cambiará muy pronto. El Sanchismo hace política generando problemas cada vez más grandes. Y el que está en ciernes es el asalto al Consejo del Poder Judicial.
Y así llegamos al tercer análisis de estas elecciones. Ese asalto dependerá de la fuerza de los grupos de derechas en Europa. Y hoy podemos comenzar a temblar. Porque, efectivamente, en el día de hoy Ursula von der Leyen está diciendo que le gustaría reeditar la alianza entre la derecha moderada y el ala socialista del Parlamento Europeo. Esto para España sería fatal. Si la política en la Unión Europea no es de derechas; si los socialistas tienen algo que decir en ella, será más difícil que la Unión Europea salve a España del asalto que previsiblemente se producirá al Consejo General del Poder Judicial.
Miremos muy de cerca al Partido Popular; no nos fiemos de él demasiado; recordemos que es el partido que pudiendo reformar la Ley Orgánica del Poder Judicial para que los miembros del Consejo se eligieran mayoritariamente por los Jueces, no lo hizo. La historia del Partido Popular se puede escribir por sus traiciones a los principios de su electorado.
Emilio Eiranova Encinas, ex magistrado y profesor de Derecho