Hace ya tiempo que Sánchez se ha quitado la careta y, con todo el descaro, va a por todas sin importarle las críticas que pueda recibir por las barbaridades que está cometiendo. Hablo de los indultos a los delincuentes que dieron el golpe de estado en Cataluña, de la amnistía a los prófugos que huyeron de la justicia española, principalmente Puigdemont, de la anulación de las sentencias condenatorias del TS aplicadas a los ladrones de los ERES de Andalucía, de la censura que pretende aplicar a los medios de comunicación que están poniendo de manifiesto los hechos que apuntan a una posible corrupción en el seno de su familia, del continuo acoso al Poder Judicial para neutralizarlo y conseguir su objetivo de alcanzar una dictadura marxista.
De todos es sabido que tiene muchas más fechorías en su haber, pero baste enunciar las arriba mencionadas para el propósito de este artículo.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraDe momento, mientras no detente, también, el Poder Judicial, estamos en una democracia, con muchas imperfecciones, pero democracia, al fin y al cabo. Consecuentemente, deberíamos estar viviendo bajo el imperio de la ley. En un sistema así no pueden tener cabida los atropellos legislativos a los que estamos asistiendo.
Ya veremos qué pasa con la amnistía porque todavía no se ha dicho la última palabra. Al ser inconstitucional deberíamos tener esperanzas en una hipotética sentencia del TC, pero al ser una institución totalmente politizada y, actualmente, a las órdenes de Sánchez, no hay esperanza que valga. Tampoco tengo mucha fe en Europa, sistemáticamente nos ha dado la espalda. Para muestra, un botón: ¿cómo es posible que un prófugo de la justicia española, Puigdemont, con orden europea de detención, no sólo no sea detenido y entregado a España, sino que, además sea parlamentario europeo?
El TC ha anulado las sentencias del TS que habían condenado a Chaves, Griñán, Zarrías y demás implicados en el mayor fraude cometido por un partido político, el PSOE, en la historia de nuestra democracia. No estamos hablando de cualquier cosa, el fraude y la corrupción se aproximó a los mil millones de euros. ¡Cuántas cosas beneficiosas para los españoles se podrían haber hecho con ese dinero!
Cuando un tribunal de garantías constitucionales, el TC, que no forma parte del Poder Judicial, invade las competencias del mas alto tribunal dentro del sistema judicial, el TS, actuando como un tribunal de casación, competencia exclusiva del TS, alguien debería decir algo.
El TS, ¿no puede decir ni hacer nada cuando otra institución ha invadido sus competencias?
La Audiencia Provincial de Sevilla, que fue la instancia que les condenó ¿tampoco puede hacer nada después de que el TS ratificó las condenas?
Si es así, deplorablemente, tengo que decir que no estamos bajo el imperio de la ley y, en consecuencia, tampoco estamos en una democracia.
Como he dicho anteriormente, poco confío en las instituciones europeas, pero ojalá me equivoque.
Jose Ignacio Echegaray, Colaborador de Enraizados