
Hermann Tertsch alerta en su columna de ABC del riesgo que corre Alemania, y por extensión Europa, debido a que la canciller Angel aMerkel no ha logrado cerrar un gobierno de coalición con los verdes y los liberales.
Tertsch considera que «es el fin de la era que lleva su nombre. Aunque vuelva a presentarse en las primeras elecciones repetidas en la Alemania de posguerra, aunque ganara y aunque formara después quién sabe qué tipo de gobierno, la suerte está echada» porque «la política de continuidad cueste lo que cueste y de apañar consensos como sea ha sufrido una espectacular derrota».
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraLos movimientos en el tablero político postelectoral definidos por Merkel son para el columnista un intento de equilibrismo imposible entre posiciones antagónicas y contradictorias:
«Merkel aceptaba las condiciones de todos, no solo en inmigración y en economía son contradictorias. Ella ha pescado mucho en aguas socialdemócrata y del ecologismo radical. Al tiempo que es implacable con cualquiera que se atreva a retar a la CDU desde el espacio de la derecha que ella ha abandonado«, señala. Un espacio que, señala, ha ocupado Alternativa para Alemania (AfD) con 94 escaños.
«Como sucede en España, un gobierno sin más prioridad que su permanencia se convierte en un obstáculo a la solución de los problemas. Merkel también insiste en volver a presentarse. Es posible que gane. Es imposible que sea la solución»
A su juicio, «es el sistema socialdemócrata el que se resquebraja aun más» lo cual, lejos de suponer una dificultad, «supone un regalo añadido para la democracia» porque, en el razonamiento expuesto por Tertsch, «Alemania necesita como el respirar el debate público, el conflicto de ideas y la confrontación de intereses. Alemania necesita sobre todo muchas verdades tras tanta mentira consensuada para ocultar las devastadoras consecuencias de la política de inmigración. Ha de salir la verdad asfixiada bajo mantos de consenso, grandes coaliciones, medios domesticados y acuerdos interesados».
La debilidad que halla el columnista en Alemania tiene su necesario reflejo a nivel europeo, dado que Alemania es uno de los grandes motores de la unión. En el argumento defendido por Tertsch, el Gobierno de Berlín ha dejado de ser «el pilar de la estabilidad europea de los pasados tres lustros» y «ya no existe» porque la canciller «ante todo no tiene ya planes, objetivos ni ideas para esta Alemania tan rica, asustada, crispada y potencialmente inestable. Su único objetivo era justificarse y seguir. Muchos se preguntaban para qué«.
La consecuencia es que, «como sucede en España, un gobierno sin más prioridad que su permanencia se convierte en un obstáculo a la solución de los problemas. Merkel también insiste en volver a presentarse. Es posible que gane. Es imposible que sea la solución».