Unos días atrás, en una conversación entre colegas uno de los asistentes dijo que los economistas no tenemos imaginación.
Reflexionando sobre el tema debo darle la razón.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraNuestro trabajo es muy técnico, nos centramos en lo nuestro, los datos, los reglamentos, las leyes, las buenas prácticas, el buen gobierno, … y otras cosas que a la mayoría les parecen aburridas, pero a nosotros nos hacen disfrutar.
Aunque, es cierto que la cosa está cambiando, soplan vientos nuevos en la profesión.
Desde el mundo tecnológico nos llega, como a todos, el tsunami de la Inteligencia Artificial.
Desde la psicología nos enseñan que las decisiones no solo se deben tomar con números, sino que hay que hablar de empatía y otros términos que, aunque, venimos usándolos desde hace tiempo, empiezan a tomar otros significados.
Desde múltiples fuentes nos reglamentan sobre conceptos, cada vez más extendidos como los ESG, en español ASG (Ambientales, Sociales y Gobernanza/Gobierno).
Todo nos parece fascinante, nos gustan los retos, y les damos la bienvenida. Pero seguimos contando con imaginación, la justa.
Por eso cuando oímos de los responsables políticos que se va a buscar una ‘solución financiera imaginativa’ nos corre una corriente eléctrica por la espalda que nos eriza hasta el último pelo del cuerpo.
Nos gusta tener las cosas claras. Y cada cosa en su sitio.
Pero no por capricho, porque así nos hemos ‘amueblado la cabeza’ y la responsabilidad que nos recae es elevada, tanto si nuestra actividad se desarrolla en el sector privado, como si se realiza en el público. No lo podemos evitar. Así somos.
Pero regresemos a lo que hemos venido.
El modelo de financiación de las CCAA a cualquier español le parece que es algo ‘como poco claro’, siempre se está con el tema sobre la mesa y parece que nunca se llega a encajar una solución correcta.
Ya de por sí suena raro que dos CCAA, Vascongadas y Navarra, mantengan el famoso cupo, cuyas cifras no parecen estar nunca claramente calculadas.
Al decidirse en base a unas negociaciones políticas en las que se entrelazan los aspectos económicos con los políticos, a los que se les suma ‘la aritmética de los escaños autonómicos y nacionales’.
Y luego, el resto con unos mecanismos de cooperación entre CCAA nunca totalmente aclaradas. Con continuas y razonables acusaciones de favoritismos que se repiten año tras año, por la recepción de fondos según las necesidades puntuales derivadas de la aprobación de leyes a lo largo de la legislatura, provocando una ‘desfiguración’ del equilibrio económico, tributario y financiero.
Por favor, imaginación la justa.
Si ya nos movemos en unos escenarios mundiales muy volátiles, amenazados por riesgos múltiples, incrementar esta volatilidad con una negociación permanente sobre los flujos financieros entre las diferentes administraciones solo hace que los problemas se multipliquen.
La guinda al pastel nos la pone la UE con los desbloqueos de paquetes de fondos Next Generation según cumplas o no ciertas normas, promulgues ciertas leyes, aceptes ciertas condiciones ambientales, industriales, comerciales… inyectando una mayor incertidumbre a unos entornos muy necesitados de seguridad y estabilidad.
Arreglar los mercados mundiales, podemos decir que difícil lo tenemos.
Arreglar a la UE, ídem de ídem, mucho más cuando vemos que al final van a gobernar Europa los mismos que ya estaban, y que nos han arrastrado hasta el caos actual.
Los agricultores se quejan. Las PYMEs se quejan. Los ganaderos se quejan. Los pescadores se quejan. Los consumidores se quejan. Los transportistas se quejan.
Menos mal que el aceite nos va a bajar 5 céntimos el litro y aunque los padres no podamos tomarnos un café, nuestros hijos van a poder viajar por Europa con el dinero de los impuestos que hemos pagado antes esos mismos padres.
Pero es así como funciona la cosa en este nuevo orden mundial.
Primero te quitan el dinero en base a impuestos. Y luego te hacen el favor de devolvértelo en base a regalos, más o menos inútiles, o liberando fondos Next Generation, si eres bueno y cumples las condiciones que los políticos te imponen para devolverte lo que previamente te han forzado a entregarles.
¿No habría sido más fácil que NO nos lo hubiesen sacado antes del bolsillo y nosotros como personas adultas y responsables decidiésemos dónde, cómo, cuándo y con quién nos lo gastamos?
¿Por qué los políticos consideran que saben gastar nuestro dinero de mejor forma que nosotros gastaríamos el dinero qué tanto nos ha costado ganar?
Por favor, imaginación la justa.
Volvamos a centrarnos, sigamos hablando del modelo de financiación de las CCAA. ¿Hay alternativas?
El modelo centralizado, el más próximo, lo encontramos en Francia.
El modelo federal cooperativo, el ejemplo tipo es el de Alemania.
El modelo federal competitivo, en este caso nos debemos ir a EE. UU. con competencia abierta entre todos los estados.
El modelo federal asimétrico, como el seguido por Canadá, modelo federal donde se le dan una serie de privilegios a Quebec sobre el resto de las regiones.
El modelo plurinacional, como en Bolivia.
Existe el modelo confederal, que nadie sigue.
Podríamos decir, de forma simplificada, que el modelo de las autonomías español es un ‘híbrido’ entre el modelo centralizado francés y el federal cooperativo alemán, que no logra contentar a los españoles de un lado ni del otro.
Para ir terminando y no cansarles más, me atrevo a introducir unos últimos comentarios.
Muchos pensamos que la recentralización sería bienvenida, si no total al menos parcial en educación, universidades, sanidad, seguridad, …
Pero si el ejemplo a seguir es el francés, hay que decir que al país vecino no le faltan tensiones entre las regiones y el Gobierno Central.
Sobre el federal cooperativo de Alemania, por cultura quizás es el más próximo, hay numerosos estudios al respecto que pueden ser consultados.
Atención, ninguno de estos casos implica monarquía sí o no, Bélgica es una monarquía en un estado federal con elección directa de diferentes responsables de la administración.
Sobre el modelo federal competitivo de EE. UU., debo decir que ‘eso es otra división’, solo anotar, para aquellos que le gusta comparar su CCAA con dichos estados y que se vienen arriba cuando afirman que solos estarían mejor.
California, sola, tiene un PIB de casi 1.936.400 millones de $ (2023), por encima de dicha cifra solo están Alemania, Francia e Italia.
España, entera, se acerca con 1.461.889 millones de €, el resto de los estados de la UE tienen PIBs inferiores.
Por último, nos queda el federalismo asimétrico a la canadiense, este es el que le viene gustando a los independentistas ya que lo que no quieren es ser iguales, y para ello defienden sus cupos, sus fueros, sus hechos diferenciales… en resumen la desigualdad entre españoles.
¿Derechos Históricos? ¿Qué aldea, pueblo, villa, burgo, territorio, … de las Coronas de Castilla y Aragón no tiene sus propios derechos históricos, fueros y hechos que les diferencia de su vecino?
Entrar en este último modelo sería subirnos a una pendiente resbaladiza que nos arrastraría progresivamente al modelo plurinacional bolivariano, incrementando la inestabilidad y las tensiones que se deberían de evitar.
No hace falta decir que esta deriva es la que más les atrae a todos aquellos que ‘desean romper España’, amalgama de intereses formados por independentistas y fuerzas de ‘las izquierdas’.
Perdón, olvidaba una última línea de razonamiento salomónico defendido por algunos.
Que se mantengan los cupos en Vascongadas y Navarra.
Que se reconozcan los hechos diferenciales de Cataluña, no sabemos si de alguna otra región más ¿Galicia, Andalucía…?
Que el resto se recentralice, no sabemos muy bien la manera en que se haría.
Esto es de locos, por favor, imaginación la justa.
Vicente Medina Prados, Colaborador de Enraizados