Pedro Sánchez visita una fábrica en plena crisis sanitaria y social por el coronavirus. /EFE
Pedro Sánchez visita una fábrica en plena crisis sanitaria y social por el coronavirus. /EFE

Durante estos últimos días las televisiones públicas y privadas nos han mostrado imágenes de ciudadanos irresponsables saltándose la cuarentena. Dueños de perros que aprovechan la libertad que les da el decreto para estirar las piernas y dar un paseo de varios kilómetros, jóvenes deportistas que salen a hacer running por las azoteas de sus viviendas e incluso alguna familia que ha sido sorprendida paseando con sus hijos plácidamente por la playa.

En los animados grupos de whatsapp que durante este cautiverio que vivimos han sustituido a las concurridas barras de los bares, se comenta cada una de estas actuaciones irresponsables con una furia inusitada. El otro día, en uno de los grupos en los que estoy, uno de los participantes contó el caso de una vecina suya que había sido cazada con nocturnidad y alevosía, viajando a su segunda residencia en los Pirineos con toda su familia. La fuerza pública le había puesto una multa de 16.000 euros. “¡Me alegro, por lista!, ¡Bien merecido lo tiene!, ¡Qué se fastidie!” (realmente usaron otra palabra algo más corta y sonora). El sentimiento unánime del grupo fue descargar su ira contra unos insolidarios que habían roto las sagradas reglas del confinamiento. Uno de los participantes fue quien mejor expresó el sentir del grupo: “La gente viviendo en pisos de 60 metros y unos ricos que se van, por pura molicie, a pasar sus vacaciones a un chalet con jardín”.

Algunas personas creen que La Sexta da información.

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Y es que, en situaciones de catástrofe social como guerras, hambrunas o epidemias, siempre surgen chivos expiatorios en los que el pueblo descarga su justa ira. Los judíos durante la peste negra o los acaparadores durante las hambrunas causadas por el comunismo en la Unión Soviética y la China de Mao, fueron el objeto de una ira social que, en muchos casos, era fomentada por los propios gobernantes.

Así que no es de extrañar que unos medios de comunicación, a los que el gobierno ha regado generosamente con 15 millones, estén señalando continuamente culpables como forma de conseguir que los confinados descarguemos nuestra indignación sobre personas ajenas al gobierno.

Los medios de comunicación están desempeñando un triste papel en esta crisis, actuando de forma descaradamente progubernamental. Primero, antes de la explosión de muertes, compraron el discurso del gobierno y nos quisieron hacer creer que estábamos ante una simple gripe. En la actualidad se esfuerzan por vendernos el argumentario preparado por Iván Redondo, que consiste en decirnos que nadie ha podido prever esta pandemia. La realidad es muy distinta, la OMS y muchos expertos avisaron de lo que venía. Gracias a ello países como Francia y Alemania pudieron anticiparse y, a pesar de contar con más población que España, tienen muchos menos infectados y fallecidos que nosotros.

Miembros del gobierno se han comportado de forma altamente sectaria e irresponsable

Por eso, tengamos mucho cuidado en no descargar nuestra ira contra esos ciudadanos irresponsables que nos señalan los medios. La realidad es que esos casos que nos enseñan son minoritarios. La inmensa mayoría de los españoles estamos confinados en nuestros hogares cumpliendo a rajatabla las normas y mostrando un comportamiento mucho más responsable que el de nuestros gobernantes.

Unos gobernantes que han sido irresponsables al negar primero y minimizar después las consecuencias de la pandemia. Que actuaron irresponsablemente contribuyendo al contagio masivo fomentando una marcha feminista a la que asistieron con guantes de látex. Que ignoraron deliberadamente los avisos de la Organización Mundial de la Salud y no activaron planes de acopio de material que hubieran evitado que nuestros sanitarios trabajasen sin protección y nuestros ancianos muriesen por falta de respiradores.

Miembros del gobierno se han comportado de forma altamente sectaria e irresponsable. Han aprovechado esta terrible crisis nacional para promover una ofensiva contra el Jefe del Estado. Han roto la cuarentena para dar discursos políticos o para hacerse reportajes de prensa visitando fábricas de material sanitario. Y han aprovechado la situación del estado de alarma para amenazar a empresas y particulares con expropiaciones e intervenciones de la economía, al más puro estilo bolivariano.

Si una familia que solo buscaba continuar su confinamiento en una casa con jardín merece una multa de 16.000 euros. ¿Qué castigo se debe imponer a unos gobernantes responsables de que los contagios se hayan propagado y vayan a causar varias decenas de miles de muertos?

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