El virus de la censura no tiene inmunidad natural; es más peligroso...
El virus de la censura no tiene inmunidad natural; es más peligroso...

Me imagino que la cancelación y censura de la que fui objeto ocurrió en un diálogo como el siguiente:

«Oye, Zuck. Te habla Tony Fauci, el principal experto de EEUU en todas las cosas COVID.»

Algunas personas creen que La Sexta da información.

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«Hola, Tony. ¿Qué puedo censurar hoy para ti?».

«El primero de la lista es este nuevo artículo en el New York Post de este tipo llamado Steven Mosher. Es un experto en China que argumenta que se puede rastrear el virus hasta nuestro laboratorio Wuhan. Perdón, quiero decir, hasta el laboratorio Wuhan. De todos modos, esto es información errónea peligrosa. La ciencia nos dice que vino de un murciélago. Eso es lo que nuestros colegas chinos vienen diciendo, también».

«No te preocupes, Tony. Pondré a mi gente a trabajar en ello de inmediato. Pondremos una alerta de ‘Información Falsa’ sobre su posteo, y evitaremos que alguien haga clic en el artículo original para leerlo directamente. Le mostraremos al New York Post lo que les pasa a los que escriben y publican este tipo de historias de conspiración. Para no hablar de quién controla el flujo de información en este país».

Fauci colgó con una amplia sonrisa en su rostro.

Por supuesto, la conversación anterior es puramente imaginaria. Realmente no sé cómo Facebook recibió las directivas de cancelarme. Todo lo que sé es que se cumplió inmediatamente.

En cuestión de horas mi artículo fue sacado de internet. Esto era bastante ofensivo, tanto para New York Post como para mí. Pero Facebook no se detuvo ahí. La mayor empresa de redes sociales en el mundo añadió perjuicio al insulto. Al etiquetar erróneamente mi trabajo como «información falsa», echó barro a décadas del estudio que he dedicado a la China comunista.

Y aunque fui uno de los primeros en ser censurado, estuve lejos de ser el último.

Fauci y otros alto funcionarios del gobierno federal confabularon con las redes sociales para manejar la narrativa de COVID desde el principio, y esta asociación se reforzó velozmente a medida que pasaba el tiempo. Cualquier persona que cuestionara las cuarentenas, los cierres de escuelas, el uso de mascarillas y el distanciamiento social era invisibilizados en redes con un ‘shadow ban’, o peor, se apretaba el botón «borrar cuenta» y asunto concluido.

Gracias a una demanda presentada por el Fiscal General de Missouri, Eric Schmitt, ahora sabemos que docenas y docenas de funcionarios federales participaron en el esfuerzo de presionar a los medios sociales para eliminar la «desinformación». Schmitt ha calificado correctamente a esto como «una inmensa empresa de censura». Una empresa que, para todos sus efectos, fue dirigida por Fauci.

Había una línea directa entre el hombre que se hizo pasar por el principal experto de EEUU en el coronavirus y Mark Zuckerberg, un hombre que controlaba Facebook e Instagram, dos importantes fuentes de información COVID para el pueblo estadounidense.

Literalmente, es lo que quiero decir. Resulta que Fauci realmente tenía el número de teléfono personal de Zuck.

Y también tenía nuestro número.

El susceptible burócrata, que una vez dijo que criticarlo era criticar a la ciencia misma, resultó ser uno de los principales proveedores de desinformación durante la pandemia. Fauci no solo estuvo equivocado sobre los orígenes de laboratorio del virus COVID. También estuvo equivocado sobre muchas otras cosas.

Exigió el cierre de escuelas a pesar de saber que los niños estaban en bajo riesgo de COVID.

Presionó para realizar confinamientos en casa a pesar de que muchos estudios mostraban que esto costaría vidas.

Insistió en el uso universal de mascarillas a pesar de admitir en privado que las mascarillas ofrecían poca protección contra el COVID.

Ridiculizó la idea de que aquellos que se recuperaran de infecciones por COVID tendrían inmunidad natural.

Afirmó que las vacunas prevendrían la infección y que cualquier esfuerzo para centrarse en proteger a los que estaban en mayor riesgo era «absurdo y muy peligroso».

Y -finalmente- Fauci estuvo totalmente equivocado en todo esto.

Mucha agua ha pasado bajo el puente desde inicios del 2020. La mayoría de nosotros de una u otra forma ya no estamos encerramos en nuestros hogares y nuestros hijos van a las escuelas. Las empresas están dejando de lado el uso obligatorio de mascarillas y de la vacunación. La mayoría de nosotros estamos viendo al COVID por el espejo retrovisor.

Cada vez son menos las personas que prestan atención a Fauci, que está siendo silenciosamente apartado de la administración Biden para cuidar las apariencias.

Pero queda una preocupación. Sigue vigente la inmensa empresa de censura de las plataformas de redes sociales que permitió a Fauci coludirse, si no controlar, la mensajería a través de Twitter, Facebook y otras.

Y la administración Biden no se opone en absoluto a utilizar esta asociación público-privada para sofocar el debate libre y abierto sobre cuestiones de vital importancia para el país. Piensen en laptop de Hunter Biden.

Los estadounidenses deberían tener tanto miedo de la colusión entre el Estado y las Big Tech como el pánico generado por el COVID en 2020. Tal colusión proporciona un sinfín de oportunidades para plantar virus destructivos en nuestras mentes.

Y para esos virus no tendremos inmunidad natural.

Este artículo fue publicado originalmente en inglés en New York Post https://nypost.com/2022/09/17/government-censorship-should-scare-us-as-much-as-covid-did/

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