El 14 de abril pasado, las izquierdas montaron una campaña de reivindicación de la Segunda República, en la que participó el mismísimo Pedro Sánchez al calificar ese régimen de muerte y guerra como “un vínculo luminoso con nuestro pasado que debemos reivindicar”.
Como no había ocurrido en años anteriores, la reacción contra las mentiras del régimen fue enorme y les salió el tiro por la culata. Sin embargo, los derrotados contaron con el auxilio de uno de esos señores con peluquín que en las películas suele hacer de policía vanidoso o de alcalde patético que con su prudencia acaba permitiendo que los tiburones o los zombis devoren a su pueblecito.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraEn su columna de El Mundo, Luis María Ansón riñó a los republicanos y a Franco. Y citó a Gregorio Marañón, Ramón Pérez de Ayala y José Ortega y Gasset como ejemplos de españoles ilustres que tuvieron que huir “al exilio”. Sin embargo, se olvidó de añadir que los tres apoyaron al bando nacional en la guerra y en los años siguientes regresaron a la España de Franco.
Las mentiras de la izquierda no tendrían tanto efecto si no contaran con ‘tontos útiles’ para difundirlas
Se dice que Ortega mantuvo esa costumbre de muchos catedráticos de cobrar su sueldo sin pisar su clase; en su caso porque se encontraba en el cómodo Portugal… del dictador Antonio Oliveira Salazar. Igual que el pretendiente borbónico al trono español, que prefería vivir en una dictadura antes que en una democracia como la francesa o la británica.
Jesús Laínz va a publicar en unas semanas un nuevo libro, titulado La gran venganza, en el que recoge testimonios de esos intelectuales. Por ejemplo, Pérez de Ayala, que recibió por sus esfuerzos para traer la República dos chollos como la dirección del Prado y la embajada española en Londres, escribió en 1937 a Franco una carta que empezaba así:
“Desde hace cerca de un año he venido buscando manera de hacer llegar a usted directamente, lo primero, mi adhesión sincera, y después, el ofrecimiento de mis humildes servicios”.
Marañón le mandó una carta a Ramón Menéndez Pidal con esta declaración de intenciones:
“Yo tengo mi resolución tomada para el porvenir. Si los rojos (ahora y siempre, comunistas, rusos) ganaran, yo no volvería, jamás, a España. Si los otros ganan, con sus defectos y todo, iré. Prefiero la Inquisición a la Inquisición + pedantería + mentira + hipocresía”.
Un sector de la derecha, viejo y gastado, aplaude la ‘memoria histórica’ y el feminismo esperando que se perdone su pasado
Los dos hijos varones de Ortega, como el de Marañón, se alistaron como voluntarios a las órdenes de Franco. Y el filósofo, como recuerda Laínz, expresó su alborozo y felicitación por la entrada de los nacionales en Madrid el 28 de marzo de 1939.
Pues semejantes hechos los oculta Ansón en su columnita, con lo que favorece el discurso mendaz de la ‘memoria histórica’. Entre 1983 y 1997 este señor dirigió el ABC, que gracias a la desaparición del Ya y de El Alcázar se convirtió en uno de los diarios más leídos de España. Borró la marca del banco Banesto del maillot y la gorra de Miguel Induráin; nombró al ladrón Jordi Pujol ‘español del año’; y convenció a los suscriptores de que sus padres habían combatido en la guerra por dar la corona al infante Juan de Borbón.
Luis María Ansón tiene algo que es de agradecer en un periodista que lleva escribiendo desde antes de dejar el colegio y es la capacidad de sorprendernos.
Ansón ofreció su casa a Juana Rivas y aseguró que Pablo Iglesias vive en un chalecito de clase media
Durante la investigación judicial a Iñaki Urdangarín escribió de éste: “Iñaki Urdangarín es un hombre inteligente, muy simpático, solidario siempre con los desfavorecidos. Los que le rodean, le quieren”. Y de su esposa añadió: “A su hija Cristina, Don Juan Carlos la educó siempre en la austeridad y la responsabilidad. Habla la Infanta fluidamente cuatro idiomas. (…) Ha trabajado durante cerca de veinte años en La Caixa como una empleada más y con un sueldo discreto”.
Si la monarquía de Ansón lo es de todos los españoles, los elogios del periodista caen sobre todos los políticos del arco parlamentario, salvo en los que la izquierda considera apestados. De Pablo Iglesias escribió (El Mundo, 9-IX-2020): “Es un profesor dotado de un notable equipaje cultural… Soporta ahora Iglesias una campaña de linchamiento público y, además, el acoso prolongado a su vivienda, que no es un casoplón sino un chalecito de clase media y a 40 kilómetros de Madrid”.
Las más dañinas causas ‘progre’ cuentan con la adhesión del periodista; la última, el feminismo. Se ofreció a acoger en su casa a la delincuente Juana Rivas. Y disculpa las aberraciones del feminismo (sus cuotas, su odio y sus discriminaciones), porque su hermana sufrió tanto cuando era joven… “¿Ahora hay exageraciones en el feminismo? Sí, pero lo acepto precisamente por todo lo que han pasado”. ¡Cómo se nota que no está en edad de que su mujer le denuncie por maltrato para quedarse con la custodia de sus hijos!
Algunos creen que si se convierten para la izquierda en lo que son los corgis para la reina de Inglaterra, los concejales rojos y morados les premiarán con una calle cuando fallezca.
Nuestras madres nos advertían contra los señores que nos ofrecieran caramelos. Querido lector, yo le advierto contra los periodistas de derechas que dan lametones a las izquierdas. Si no me hace caso, no se queje usted de que está cubierto de almíbar.