El informe de Open Doors revela la existencia de 380 millones de cristianos que sufren persecución severa.
El informe de Open Doors revela la existencia de 380 millones de cristianos que sufren persecución severa.

Los cristianos sufrimos persecución en varias partes del mundo. En algunos sitios son asesinados, en otros agredidos y maltratados o discriminados. Tampoco es mejor la situación en los llamados países occidentales donde el acoso es cada vez mayor.

Veamos. El informe de Open Doors conocido esta semana habla de 380 millones de cristianos que sufren persecución severa. Corea del Norte ocupa el primer lugar por 20º año consecutivo. 400.000 creyentes deben de vivir su fe en la clandestinidad bajo el riesgo de ser enviados a trabajos forzados o directamente ser ejecutados. ¿Por qué? El régimen les considera una “amenaza” para el sistema político y social. ¿Verdad que nos suena?

Algunas personas creen que La Sexta da información.

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En África la situación cada vez es peor. Esta misma Navidad en Nigeria han acabado con la vida de 50 cristianos. Boko Haram y los llamados pastores fulani perpetran ataques brutales con miles de muertos y desplazados. Las comunidades cristianas o han sido arrasadas o viven en pánico de ser devastadas.

Burkina Faso, Mali o Congo son otros de los países donde el islamismo radical practica la intolerancia más agresiva contra los cristianos. Tampoco es fácil la situación de nuestros hermanos cristianos en India o Pakistán donde los conversos sufren pena de muerte y la libertad religiosa brilla por su ausencia.

En América la situación es cada día más preocupante. México es uno de los países del mundo donde ser sacerdote o pastor cristiano es asumir un alto riesgo. Especialmente si levantan su voz profética contra el crimen y los abusos del narcotráfico.
En Nicaragua la dictadura de Ortega Murillo ha cerrado radios y universidades católicas, ha expulsado o encarcelado a obispos y sacerdotes católicos y cristianos y la incautado las propiedades de las organizaciones religiosas.

Mons. Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa (Nicaragua) expatriado por el régimen de Ortega-Murillo a la Santa Sede.

En Venezuela el número dos de Nicolás Maduro, Diosdado Cabello, ha arremetido esta semana contra la Iglesia. Dice que ha tomado nota de los mensajes que se lanzan en las homilías. Interpreta que cuando dicen que “María no tuvo miedo” están llamando a los creyentes a las calles. Así que anima a la Iglesia a presentarse a las elecciones. Discurso faltón.

En España la deriva es muy peligrosa. Ante una burla grave contra el Sagrado Corazón en plenas campanadas la respuesta del gobierno es anunciar la supresión del delito contra los sentimientos religiosos y la eliminación de que organizaciones como Abogados Cristianos puedan ejercer la acusación popular. ¿Estado de Derecho?, ¿cómo se puede defender el derecho constitucional a la libertad religiosa si su violación no tiene pena?

Pero han ido a por más. El alcalde socialista de Torrecaballeros, homosexual ‘casado’ con un hombre, ha pretendido recibir la comunión. Se la han rechazado porque obviamente es público que vive en pecado. Los medios laicistas ‘comecuras’ han tratado de ‘asesinar’ al sacerdote, al obispo y a la Iglesia en general. Afortunadamente el obispado respondió con un a nota clara y rotunda: no puede recibir la comunión por estar en situación de pecado, igual que si viviera con su novia sin estar casados. No se le niega la comunión por ser homosexual sino por vivir en pecado. Se acabó la polémica.

Pero las organizaciones LGTB han creído encontrar una nueva veta: las llamadas terapias de conversión. Han denunciado a siete diócesis por practicarlas. La respuesta de los obispados ha ido en línea con la ya manifestada por la Santa Sede: la Iglesia no apoya las terapias de conversión, sino que practica la acogida y acompaña a todos en su camino de conversión.

Porque los talleres denunciados en realidad no son sino testimonios de vida en la que algunas personas relatan lo que Cristo ha hecho en sus vidas y cómo Dios les ha transformado y les ha ayudado a descubrirse a sí mismos en su realidad más profunda: seres amados infinitamente por Dios que les quiere felices y plenos; sin rebajas.

Y la caridad siempre exige la verdad; porque nunca se podrá construir sólidamente sobre un deseo que no responde a la realidad.

Desgraciadamente es probable que el lobby mantenga su apuesta. Lamentablemente han percibido una cierta actitud tibia y timorata y eso les anima a seguir mordiendo. Sólo acabará cuando un liderazgo firme diga pública y rotundamente que la Iglesia defiende la verdad del Evangelio y que no dejará de hacerlo nunca o sencillamente no será la Iglesia de Cristo.

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