San Ignacio de Loyola
San Ignacio de Loyola

Uno de los personajes de la historia universal por lo que siento más admiración es San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús.

Tan valiente soldado español nació en las provincias vascongadas en 1491, por ser miembro de la nobleza era bien recibido en la Corte y luchó contra los franceses en el sitio de Pamplona donde recibió una grave herida en una pierna que lo obligó a guardar absoluto reposo durante un largo tiempo.

Algunas personas creen que La Sexta da información.

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Iñigo, que tal era su nombre de pila, pidió que le prestasen libros para matar el aburrimiento durante la pesada convalecencia.

Fue entonces cuando le dieron unas vidas de santo que en un principio aceptó con cierto desagrado para luego interesarse de tal modo que acabó haciéndose la gran pregunta que marcaría su destino: Si ellos pudieron…¿Yo por qué no?

Fue así como Iñigo comprendió que la santidad está al alcance de todos siempre y cuanto tengamos la humildad y coraje para conquistarla.

Y buscando la santidad fue como el 27 de septiembre de 1541, Iñigo y un puñado de valientes fundan una orden religiosa muy peculiar. Poseía toda la estructura militar que solamente podía haberle dado un antiguo soldado como era el caso de su fundador.

Ahora bien, aparte de la estructura militar, los jesuitas (así son conocidos los miembros de la Compañía de Jesús) se caracterizan por ser contemplativos en la acción ll cual, en buen romance significa: A Dios rogando pero con el mazo dando.

Mucho, muchísimo es lo que podríamos decir acerca de la benemérita orden religiosa más importante de la Iglesia. Una orden fundada por un Iñigo que, a partir de este momento, conoceremos como Ignacio de Loyola.

Sin embargo, lo poco que hemos dicho nos sirve de introducción para el tema que deseamos tratar.

Considerando el gran sentido práctico del Señor de Loyola así como el que los jesuitas suelen ser contemplativos en la acción a nadie debe extrañarle que San Ignacio haya dado vida a los popularísimos Ejercicios Espirituales.

Los Ejercicios Espirituales son una serie sistemática de meditaciones acerca de las verdades de la religión y acerca de la vida de Cristo.

Están redactados de tal modo que –junto con otras prácticas piadosas- influyen vigorosamente tanto en el intelecto como en el sentimiento de quienes los reciben.

Es así como se logra un efecto acumulativo y duradero que ayuda a que el ejercitante tome conciencia de quien es, para que lo ha creado Dios Padre y redimido Cristo, sus deberes de gratitud para con Dios, como protegerse de las continuas acechanzas del demonio y de cómo –a partir de ese momento- otra deberá ser su actitud ante la vida.

En esta época cuaresmal y estando ya muy cerca de la Semana Santa, en muchas parroquias, colegios y cofradías suele ser tradición que se impartan los Ejercicios Espirituales.

Un alto en la marcha, un viaje al interior de nosotros mismos, un conocimiento pleno de nuestras carencias y de cómo superarlas. Grande ayuda la que nos brindan los Ejercicios de San Ignacio.

Y lo más importante de todo: La conversión sincera que nace en el momento en que comprendemos todo lo que Cristo padeció por nosotros durante Su Pasión y Muerte.

Una Pasión y Muerte de la cual todos nosotros, por ser pecadores, somos responsables.

Ni duda cabe que San Ignacio de Loyola era un hombre con agudo sentido práctico que supo entender que –hagamos lo que hagamos- si no se da una sincera conversión, todo lo que emprendamos se vendrá abajo como un castillo de naipes.

Si no tenemos la suerte de asistir en estos días a unos Ejercicios Espirituales, vale la pena de adquiramos el libro no para leerlo de un trago sino más bien para meditarlo, tomar con ciencia de nuestra situación real y –lo más importante- tener la humildad y valentía para dar el gran paso de la conversión.

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Abogado, historiador y periodista. Editorialista de el Heraldo de México (1973-2003). Colaborador de varias revistas mexicanas y españolas. Corresponsal en México de la revista Iglesia-Mundo (1981-1994). Autor de 'La cruzada que forjó una patria' (1976); 'Forjadores de México' (1983); 'Los mitos del Bicentenario' (2010) e 'Isabel la Católica. Su legado para México (2013).