El presidente húngaro, Viktor Orban, y la canciller alemana, Angela Merkel.
El presidente húngaro, Viktor Orban, y la canciller alemana, Angela Merkel.

La canciller alemana en funciones Angela Merkel se encuentra todavía en negociaciones para formar una Gran Coalición con el partido socialista alemán (SPD) de Martin Schulz, y en este inicio de año ya ha tenido un susto.

La CSU, la marca del partido de Merkel (CDU) en Baviera, ha inaugurado su tradicional encuentro de año nuevo en el monasterio de Seeon con un invitado sorpresa: el presidente húngaro Viktor Orban.

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No sería extraño invitar a un mandatario extranjero, pero Orban, junto a los miembros del Grupo de Visegrado (Polonia, República Checa, Eslovaquia y Hungría) se ha convertido en el muro de contención y principal opositor en la Unión Europea a la política de acogida de refugiados.

La CSU también va a formar parte de las negociaciones para formar Gobierno, y ya ha afirmado por boca del presidente del partido en el Bundestag, Alexander Dobrindt, que esperan alcanzar esa coalición con los socialistas, pero «con un partido socialdemócrata que sepa deletrear las palabras seguridad y crecimiento, no con uno que sólo pueda sacar temas sociales del baúl de los recuerdos socialista».

Aconsejo a europa que respete a los gobiernos de los países miembros elegidos democráticamente, como en Hungría, y aumente el diálogo con sus gobernantes

«Siempre hemos sido partidarios de una Europa de naciones fuertes«, ha manifestado el presidente de la CSU, Horst Seehofer, rechazando así la propuesta que planteó Martin Schulz de unos «Estados Unidos de Europa», y apoyando las acusaciones de Viktor Orban de la deriva totalitaria de Bruselas.

«Aconsejo a las autoridades europeas que respeten a los Gobiernos de los países miembros elegidos democráticamente, como es el caso de Hungría, y aumenten el diálogo con sus gobernantes, que es como se entiende la gente», ha zanjado Seehofer.

Toda esta situación hay que entenderla dentro de los retos electorales con los que se enfrenta Alemania en los próximo meses. Las elecciones regionales están a la vuelta de la esquina y el auge de AfD, el partido de ultraderecha, parece que no se detiene.

Según las encuestas, recibiría el 14% de los votos, un punto más que en las elecciones generales de hace unos meses y por eso los líderes de la CSU han querido trazarle así líneas rojas a Merkel y a los socialistas: negociación en pensiones, alquileres y recorte de derechos de los inmigrantes.

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