Confundir sexo con género es cosificar a la persona, que tiene dignidad de hija de Dios.
Confundir sexo con género es cosificar a la persona, que tiene dignidad de hija de Dios.

Muy lamentablemente, la semana pasada fue trágica por el asesinato de mujeres y niños a manos de sus parejas o exparejas. Condeno rotundamente estos execrables asesinatos.

La izquierda, una vez más, en lugar de tomar medidas para solucionar el problema, lo que hace es inventarse un término, violencia de género, porque alrededor de ese concepto ha acuñado un pensamiento, puramente ideológico, cuyo objetivo no es otro que estigmatizar al hombre como un ser que es maltratador por su propia naturaleza. Es una forma más de atacar al matrimonio y a la familia, célula que quieren destruir a toda costa porque, en el panorama actual, prácticamente es el único sitio donde se defienden y se transmiten los valores y principios que la izquierda combate con todas sus fuerzas.

Algunas personas creen que La Sexta da información.

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Por cierto, las personas tenemos sexo y las cosas género.

La ministra de Igualdad hizo unas declaraciones en las que culpabilizó a la derecha de incitar a estos asesinatos.

Lo mínimo que se le puede pedir a una persona que tiene un cargo de altísima responsabilidad como es un ministerio, es que antes de hablar reflexione y piense un poco lo que va a decir. A este gobierno siempre le traiciona el subconsciente y pone en movimiento la lengua antes que el cerebro.

Vamos a ver, ministra; desde que existe el ministerio de igualdad, inútil organismo puramente ideológico, los españoles nos hemos gastado muchos millones de euros para anular lo que llamáis violencia de género. A pesar de las campañas publicitarias y las disposiciones legales publicadas, lejos de disminuir, este tipo de delitos ha aumentado de forma alarmante.

Ministra, ¿no le parece a Vd. que estos datos deberían ser motivo más que suficiente para reflexionar y hacer examen de conciencia para ver qué es lo que están haciendo mal?. No, ¿para qué? si es un tema puramente ideológico que lo único que persigue es denostar al hombre y por ende a la institución de la familia.

Además, ¿cómo tiene la cara dura de arremeter contra la derecha después de haber aprobado una ley, la famosa del “sí es sí”, que ha puesto en la calle a violadores y pederastas y que ha rebajado las condenas a otros muchos? Después de esto Vd. no tiene ninguna autoridad moral para criticar a nadie en estos temas. Repito, en lugar de mirarse el ombligo, mire dentro de su conciencia y, alejándose de los postulados ideológicos que encorsetan su cerebro, empiece a tomar medidas efectivas para rebajar el número de asesinatos.

Le doy alguna pista; deje de embotar las mentes vírgenes de los niños en los colegios enseñándoles a masturbarse y a iniciarse en el mundo de las relaciones sexuales de todo tipo y condición. No permita que supuestos formadores de los colectivos LGTBI den charlas a esos niños incitándoles a cambiar de sexo o imbuyéndoles la canallesca idea de que el sexo no tiene nada que ver con la condición con la que has nacido, sino que cada uno elige el sexo qué más le apetece.

En lugar de todas estas barbaridades, preparen programas en los que se enseñe a los niños y a los jóvenes a respetar la dignidad de la persona y a no tratar ni a la mujer ni al hombre como un mero objeto sexual, convirtiéndoles en cosas. Por eso hablan Vds. de género y no de sexo.

Lo que le voy a decir a continuación, ministra, sé que le va a sonar a chino, pero no quiero perder la oportunidad de aportarle nuevos conocimientos a su acervo cultural.

Como siempre, la Iglesia Católica es la mayor defensora de la persona, por eso en el número 107 del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia dice lo siguiente:

Toda la doctrina social se desarrolla, en efecto, a partir del principio que afirma la inviolable dignidad de la persona humana”.

Y en el número 108 establece:

Por haber sido hecho a imagen de Dios, el ser humano tiene la dignidad de persona; no es solamente algo, sino alguien”

Ministra, esa formación que tanto les gusta y que hace a los niños y jóvenes esclavos del sexo, junto con la adoración por el sexo, que tanto promocionan, y la pérdida de valores como la dignidad de la persona, son los auténticos culpables de los crímenes pasionales.

No busquen otros culpables, examinen en profundidad lo que están haciendo, olvídense de los temas ideológicos y corrijan la situación. Es posible.

Jose Ignacio Echegaray, Colaborador de Enraizados

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