Banderas nacionales en la sede de la ONU.
Banderas nacionales en la sede de la ONU.

Por Mamela Fiallo Flor*

Mientras la humanidad entera permanece encerrada para intentar salvar su vida por causa de la pandemia, la ONU pretende exigir a las naciones más vulnerables matar a los miembros más jóvenes de sus sociedades.

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No solo eso, a cambio de recibir ayuda humanitaria para combatir el coronavirus, la ONU exigía a las naciones más necesitadas cambiar sus respectivas constituciones para garantizar el aborto como derecho.

En el caso del Ecuador, por ejemplo, ha sido explícito. En la página 22 del “Plan de Respuesta Humanitaria COVID-19” de la ONU, uno de los objetivos del plan es “mantener la continuidad de la salud materna, neonatal e infantil y otros servicios de salud sexual y reproductiva durante la pandemia”.

Es decir, mientras la nación sudamericana lucha por salvar la vida de sus ciudadanos en medio de la pandemia del coronavirus, la ONU exige matar a quienes protege la Constitución del Ecuador y la de todos los países en la región que adhirieron al Pacto de San José.

Para Martha Cecilia Villafuerte, candidata a la vicepresidencia del Ecuador, la ONU ejerce un «chantaje económico» al aprovecharse de las necesidades de los países.

Respecto a la administración de los fondos, el parlamentario ecuatoriano Héctor Yépez cuestionó el uso de los tres millones de dólares asignados para el aborto. Increpó tanto al Canciller como al ministro de Salud para que se hicieran públicas las cifras de abortos realizados por violación en el país y dejó al descubierto que dichos números no existen, por ende, no habría transparencia en el uso de dichos fondos.

Desde la sociedad civil, sobre todo mediante la colecta de firmas, también se aportó en el sentido de presionar para la remoción del polémico comentario. CitizenGO, por ejemplo, fue crucial para lograr retirar el párrafo en la Comisión de Población y Desarrollo de la ONU, donde hacía alusión garantizar el aborto en el 2030.

«La ONU no debería usar esta crisis como una oportunidad para avanzar en el acceso al aborto como un ‘servicio esencial’», dijo John Barsa al Secretario General

A nivel institucional, en cambio, la ONU se ha enfrentado a la resistencia de Donald Trump en la Casa Blanca y de Jair Bolsonaro en Brasil, quienes respaldaron al grupo africano ante el plan de control de población de la ONU.

«La ONU no debería usar esta crisis como una oportunidad para avanzar en el acceso al aborto como un ‘servicio esencial’», le dijo el administrador interino de la Agencia Internacional para el Desarrollo (USAID) de Estados Unidos, John Barsa, al Secretario General de la ONU.

Bajo el liderazgo del presidente Donald J. Trump, Estados Unidos ha dejado en claro que «nunca nos cansaremos de defender la vida inocente». El presidente Trump dijo en su discurso ante la 74a Asamblea General de la ONU que la ONU simplemente no tiene «por qué atacar la soberanía de las naciones que desean proteger la vida inocente». De hecho, las Naciones Unidas no deberían intimidar ni coaccionar a los Estados miembros comprometidos con el derecho a la vida. Utilizar la pandemia de COVID-19 como justificación para presionar a los gobiernos a cambiar sus leyes es una afrenta a la autonomía de cada sociedad para determinar sus propias políticas nacionales sobre la atención de la salud. Estados Unidos apoya a las naciones que se han comprometido a proteger a los no nacidos.

Durante su presidencia, Trump fue el primer mandatario en la historia de EE. UU. que asistió a una marcha por la vida. Además, retiró fondos públicos de la experimentación con fetos. Y, como promesa de campaña, para las elecciones del 2020, prometió proteger a los sobrevivientes de abortos, niños que nacieron vivos.

Como el aborto es legal en EE. UU., basta que sea la voluntad de la madre que el niño o niña muera para que los médicos no puedan atender a los bebés que nacen vivos luego de un aborto –esto aplica sobre todo en abortos realizados a partir del sexto mes de gestación–. Es decir, se practica abiertamente el infanticidio.

Trump pretende revertir este fenómeno y proteger a todo bebé recién nacido. Lo haría mediante un decreto ejecutivo. Pues hasta ahora los legisladores demócratas han votado mayoritariamente en contra de toda iniciativa que busca proteger a los recién nacidos, luego de un aborto fallido.

Es que queda claro que cada día el Partido Demócrata radicaliza más su postura proaborto. En varios Estados, donde los demócratas tienen mayoría, han legalizado el aborto incluso hasta el nacimiento.

Vale mencionar que este partido está buscando que sus políticas proaborto se extienden más allá de sus fronteras. Una presidencia demócrata en EE.UU. afectaría no solo a los niños por nacer en su país sino también en la región.

Pues, en caso de ganar, Joe Biden anunció que revocaría la llamada “política Ciudad de México”, que impide usar el dinero recaudado mediante los impuestos de los ciudadanos de EE.UU. para efectuar abortos en países del tercer mundo.

Por ello, la doctora Deirdre Byrde, ex médico del ejército y oradora en la Convención Nacional Republicana, ha afirmado: «Biden-Harris son la dupla más anti-vida de la historia, apoyan incluso el horror del aborto tardío y el infanticidio».

La dupla republicana Trump-Pence le ha puesto el freno al avance del progresismo y vela por las vidas de los más desprotegidos en todo el mundo

Es una dura afirmación que quedó constatada en el primer debate entre los candidatos a la vicepresidencia. Desde allí, Kamala Harris declaró públicamente su apoyo por la legalización del aborto.

Por otro lado, también es fundamental comprender cómo la dupla demócrata ha demostrado ser funcional a la agenda globalista de control de población.

En contraste, la dupla republicana le ha puesto el freno al avance del progresismo y vela por las vidas de los más desprotegidos en todo el mundo.

Más allá del plano estrictamente norteamericano, y tomando en cuenta también lo que sucede en este gran país, queda claro que si la pandemia ha servido para algo ha sido para constatar la ideologización de los organismos internacionales.

Estos organismos, con la ONU a la cabeza, nos piden sacrificar nuestra libertad a cambio de cuidar de nuestra salud, mientras exigen que médicos que juraron salvar vidas sean quienes maten a los integrantes más pequeños e indefensos de la sociedad: los niños por nacer.

* Este artículo forma parte de ‘Pandemonium II: La cura’Mamela Fiallo Flor es investigadora política

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