HazteOir.org ha mostrado su carácter combativo con sus autobuses que dan la batalla cultural.
HazteOir.org ha mostrado su carácter combativo con sus autobuses que dan la batalla cultural.

Dice el Diccionario de la Real Academia Española que ‘combativo’ es aquel que está ‘dispuesto o proclive al combate, a la contienda o a la polémica’.

A veces me encuentro con personas buenas, católicas, de Misa frecuente, gente de bien, a las que les escandaliza el estilo provocativo de HazteOir.org y, en general, les espanta cualquier acción que, aún defendiendo valores que comparten, consideran demasiado beligerantes. Si quieren que sea más clara, les asustan los autobuses de HazteOir.org.

Algunas personas creen que La Sexta da información.

Suscríbete a Actuall y así no caerás nunca en la tentación.

Suscríbete ahora

En definitiva, hay bastantes católicos que ponen en duda que se pueda ser católico fiel y practicante y, a la vez, combativo. Parece que el creyente en Cristo tiene que ser una persona extremadamente tolerante que sólo apuesta por el diálogo y rehuye la confrontación por ser contrarias al Evangelio.

Y como yo soy católica practicante y no sólo trabajo en HazteOir.org (que, por cierto, es una entidad civil, a la que pertenecen y apoyan católicos y no católicos, incluidos agnósticos) sino que soy su cara visible con mucha frecuencia, me he decidido a responder a las críticas y acusaciones gracias, una vez más, a la hospitalidad de Actuall.

La historia de la Iglesia y el mismo Evangelio nos enseñan que nuestro Señor no era precisamente un blandito ni un melifluo que entablara relaciones diplomáticas con Herodes en vísperas de la crucifixión. Los mercaderes del templo de Jerusalén tuvieron ocasión de comprobar la combatividad del Señor, quien no dudó en calificar a los fariseos de “raza de víboras” y “sepulcros blanqueados”. 

¿Se pasó tres pueblos Jesucristo cuando echó a los mercaderes del templo a latigazos, cuando se negó a contestar a Herodes o cuando le cantó las verdades del barquero a los fariseos? ¿Se olvidó que era Dios por unos instantes y dio rienda suelta a un monumental enfado?

Pues evidentemente no. El Dios que es amor, hecho hombre, no cambia ni cae en la tentación de insultar ni de odiar. Tampoco renunciaron a decir las verdades los profetas, los santos o los mártires. A costa, por cierto, de perder su vida. ¿Qué le hubiera costado a Juan el Bautista mirar para otro lado en lugar de reprochar a Herodes que se hubiera ido a vivir con su cuñada? ¿Y a santo Tomás Moro dar la razón a Enrique VIII quitando importancia a sus caprichos?

No se pierdan estas dos frases del padre Ayala: “La señal más inequívoca de que trabajamos con eficacia es que nos combaten rudamente”. Y “el odio de los enemigos da la medida del daño que les hacemos”

En estos días navideños he concluido la lectura de Defensores de la fe, un libro de Charles P.Connor (Homo Legens, 2013). Sin duda, entre sus mejores páginas están las escritas por el embajador de Hungría ante la Santa Sede, Eduardo de Habsburgo, autor del prólogo a la edición española. “Parece que los mártires se han vuelto muy poco populares”. Y señala, con notable acierto, que, “muy a menudo, a los ojos del mundo, los mártires sufrieron por algo más que su fe”. Y recuerda los casos de Tomás Moro, ajusticiado por “alta traición”; o del cardenal húngaro Mindszenty, quien era “un incordio para el régimen comunista”.

Para mi satisfacción, el sacerdote Ángel Ayala (el jesuita fundador de la Asociación Católica de Propagandistas, la ACdP), en su magistral obra Formación de selectos (que, por cierto, no ha perdido actualidad a pesar de haber sido escrito en la década de 1930), recomienda realizar acciones de lo más combativas, como “declarar el boicot a las casa [empresas] que se anuncian en periódicos anticlericales”. 

Y ante un espectáculo contrario a la religión o simplemente obsceno el audaz jesuita lo tiene claro: exigir que se cumplan las leyes, protestar ante la autoridad, como quien exige su derecho, con tenacidad y energía,acudir a la prensa “hablando recio, para que se entere todo el mundo”. 

Y no se pierdan estas dos frases del padre Ayala: “La señal más inequívoca de que trabajamos con eficacia es que nos combaten rudamente”. Y “el odio de los enemigos da la medida del daño que les hacemos”.

Por cierto, que los herederos del padre Ayala, los miembros de la ACdP de nuestros tiempos, dirigidos dignamente por su presidente, Alfonso Bullón de Mendoza, por hacerse presente, de forma provocativa y audaz, en las calles de nuestras ciudades, con dos magníficas iniciativas: Vividores.org (que denuncia la ley de eutanasia) y la felicitación navideña en forma de carteles, marquesinas y decoración de autobuses con la frase “¿Sabes cuál es el BULO más repetido estos 2.000 años? Dios NO existe”.

En definitiva, no se dejen engañar. La caridad no está reñida con la combatividad. Es más, denunciar públicamente y con contundencia los ataques contra la dignidad y los derechos fundamentales de las personas es un acto de caridad y de servicio a la verdad. Siempre, naturalmente, con respeto y consideración hacia las personas que no comparten nuestras creencias y convicciones y que, incluso, nos odian. 

Comentarios

Comentarios