Pretenden blanquear la pederastia como
Pretenden blanquear la pederastia como "sexo consentido"

Se ha estrenado recientemente la película “Secretos de un escándalo”, que quiere plantear el dilema moral que surge, de la relación sexual de un chico de trece años con una mujer de treinta y seis.

Se adivina la intención en los creadores de prevenir la resistencia inicial que la historia pueda suscitar. En primer lugar, el menor es un chico. La película tendría una mayor oposición si fuera una niña la seducida. En segundo lugar, la trama transcurre veintitrés años después de los hechos, por lo que no aparecen escenas del menor. Eso evitará que puedas evocar la imagen de tu hijo, sobrino o nieto.

Algunas personas creen que La Sexta da información.

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De esta manera la píldora es servida con el postre y, una vez sumergidos en la trama, el principio activo hace su efecto: Se muestra un intercambio en la esperada madurez de ambos. Es el niño quien aporta el perfil maduro, mientras ella es de carácter inocente.

Con ese planteamiento podría surgir en el espectador la pregunta: ¿por qué no aceptar la relación? Parece que no es necesario proteger al menor y además no hay mala intención del adulto. Y estamos hablando de trece años, no es un chico de nueve.

Este enfoque no es novedoso y sigue los pasos de otras creencias sociales que dejan de ser inmorales. Se empieza siempre planteando un fino resquicio para una aceptación racional y una vez abierta la grieta, con el tiempo la creencia se desmorona.

Probablemente en unos años surgirá un eufemismo que sustituya al término pederastia, como por ejemplo “relación intergeneracional consentida”. La maquinaria está en marcha hacia su aceptación como derecho ante cualquier supuesto. Pero ¿queremos realmente que eso ocurra?, ¿qué hacemos para evitarlo?

C.S. Lewis argumentaba que el rechazo de los valores universales de la ley natural conduce a la “abolición del hombre”, es decir, a la pérdida de la esencia humana. La aceptación social de la pederastia se percibe como un ejemplo de esta pérdida. La conclusión es clara: es crucial mantener los ojos abiertos, ya que a través del entretenimiento somos más vulnerables que nunca a la manipulación. La preservación de los valores tradicionales se vuelve más esencial de lo que podríamos creer.

Guillermo López-Alonso González

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